Claro que los padres primerizos estamos muertos del miedo todo el tiempo. Es nuestro nuevo status quo y modus operandi desde que el bebé primero abrió los ojitos. Miedo de cargarlo, miedo de soltarlo, miedo de lastimarlo, miedo de dejarlo caer; miedo de no alimentarlo lo suficiente, miedo de alimentarlo demasiado; miedo de tenerlo demasiado tiempo en brazos, miedo de no tenerlo lo suficiente; miedo de sobre estimularlo, miedo de subestimularlo. Y además están los miedos futuros: miedo de que se caiga montando bicicleta, miedo de que la idiota pelaita boba esa le parta el corazón, miedo de que no lo acepten en el programa universitario que quería, miedo de que sea ful bueno en un deporte pero no lo suficiente para ser deportista profesional, miedo de que se vaya a Tailandia y que le pase algo, miedo de que cuando sea grande no sea feliz... Pero todos esos miedos son tan exagerados y sin fundamento. A un recién nacido no se le puede malcriar; el bebé no se va a dejar morir de hambre
a veces, por mucho que intentemos, es imposible sacarnos la realidad de la cabeza...