Dear Mami, te escribo apenas ahora, cuando mi día ya está acabando, y siendo plenamente consciente de que no te he llamado, porque no me ha alcanzado el día para nada. Como si tu no supieras de lo que se trata esto de ser mamá nueva. Son las 6:51 de la tarde, y el bebé se acaba de dormir. Aprovecho mientras Honey está ocupado decidiendo qué vamos a pedir de cena para escribirte una carta de Happy Mother's Day. Para ti solita, pero compartida con el mundo porque tu mereces ser compartida con el mundo - aunque eso me llene de rabia y envidia. Desde que yo era chiquita, mis amigas todas decían que tu eras la mejor mamá, la chévere, la que a todo decía que sí - además, la que siempre tenía tiempo para mi, porque "el chofer" eras tu. Si tan solo ellas hubieran sabido lo encartoso que era tener una mamá "con tiempo" para que estuviera sentada en el comedor mientras yo hablaba por teléfono con... este... amigas. Cuando dictabas clases en El Pinar esas niñas todas
a veces, por mucho que intentemos, es imposible sacarnos la realidad de la cabeza...