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Mostrando las entradas de junio, 2013

Ya no más apología al crimen, ya no más estereotipos marxistas, ya no más realismo programado

Confieso que uno de mis planes preferidos es sentarme con mi esposo a ver televisión. Confieso, además, que lo hacemos con frecuencia - sobre todo por temas de clima: cuando hace frío nadie quiere salir, y teniendo en cuenta que aquí en Kiel hace frío 8 meses del año, ajá - tenemos mucho tiempo para ver televisión. En televisión alemana vemos programas culturales. Nos encanta, sobre todo, conocer las cosas malas de Alemania que hasta a los mismos alemanes les molesta. Ya hasta podemos más o menos definir de dónde es la persona por su forma de pronunciar "yo" ( ich ) o por los insultos que usa. En "televisión" por internet estamos al día con todo lo que está de moda: Game of Thrones, Breaking Bad, The Big Bang Theory, Arrow, Vikings, Grey's Anatomy, Dexter, Lost, Prison Break... Y en televisión colombiana... ay dios... veíamos el noticiero, pero nos cansamos de ver la tragedia que es vivir en Colombia. Y yo la verdad me cansé de estar temiendo por la vida d

¿Fiesta o viaje?

Cuando cumplí 15 años - hace 15 años - lo único que quería era una fiesta en el Country Club, con 300 invitados, con un vestido rosado de princesa, de esos exagerados, un anillo de diamante (chévere que hubiese sido tipo herencia de alguna de mis abuelas, pero ni la una ni la otra son fans de los diamantes, entonces ajá - estaba dispuesta a sacrificarme y recibir un anillo de diamante nuevo), y mariachis a la media noche, que me cantaran que soy la niña bonita de mi papá. Y así todos viviríamos felices y comeríamos perdices. Algunos meses antes de mi cumpleaños, mi papá se sentó conmigo muy serio y me preguntó, "¿Qué prefieres: una fiesta que cueste mucho y que te dure unas horitas una noche, o un viaje que cueste lo mismo, pero que dure un mes y la experiencia toda la vida?" Yo dije muy claramente, "Una fiesta." Y él dijo, "Estoy de acuerdo. Te vas a Europa." Por eso siempre que hablo de mi viaje a Europa digo que me mandaron a Europa . Pobrecit

La redundancia necesaria de volver a re-aprender a manejar

Y por eso fue que decidimos que ya era hora de sacar mi pase alemán: porque nos dimos cuenta, después de tres años, de que el plan a largo plazo sí era quedarnos en Alemania. Eso lo sabíamos incluso antes de venirnos, pero ese no es el punto. Entonces, como dije, nos llegó el momento de homologar mi pase colombiano y mi pase internacional para poder manejar aquí. Pero vamos: es Alemania. No hay nada fácil ni rápido. No hay nada que no funcione sin burocracia y procesos y procedimientos. 1. Traducir el pase internacional - que ya viene traducido oficialmente al alemán. Sí. Traducirlo de nuevo al alemán. 2. Traducir mi pase colombiano - que ya está oficializado mediante el pase internacional, que ya viene traducido oficialmente al alemán. Sí. También este hay que traducirlo. 3. Registrarme en una academia de conducción. 4. Registrarme para el examen teórico. 5. Estudiar como loca para pasar ese examen. Pero hay mucho que puede salir mal... y en efecto sale mal. Como por ejemp