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Mostrando las entradas de julio, 2012

Regalos

Antes de viajar a Colombia, hice un listado de cosas que quería llevar de regalo a mis papás y suegros. Complacida con mi listado, salí de compras: trufas, con y sin licor, un set de plumero y papelitos marcados con Kiel, y otro detalle tipo-oficina. Claro que además pregunté qué debería llevar - Inicialmente la respuesta de todo el mundo fue, "Nada," "No te preocupes," "Tráete tu misma," "No te encartes con bobadas." Pero después empezaron a llegar los mensajes. Terminé llevando: - Las trufas caras, porque ya las había comprado - Chocolates milka , de los baratos - Mostaza - Sardinas enlatadas - Pescados - Un patito de caucho - Crema hidratante para la cara - Crema hidratante antitranspirante para las manos - Protector solar - Pañuelos desechables de Hello Kitty (porque mi tía los colecciona) - Party Poppers Suena raro. Muy raro. Pero cuando cuento que cuando mi mamá viene me trae galleta griega, galletas festival de limón

Más nunca me vuelvo a casar

Este cuento de casarse es un complique. Hubo muchos momentos en los que seriamente pensé cancelar el matrimonio y simplemente ir a una notaría, firmar un documento y salir casada. Pero por ese cuento de cumplir con el protocolo no se canceló nada y nos casamos por la iglesia. La experiencia fue... fue... bueno, fue toda una aventura. Y por eso presento el listado de las 5 razones por las que más NUNCA me vuelvo a casar. 5. Encontrar un vestido que sea bonito, que no cueste un ojo de la cara, que sea nuevo, que sea blanco, que no me haga ver gorda, que me quede bien, que me esconda los mondongos, que me haga ver alta, que tenga detalles únicos, que sea liso y sin decoraciones exageradas, que me guste, que le guste a Honey, y que pase para el tipo de evento, es una misión casi imposible. Es más, es una misión que se logra sólo una vez en la vida. Yo lo encontré - y como no quiero buscar porque no voy a poder encontrar un vestido mejor, más nunca me vuelvo a casar para no buscar vestido

Se acabó el semestre

Se acabó el segundo semestre de la maestría, y si ya antes lo había dicho ahora lo reitero: esta maestría está hecha a mi medida. Por fin logré leer literatura fuera de la americana a la que le encontré valor - y aprendí muchísimo. Una de las peores cosas - si no es que es la  peor - de estudiar literatura es que no queda tiempo para leer por diversión. Durante el semestre estoy corriendo para ponerme al día con la lectura que viene esa semana, y durante las vacaciones estoy corriendo para leer lo que toca el semestre entrante; si no lo hago así, no alcanzo a leer todo lo que hay que leer. Este semestre que pasó leímos 5 novelas (300 páginas en promedio), 7 cuentos cortos, dos obras de teatro (técnicamente sólo una, porque la otra fue Macbeth, que como ya la había leído en el colegio, pude ahorrarme la lectura por segunda vez...) y 15 artículos académicos. Y si eso no suena suficientemente pesado, toca aclarar que este semestre duró sólo 13 semanas. Creo que los alemanes deben recons

Las ventajas de ser bruta

Confieso que formo parte de las víctimas de la sociedad que nos bombardea con esquemas específicos de la intelectualidad a través de los cuales la inteligencia es un ideal. Es una tragedia, en un mundo como este, ser inteligente. Y por eso les comparto mi listado de las ventajas de ser bruta: 1. No piensan a la hora de escribir. Qué chévere ser bruta porque no se preocupan por qué deben escribir, cómo se debe escribir, y qué hacer para que la lectura sea buena y fluida. Al contrario, las brutas se sientan al frente de cualquier computadora a revisar su facebook y de vez en cuando cambian de pestaña, a Word, y teclean la primera palabra que se les venga a la cabeza - y luego otra, y otra, y otra. Y al final, como son brutas, no se dan cuenta de la brutalidad que escribieron, sino que se sienten como genios. Qué delicia ser bruta. 2. Cuando van a los almacenes no pierden horas comparando precios, marcas ni calidad, porque somo son brutas compran lo primero que se les pasa por en fren

El punto intermedio

Yo creo que voy a ser la peor mamá del mundo - voy a forrar a mi hijo en ese papel de empaque con burbujitas y lo voy a encerrar en un cuarto forrado con foamie para que nunca le pase nada. El problema con eso es que nunca le va a pasar nada - nada . Nunca va a tener amigos, nunca va a practicar deportes, nunca va a viajar alrededor del mundo. Pero tampoco nunca se va a accidentar, nunca nada le va a doler, nunca nadie la va a romper el corazón. Nada. Pero es que tiene que haber un punto intermedio. Tiene que haber algo entre no-sales-nunca-porque-te-vas-a-morir y haz-lo-que-te-venga-en-gana. Cuando mi hermana era chiquita - bueno, chiquita ni tanto, ¿tendría 16 o 17 años? - ella quería ir a un bar/discoteca toda rara donde pasaban cosas. Cosas buenas y cosas malas. Había buena música, habían malas drogas. Había gente chévere, había gente bélica. Había  de todo. Cocteles súper ricos y licor adulterado. Y mi mamá la dejaba ir. Y mi hermana hoy, 5 o 6 años después, está bien. Segur