De nuevo mi grupo de amigas se "limita" a las literatas en la maestría. Y pongo "limita" así, entre comillas, porque es imposible estar limitada estando rodeada de gente tan brillante como ellas. Somos un grupo de 9 niñas, todas alemanas (alemanas ellas, yo no), todas chiquitas (chiquitas ellas, yo soy la mayor), todas matadas con este cuento literario - todas igual de ansiosas por descubrir qué nos depara el futuro con esa carrera. Porque, vamos, seamos sinceros: Starbucks no puede contratar a toooodos los literatos desempleados del mundo, ¿cierto? Pero somos niñas normales. La mitad tiene novio, la otra mitad no (yo soy la única comprometida), eso es normal. Hacemos las cosas normales que la gente normal hace: comemos (aunque hay dos vegetarianas), estudiamos, nos quejamos de que hay demasiado por leer, salimos, vivimos... ...y tomamos. Y es que no es noticia que cuando uno toma se desinhibe, que pierde el miedo y los temores, que desenrosca la lengua y la s
a veces, por mucho que intentemos, es imposible sacarnos la realidad de la cabeza...