Querido Esposo, anoche me quedé dormida. Y creo que te molestaste. Ya ves, por fin logré que sacáramos el tiempo para hacer algo juntos, los dos, y yo me quedé dormida. Full barro. Por fin los dos niños se quedaron dormidos temprano para que tu y yo pudiéramos hacer algo que hace tiempo te estoy pidiendo que hagamos, y yo me quedé dormida. Finalmente el universo conspiró a nuestro favor para que tu y yo estuviéramos despiertos y desocupados el mismo día, a la misma hora, y yo me quedé dormida. No me terminé la película. La película que YO me quería ver y que más o menos te obligué a ver (o sea, te la hubieras visto de todos modos algún día, pero ajá). Empezamos la película, los dos con los celulares de lado, los dos parándole bolas al tema, los dos así como encarretados - o al menos empezando a encarretarnos. Y yo me quedé dormida. Pero ven te explico qué fue lo que pasó. Yo vivo atenta. Las 24 horas del día estoy atenta. Sobre todo ahora, que nuestro segundo hijo (de 7 meses
a veces, por mucho que intentemos, es imposible sacarnos la realidad de la cabeza...