Este post es más o menos la segunda parte de este post . Y si bien no es imperativo leer el post para entender este, te invito a que lo leas - a menos de que seas mi mamá y ya hayas leído todo. Todo todo todo. Entonces nos fuimos de luna de miel a Francia. Fue una semana de descubrimientos, dije yo, y fueron muchos los descubrimientos. Descubrimos, por ejemplo, que yo soy una nerviosísima pasajera, pero que Honey es un excelente conductor. Y aunque las carreteras alemanas, la tan famosa Autobahn , es una maravilla de la ingeniería, descubrimos que son muy aburridas. Uno anda y anda y anda, y aún andando a 140 pasan por al lado mercedes, audis, BMs, incluso un ferrari y un corvette, pero también un miserable corsa, nos pasan como si fuéramos lento. Descarados. Por lo menos en las carreteras colombianas uno tiene que estar atento al hueco, o al idiota del bus de al frente, o al pelaíto que sale corriendo de la nada hacia la carretera. Pero por muy buena compañía que yo sea (yo soy e
a veces, por mucho que intentemos, es imposible sacarnos la realidad de la cabeza...