El otro día, me encontré pensando en mi vida. Me encontré pensando en mi. Raramente hago eso - es de conocimiento universal que es más fácil criticar a los otros que a uno mismo. No sé por qué me encontré como haciendo un conteo de las cosas buenas que tengo en la vida, y fue como cheverito, porque son muchas, muchas las cosas buenas. Me encontré, además, pensando en todas las personas que conozco que NO tienen cáncer. Y son muchas (gracias a Dios) - pero coincidencialmente me llegó un mensaje de mi mamá en ese momento, contándome que su mejor amiga del colegio, Sumercé, estaba en camino a su segunda sesión de quimioterapía. Cáncer de seno. Mi lista se interrumpió - mi vida se interrumpió. Ha podido ser mi mamá. He podido ser yo. Pero fue la amiga de colegio de mi mamá. "Ella es mi Marilú," dijo mi mamá. Y su Marilú tiene cáncer.
El mes pasado (octubre) fue el mes del cáncer - o al menos eso estaba dando vueltas por facebook y por twitter y por BBM como loco. Hay mucha gente haciendo cosas contra el cáncer, cosas que (hasta ese momento) me parecían inútiles y tontas. Que una maratón por el cáncer. Ay, por favor. El cáncer no se va a acabar ni se va a curar *mágicamente* porque un grupo de gente (vestida de rosado, contra el cáncer de seno) salga a correr nosecuántos kilómetros. O porque pongas un mensaje en tu muro de facebook. O porque cargues con el lacito. O porque hagas una donación. O porque te pongas una camiseta. Es más, el cáncer ni siquiera se va a curar si te sientas al lado del enfermo todo el tiempo y le haces reír con cuentos viejos, porque todo pasado fue mejor. Al menos en el pasado no había cáncer.
Ahí sentada en el bus, pensando que habría podido ser mi mamá, pero fue la Marilú de mi mamá, me sequé las lágrimas y fui pragmática:
Si estuviera en Colombia, no estaría junto con la Marilú de mi mamá. Le mandaría un mensaje dándole mi apoyo y ya. Es decir, la cercanía geográfica no me haría más "útil" de lo que mis coordenadas me hacen.
Y en medio de mi pragmatismo, pensé:
¿Qué puedo hacer?
¿Puedo hacer algo?
Y si sí hay algo que yo pueda hacer, ¿lo haría?
No tengo plata, no puedo donar. Estoy en pésimo estado físico, no puedo correr. No soy de las que toma en serio las redes sociales, entonces el mensaje en el muro me parece hueco.
Pero tengo pelo. Mucho pelo. Un mazo de pelo. Y Esperanza, la Marilú de mi mamá, no tiene.
Y esto fue lo que hice:
Los 27 cm de pelo los doné a una fundación gringa que se llama Locks of Love, una ONG que hace pelucas para niños con cáncer. Lo doné a la fundación gringa porque no encontré nadie más, ni siquiera en Alemania, que recibiera este tipo de donaciones. Lo doné a una fundación para niños aunque la Marilú de mi mamá es ya bastante grandecita, porque a ALGUIEN le va a servir.
El mes pasado (octubre) fue el mes del cáncer - o al menos eso estaba dando vueltas por facebook y por twitter y por BBM como loco. Hay mucha gente haciendo cosas contra el cáncer, cosas que (hasta ese momento) me parecían inútiles y tontas. Que una maratón por el cáncer. Ay, por favor. El cáncer no se va a acabar ni se va a curar *mágicamente* porque un grupo de gente (vestida de rosado, contra el cáncer de seno) salga a correr nosecuántos kilómetros. O porque pongas un mensaje en tu muro de facebook. O porque cargues con el lacito. O porque hagas una donación. O porque te pongas una camiseta. Es más, el cáncer ni siquiera se va a curar si te sientas al lado del enfermo todo el tiempo y le haces reír con cuentos viejos, porque todo pasado fue mejor. Al menos en el pasado no había cáncer.
Ahí sentada en el bus, pensando que habría podido ser mi mamá, pero fue la Marilú de mi mamá, me sequé las lágrimas y fui pragmática:
Si estuviera en Colombia, no estaría junto con la Marilú de mi mamá. Le mandaría un mensaje dándole mi apoyo y ya. Es decir, la cercanía geográfica no me haría más "útil" de lo que mis coordenadas me hacen.
Y en medio de mi pragmatismo, pensé:
¿Qué puedo hacer?
¿Puedo hacer algo?
Y si sí hay algo que yo pueda hacer, ¿lo haría?
No tengo plata, no puedo donar. Estoy en pésimo estado físico, no puedo correr. No soy de las que toma en serio las redes sociales, entonces el mensaje en el muro me parece hueco.
Pero tengo pelo. Mucho pelo. Un mazo de pelo. Y Esperanza, la Marilú de mi mamá, no tiene.
Y esto fue lo que hice:
Este es el mazo de pelo que solía tener, hasta el 9 de Noviembre de 2011. |
Me corté 27 cm. de pelo. |
Así me veo ahora. Más vieja, más gordita... |
Los 27 cm de pelo los doné a una fundación gringa que se llama Locks of Love, una ONG que hace pelucas para niños con cáncer. Lo doné a la fundación gringa porque no encontré nadie más, ni siquiera en Alemania, que recibiera este tipo de donaciones. Lo doné a una fundación para niños aunque la Marilú de mi mamá es ya bastante grandecita, porque a ALGUIEN le va a servir.
Resulta que sí, sí sirve. Todo sirve. La maratón sí sirve, los mensajes en el muro, los lacitos, las camisetas, las conversas sobre el pasado - todo sirve.
Todo sirve porque cada uno hace lo que puede. La idea es ver qué tienes TU que puedas dar, qué puedes hacer TU para ayudar. Yo sé que el que me haya cortado 27 cm de pelo no va a curar el cáncer, ni el cáncer solito va a desaparecer por eso.
No.
Pero Esperanza, la Marilú de mi mamá, sabe que en otro continente, la hija de su amiga la estima TANTO que se cortó 27 cm de pelo para protestarle a la vida contra el cáncer. Y en alguna parte del mundo, habrá una gringuita (quien quita que hasta latina termine siendo) que va a poder verse al espejo y decir, "¡Qué lindo mazo de pelo tengo hoy!"
Mis 27 cm le alegrarán la vida a dos personas, por lo menos. Y a mi. Ya vamos 3. Y a mi mamá, que en alguna parte, fijo en la oficina del PEP, está llorando y aplaudiéndome a la Olgui. Ya van 4.
Te invito a que hagas lo que puedas. ¿Tienes 27 cm de pelo? ¡Dónalos! Además, el pelo nuevo que te nace es más sano. ¿Corres? Participa en una maratón. Eso es bueno para el cuerpo de todos modos. ¿Escribes un blog? ¿Tienes mucho dinero? ¿Tienes tiempo de sentarte al lado de tu Marilú a reírse juntas del pasado?
Hazlo. Haz lo que puedas. Haz lo que quieras. Pero hazlo. Hazlo para que algún día podamos todos reírnos juntos de esa pesadilla que fue el cáncer y que más nunca será.
Cada uno hace lo que puede. Yo doné 27 cm de pelo. Y tu, ¿tu qué vas a hacer?
Natal... impresionante que las circunstancias toman sentido cuando nos tocan directamente, lo ideal va a ser cuando actuemos por el bien común entendiéndolo así: como bien COMUN. Me gustó el blog de hoy, me gusta la invitación que nos haces, me impresiona cuanto me conoces, porque cuando leí que "mi mamá está leyendo esto y llorando", efectiamente tenía los ojos llenos de lágrimas, me gusta que te preguntes a ti misma, me gusta... Lots of love from here.
ResponderBorrarMuchas veces a las personas les parece insignificante su apoyo respecto a una problemática fuerte (entendiéndose fuerte como dura o difícil de afrontar y superar), porque están lejos de la misma de una u otra forma (en términos de la influencia que tienen sobre uno mismo); pero tu invitación conmueve y motiva a trabajar por que así sea esas "pequeñas cosas" estén presentes, y que aunque sean pequeñas, sin duda hacen la diferencia.
ResponderBorrar@Irene: Lo que pasa es que no es fácil!! Cuando las cosas "le pasan a una", puede "una" buscar la fuerza para hacer lo que se requiere. Suena tonto siendo que es sólo pelo, pelo que vuelve a crecer... pero si no fuera porque me acuerdo del hermosísimo pelo de Sumercé, estaría muuuy arrepentida!
ResponderBorrar@John Carlos: claro, yo creo que uno intenta buscar formas de hacerse presente, formas de ayudar. Y estoy de acuerdo contigo: SÍ marcan la diferencia!! Gracias por leerme!
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