Se dice que el poeta cubano José Martí dijo que en la vida hay que hacer tres cosas: sembrar un árbol, escribir un libro, y tener un hijo.
Yo conozco esta frase desde que tengo 16 años, porque cuando publiqué mi primer libro, "No Soy un Ángel," me la restregaron por primera vez. Claro que Martí dijo escribir, no necesariamente publicar. Y eso fue un poemario, entonces ajá - yo nunca estuve segura si contaba o no. Entonces durante mi estadía en Tailandia escribí mi novela, mi opera prima, mi mejor trabajo - pero me robaron la computadora en Bogotá y junto con ella mi libro. Pero ya estaba escrito, y eso fue lo que Martí pidió, entonces ajá - libro, check.
En mayo taché otro ítem de la lista. Tuvimos un evento en la universidad en el que, para conmemorar el trabajo conjunto de la presidencia de la universidad con el centro de posgrados, sembramos un árbol. Fue trabajo en equipo, pero eso cuenta. Ya sembré un árbol. Check.
Me falta solo lo más difícil. Lo más complicado. Lo más serio de todo. Porque el libro fue una experiencia genial, dura y compleja, pero es algo que puedo esconder en lo más profundo de mi pasado, o abajo de la cama de ser necesario. El árbol requiere cuidado, pero hay mucho que hace la naturaleza: con que me asegure de que semanalmente tenga agüita todo bien. Y maybe durante el invierno asegurarme de que haya alguito de abono o algo. Pero yo solo me aseguro de asegurarme, porque todo el trabajo lo hace el jardinero de la universidad.
El tercero, tener un hijo, es una enorme responsabilidad. ¿Cuánto está uno preparado para ello? ¿Cuándo es uno suficientemente mayor? ¿Cuándo hay suficiente estabilidad financiera? Nunca. Al menos para mi nunca. Incluso en Alemania, donde tener hijos es gratis y encima le pagan a una por tenerlos.
Pero ajá - parece que ya la naturaleza dijo que estoy preparada porque mira:
Tengo una masa de células del tamaño de un garbanzo anidándose en mi útero, formando manitos y piecesitos y orejitas y ojitos - y sí, todo en diminutivo porque todo es chiquitico todavía.
OMG, voy a ser la mamá de alguien. Por eso, por este shock, fue que no publiqué la semana pasada. Porque estaba en citas médicas, en dolores y mareos y náuseas y todas las cosas "hermosas" (¡HORRIBLES!) que rodean el principio de un embarazo. Y estaba lentamente cayendo en la cuenta de que, OMG, voy a ser la mamá de alguien...
Así que ahí están los hitos de Martí marcando mi vida. Ya hice lo del árbol, ya hice lo del libro, y ahora estoy haciendo la otra cosa que falta. Y la estoy haciendo, literalmente.
Yo conozco esta frase desde que tengo 16 años, porque cuando publiqué mi primer libro, "No Soy un Ángel," me la restregaron por primera vez. Claro que Martí dijo escribir, no necesariamente publicar. Y eso fue un poemario, entonces ajá - yo nunca estuve segura si contaba o no. Entonces durante mi estadía en Tailandia escribí mi novela, mi opera prima, mi mejor trabajo - pero me robaron la computadora en Bogotá y junto con ella mi libro. Pero ya estaba escrito, y eso fue lo que Martí pidió, entonces ajá - libro, check.
En mayo taché otro ítem de la lista. Tuvimos un evento en la universidad en el que, para conmemorar el trabajo conjunto de la presidencia de la universidad con el centro de posgrados, sembramos un árbol. Fue trabajo en equipo, pero eso cuenta. Ya sembré un árbol. Check.
Me falta solo lo más difícil. Lo más complicado. Lo más serio de todo. Porque el libro fue una experiencia genial, dura y compleja, pero es algo que puedo esconder en lo más profundo de mi pasado, o abajo de la cama de ser necesario. El árbol requiere cuidado, pero hay mucho que hace la naturaleza: con que me asegure de que semanalmente tenga agüita todo bien. Y maybe durante el invierno asegurarme de que haya alguito de abono o algo. Pero yo solo me aseguro de asegurarme, porque todo el trabajo lo hace el jardinero de la universidad.
El tercero, tener un hijo, es una enorme responsabilidad. ¿Cuánto está uno preparado para ello? ¿Cuándo es uno suficientemente mayor? ¿Cuándo hay suficiente estabilidad financiera? Nunca. Al menos para mi nunca. Incluso en Alemania, donde tener hijos es gratis y encima le pagan a una por tenerlos.
Pero ajá - parece que ya la naturaleza dijo que estoy preparada porque mira:
OMG, voy a ser la mamá de alguien. Por eso, por este shock, fue que no publiqué la semana pasada. Porque estaba en citas médicas, en dolores y mareos y náuseas y todas las cosas "hermosas" (¡HORRIBLES!) que rodean el principio de un embarazo. Y estaba lentamente cayendo en la cuenta de que, OMG, voy a ser la mamá de alguien...
Así que ahí están los hitos de Martí marcando mi vida. Ya hice lo del árbol, ya hice lo del libro, y ahora estoy haciendo la otra cosa que falta. Y la estoy haciendo, literalmente.
Bueno, tú vas a ser mamá de alguien... pero lo más sorprendente es que Irene va a ser abuela de alguien!.
ResponderBorrarAnyways, Congratulations y enséñale a tu hijo a sembrar más árboles. :D
Ah carajo!!! Muchas felicitaciones Nat! De verdad que bueno, una sorpresota, mil abrazos y pues recuerda, todo niño viene con un pan bajo el brazo (O al menos eso decía mi abuela)
ResponderBorrarFelicitaciones a Irene también!
Sr. José Martí y Sr. Ariel Avila: Yo debo agradecerles a nombre de toda mi familia porque gracias a sus comentarios y exigencias, tengo la oportunidad de celebrar que Natalya está cumpliendo con sus tareas. Estoy feliz, entusiasmada y agradecida.
ResponderBorrarPD: No sé cómo hace Natalya para definir los temas de su blog, aprovecho para sugerir que escriba "¿Cómo será ser nieto/a de Irene? ¿Se imaginan..?
Ahhhhhhhh \o/ Pero que rico Natalya. Felicitaciones a la familia por el nuevo miembro. Disfruta cada cosa porque aunque hayan más embarazos dicen que ninguno es igual.
ResponderBorrarUn abrazo.