Honey yo somos bastante relajados en cuanto a "compartir" a #littleBabyHergett. Mientras mi mamá estuvo viviendo con nosotros, Honey era muy gentil en dejar que la abuela cargara al niño la mayoría del tiempo. "Yo lo voy a tener toda la vida," decía él, "y ella solo unos días más." Muy divino él.
Cuando nos vemos con la madrina de #littleBabyHergett, ella lo carga de una vez y no lo suelta hasta que ya ya ya - ya le ponemos la ley (la última vez casi no lo deja comer porque quería seguirlo cargando). La relación de ellos dos es muy linda, y él se siente muy seguro y tranquilo con ella. Y ella, con un hijo único de 14 años, se siente feliz con un bebé de nuevo en brazos.
A los amigos que han venido a visitar les ponemos el bebé en el regazo y tomamos fotos. Hay unas geniales, de amigos muertos del miedo con un bebé tan chiquito; y otros muy cómodos, cerveza en una mano, #littleBabyHergett en la otra.
Los alemanes, aunque muy gentiles, son más bien distantes. Los que se acercan a ver al bebé, lo hacen a una distancia prudente, siempre pendientes de no incursionar en la burbuja imaginaria que rodea al niño. Sobre todo aquellos que no nos conocen muy bien (el vecino, por ejemplo). Y los desconocidos que en la calle se quedan fascinados con el mazo de pelo negro que tiene nuestro hijo y sus enormes ojos cafés abiertotes, devorando al mundo una mirada a la vez, de a metros hacen comentarios bonitos sobre nuestro pequeño retoño.
Pero el fin de semana pasado... eso fue una sorpresa.
Cuando nos vemos con la madrina de #littleBabyHergett, ella lo carga de una vez y no lo suelta hasta que ya ya ya - ya le ponemos la ley (la última vez casi no lo deja comer porque quería seguirlo cargando). La relación de ellos dos es muy linda, y él se siente muy seguro y tranquilo con ella. Y ella, con un hijo único de 14 años, se siente feliz con un bebé de nuevo en brazos.
A los amigos que han venido a visitar les ponemos el bebé en el regazo y tomamos fotos. Hay unas geniales, de amigos muertos del miedo con un bebé tan chiquito; y otros muy cómodos, cerveza en una mano, #littleBabyHergett en la otra.
Los alemanes, aunque muy gentiles, son más bien distantes. Los que se acercan a ver al bebé, lo hacen a una distancia prudente, siempre pendientes de no incursionar en la burbuja imaginaria que rodea al niño. Sobre todo aquellos que no nos conocen muy bien (el vecino, por ejemplo). Y los desconocidos que en la calle se quedan fascinados con el mazo de pelo negro que tiene nuestro hijo y sus enormes ojos cafés abiertotes, devorando al mundo una mirada a la vez, de a metros hacen comentarios bonitos sobre nuestro pequeño retoño.
Pero el fin de semana pasado... eso fue una sorpresa.
Estábamos en un restaurante con unos amigos gringos que vinieron a conocer a #littleBabyHergett. Estamos almorzando, Honey con el bebé en sus brazos, y la gente de la mesa de al lado (una pareja con pinta de abuelos jóvenes) se pone a "jugar" con #littleBabyHergett, haciéndole caritas, sonriéndole, saludándolo - muy lindo, muy normal. La señora se levanta de la mesa y se acerca más a Honey, se acerca más al bebé. Esto es raro, pero todavía no nos molesta: ella le sonríe, él le sonríe, el bebé se ataca de la risa. Es bonito.
Solo que de un momento a otro, sin advertencia ni pregunta ni nada, la señora extiende los brazos y le quita a Honey el bebé de las manos. Honey, mientras entrega al bebé, me mira, escandalizado, y yo solo estoy petrificada en mi silla, lista para salir corriendo tras ella cuando intente robarse a mi bebé.
Ella lo coge con una naturalidad que solo tienen las abuelas, y el muy descarado de #littleBabyHergett se ríe con ella. Ella le juega, le hace ruidos, y él se ríe y le habla. Ella se voltea para mostrárselo a su esposo, quien también le hace muecas y ruidos, y el descarado de nuestro hijo se ríe con ellos.
Ya. Ya se ha olvidado de sus padres y tiene familia nueva.
Luego de dos eternos minutos, larguísimos dos minutos, interminables dos minutos, la señora le devuelve el bebé a Honey, diciendo que tenemos un bebé hermoso y blah blah blah. Honey está tan petrificado como yo, con una sonrisa cincelada en la cara y la mirada perdida en estado de shock. El bebé regresa a Honey y se sonríe - toda esta tragedia para él ha sido solo un juego.
Y así es - así fue como nos robaron al bebé durante dos minutos en un restaurante. Yo no sé qué hubiera hecho yo si el bebé hubiese estado en mis brazos. Quizá lo habría "entregado" de la misma forma que hizo Honey. Es que, ¿cómo dice uno que no? Sobre todo cuando a uno no le han preguntado si pueden cargar al bebé...
Tu, ¿qué hubieras hecho?
Natal... debo decirte que me toca leer todo este artículo otra vez porque me quedé en "la distancia prudente que mantiene EL VECINO", noooo, ¿cómo así? Hay, Existe, Tienen un V-E-C-I-N-O..? ¿Es real? ¿Es humano? ¿Habla? Aunque sea aleman, pero... ¿habla? Que felicidad..! Hola Vecinooo... soy Rolf, hola vecino..!!!
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