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Mostrando las entradas de noviembre, 2011

Un arroz con mango, o una mezcla del caldo con la tajada - que pito, que flauta

Realmente no soy fan del arroz con mango, ni del caldo con la tajada, que pito, que flauta. (Traducción para los lectores no oriundos de la Capital de la República del Atlántico: Llámase "arroz con mango" o "mezcla del caldo con la tajada" a dos ideas oximorónicamente juxtapuestas; es decir, dos cosas que se juntan o se comparan sin tener ninguna relación la una con la otra, para explicar algo ajeno a ambas. En la mayoría de los casos, y cuando más aplica la "mezcla del caldo con la tajada", es cuando se comparan dos cosas que en esencia son opuestas. El "arroz con mago" es una mezcla de dos cosas totalmente no relacionadas. El "pito" y la "flauta" son añadiduras a la mal llamada comparación de opuestos. ) Pero tengo que confesar que hace unos días, en clase de literatura, fui yo misma la que cogió ese arroz con mango y lo mezclo con el caldo y con la tajada, y que pito, que flauta. Ya verás, la clase es sobre la represe

Los recuerdos se equivocan

Uno de mis peores recuerdos es el de las navidades en la casa de los tíos de mi papá. Ofreciendo disculpas a mi familia paterna por tan terrible introducción, prosigo a explicar el por qué de mi comentario. Nos veíamos con ellos una vez al año --en navidad-- y se suponía que en ese día nos pusiéramos al día de todos los chismes y acontecimientos del año. Además, se suponía que en un día yo me volviera mejor amiga de mi prima contemporánea, con quien hace un año no me veía. (Menos mal que ella siempre fue mejor persona que yo y me trató súper bien, y terminábamos pasándola delicioso.) Mis papás, mis tíos, mis primos, mi abuelita y sus hermanos, todos tomando aguardiente y riéndose a carcajadas exageradas e innecesariamente ruidosas. Abrazándose, genuinamente contentos de estar juntos de nuevo. Pero eso no era lo malo --yo soy igualita ahora de vieja, salvo el aguardiente. Lo malo era el terrible, penetrante, inescapable y nauseabundo olor a tamal. Ugh. Ese olor a cerdo y pollo cocid

Cada uno hace lo que puede

El otro día, me encontré pensando en mi vida. Me encontré pensando en mi. Raramente hago eso - es de conocimiento universal que es más fácil criticar a los otros que a uno mismo. No sé por qué me encontré como haciendo un conteo de las cosas buenas que tengo en la vida, y fue como cheverito, porque son muchas, muchas las cosas buenas. Me encontré, además, pensando en todas las personas que conozco que NO tienen cáncer. Y son muchas (gracias a Dios) - pero coincidencialmente me llegó un mensaje de mi mamá en ese momento, contándome que su mejor amiga del colegio, Sumercé , estaba en camino a su segunda sesión de quimioterapía. Cáncer de seno. Mi lista se interrumpió - mi vida se interrumpió. Ha podido ser mi mamá. He podido ser yo. Pero fue la amiga de colegio de mi mamá. "Ella es mi Marilú," dijo mi mamá. Y su Marilú tiene cáncer. El mes pasado (octubre) fue el mes del cáncer - o al menos eso estaba dando vueltas por facebook y por twitter y por BBM como loco. Hay mucha ge

No se vale quejarse

Hace un mes me dieron ful buenas noticias - es decir, fue sólo una buena noticia, pero fue ful buena. Tan tan tan buena, que por un momento se me olvidó que no tenía gato. Aquella noticia fue que por fin - POR FIN - se pusieron de acuerdo todos los departamentos con sus reglas y sus cosas y me aceptaron en la maestría. ¡YUPI! Desde el 25 de octubre soy una estudiante de pos-grado en Alemania. Por fin: ¡Lo logré! Pero tu tranquis, fresco, relajado: siempre y cuando esté en este país, debo (por ley) manejar el idioma como nativa, así que también voy a seguir con el curso de alemán - pero por las noches. Y, bueno, ya que este era ique mi gran sueño y tal, ya no se vale quejarse . Cuando haga demasiado frío allá afuera y me toque salir a la universidad, me puedes decir, "Natalya, mamita, no te puedes quejar, esto era lo que tu querías." Cuando haya demasiado por leer y escribir y muy poco tiempo, me puedes decir, "Natalya, mijita, no te puedes quejar, tu solita