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Mostrando las entradas de diciembre, 2011

Guerrillero, ¡desmovilízate!

Querido Guerrillero, Te escribo desde donde me encuentro muy lejos de mi mamá, de mi papá y de mi hermana menor, el día antes de navidad. Te escribo con el corazón en la mano y con un poquito de lágrimas en los ojos (porque la lloradera de mi mamá es contagiosa). Te escribo virtualmente porque tengo la esperanza de que tengas acceso a internet en algún momento (vamos, es el siglo XXI después de todo). Te escribo para invitarte a que te desmovilices. Yo nací en medio de esa guerra. Digo "en medio" y me refiero tan sólo a un medio temporal, mas no a un medio geográfico. Pero desde que nací vengo oyendo de ti, de ustedes, de todo tipo de grupos de izquierda que quieren derrocar al gobierno. Cuando la guerra se declaró hace más de 60 años, cuando la izquierda se rebeló y se paró contra el gobierno, en ese entonces, como me contaba mi abuela, en ese entonces la idea tenía sentido. Yo no le quito importancia a la Izquierda. Es necesario, vital, imprescindible que la Izquierda

Me fui de compras

Si estás leyendo esto en tu casa (y no me refiero a las 4 paredes dentro de las que duermes, sino a tu casa, a tu ciudad, a tu país, a tu cultura) quizá no entenderás la felicidad que me dio a mi, a Honey y a mi amiga paisa que vive en Hamburgo encontrar esto en un supermercadito asiático  en Kiel . Quizá se puede comparar con la felicidad que siente un costeño con sed cuando se encuentra -con tiempo y con los dos mil pesos- frente a frente con el carrito de raspao, con ese pito cuiqui-cuiqui que invade a Barranquilla en medio de su silencio . Quizá se puede comparar con la felicidad que podría sentir un paisa cuando el queso y la mantequilla se derriten perfecto sobre (¿o dentro de?) la arepa. Quizá se puede comparar con la felicidad que podría sentir un cachaco cuando se termina de tomar un tinto, o un periquito, o una aromática, sin que se haya enfriado. Quizá se puede comparar con la felicidad de un caleño cuando se toma un vasado de lulada helada. Quizá se puede compara

El ronroneo de mini-motor de un gato tratando de acomodarse

Habiendo crecido en la costa caribe de Colombia, donde las temperaturas bajan a unos extremos impensables de 25ºC y suben a unos deliciosos 45ºC en los veranos más calientes, uno se acostumbra a disfrutar del silencio en el ruido. A las 9 de la mañana pasa el señor ofreciendo comprar chatarra y electrodomésticos viejos, a las 9:30 pasa el señor vendiendo frutas, cada 10 minutos pasan los buses (especialmente el Ruta 3, que fue el que Betty me enseñó a coger en caso de que algún día me perdiera y no supiera cómo llegar a casa), los carros que vienen y van, las motos que van y vienen, la gente que vive, que habla, que ríe, la palenquera que vende matrimonio y alegría a las 4 de la tarde, el pito del raspao, las campanillas de las paletas - esos ruidos son el silencio de Barranquilla. Nosotros los costeños no dormimos bajo el silencio de la noche como los cachacos, oyendo el titilar de las estrellas, sino bajo el ronroneo de mini-motor de un gato tratando de acomodarse. Así lo describía

¿Por que todo tiene que ser tan sexual?

Todos cometemos errores cuando aprendemos un idioma nuevo. Eso es normal. En mi experiencia, la gente que habla mi idioma extranjero como lengua materna es gentil y paciente. Lo que pasa es que yo, estee, bueno, yo soy especial. Ya verás, yo no sufro de pena hablando un idioma nuevo, y por eso cometo unos errores que, estee, bueno, cómo te dijera yo... Mira por ejemplo lo que me pasó en Tailandia. El tai es el idioma más difícil que he aprendido en mi vida. Ellos tienen 46 grafemas (símbolos, letras, por así decirlo) y 10 "tildes" que, combinados, hacen más de 100 fonemas (sonidos). No es como nosotros: nosotros le asignamos un fonema a cada grafema, de modo que tenemos tantos sonidos como letras (bueno, eso no es precisamente cierto con la j y g , pero entre la ll y la y se compensa, ¿no?). No es igual de fácil con el inglés porque ellos tienen vocales cortas y vocales largas y eso es un desastre. Con el tai yo tuve éxito porque me aprendí poquitas frases, pero aquellas