A mi me gusta el fútbol cada cuatro años - lo confieso abiertamente y sin pena. Cada cuatro años me vuelvo hincha de la Selección Colombia y disfruto de los goles (cuando los veo sin que me avisen, que es casi nunca). Pero la verdad es que, más allá del fútbol y la fiebre mundialista, lo que me gusta es como de repente todo el mundo está mentalizado en total sintonía: fútbol, football, soccer, Fußball, futebol. Cada cuatro años, todos sabemos de rankings y de jugadores famosos; cada cuatro años, hay 32 países afortunados que de repente cobran fama - hay que vernos a mi esposo y a mi reconociendo las banderas de todos los participantes, y yo, para intelectualizar la cosa, los localizo en el mapa de la cocina y recuerdo sus ciudades capitales. Confieso, y esto sí con un poco de vergüenza (ok, FUL vergüenza), que no conocía la bandera de Portugal hasta que empezamos a llenar el álbum del mundial (que mi amiga Ana no se entere, por favor). Es chévere ver cómo, cada cuatro años, el plan e
a veces, por mucho que intentemos, es imposible sacarnos la realidad de la cabeza...