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Mostrando las entradas de agosto, 2011

Nuevo Cronograma

Me han informado recientemente que mi cronograma de publicación es un tanto errático - bueno, en el sentido en que no hay cronograma. Es decir, escribo cuando tengo algo que escribir. Lo cual es bueno, porque a veces escribo todos los días, pero a veces es malo, porque pasan semanas y semanas y semanas y yo nada que aparezco. Y ajá, eso le quita seriedad a esta cosa, ¿no? Y como yo soy ique escritora, tengo que ponerle seriedad a la cosa. Así que, así va: mi mejor intento de seriedad. Voy a publicar algo nuevo todos los lunes. De modo que, todos los lunes puedes meterte a esta página y leer alguna nueva realidad que se me haya metido en la cabeza. Intentaré que esté publicado muy temprano por la mañana, para que sin importar el hemisferio en que te encuentres puedas disfrutar de mi deliciosa prosa al calor de un café. Si es que tomas café, claro está. Yo no le dicto las bebidas a nadie, en especial no el café, porque aunque muy colombiana, no tomo café. Pero bueno, ese es otro post

Todo depende de la actitud

Cuando mi mamá estuvo aquí visitándome, aprovecho para hacerme psicoterapia intensiva. Pero es que ella es así, entonces, ajá, que hace una con mamá psicóloga, ¿no? Aprovechar la consulta gratis, por lo menos. Me preguntó, entre muchísimas otras cosas, qué era lo que más me molestaba de vivir en Alemania. No sé si fue una epifanía repentina (claro, porque es que hay epifanías programadas, ¿cierto?) o si fue que en ese momento me encontraba precisamente en la situación que más me molesta de vivir en Alemania, pero mi respuesta fue rápida y más cargada de molestia de lo que esperaba: ¡Odio lavar los platos! , le dije. Y lo dije en serio. Y me mantengo. Odio lavar los platos. De verdad, lo detesto. Lo detesto más que tener que bañarme los domingos. Lo detesto más tener que comer verduras. Lo detesto más que tener que ir al gimnasio. Claro, lo detesto más que todo lo anterior, porque todo lo anterior NO lo hago. Mi mamá, como dije, muy psicóloga, se rió un poquito de mi, y me dijo, "

Siempre y cuando esté en la agenda, al que le caiga el guante --

Yo no sé de cuándo acá (¿de cuándo a acá?) yo me he vuelto tan obsesionada con los planes. En mi "juventud" no tengo precisamente recuerdos específicos de una cronofilia no diagnosticada, ni en EE.UU. ni en Tailandia... pero ahora, uish. Ahora hasta agendo "diversión" y "tiempo de descando" -- y en el "tiempo de descanso" hay una subdivisión: una para "pipi-machen" y otra para "sleepy-sleppy". A veces es bueno, sé que la mayoría del tiempo (nótese la especificación: la mayoría del tiempo) a Honey le gusta eso de mi, porque no nos caemos en las cuentas ni se nos olvidan las citas ni se nos pasan las fechas importantes; nunca se nos acaban las cosas en la casa y siempre está preparado para la universidad y para el trabajo. ¿Y yo? Mis trabajos están listos al menos dos días antes de la fecha de entrega, nunca me toca trasnochar para terminar tareas o proyectos, y nunca me caigo en nada. Nada se me olvida. Soy perfecta. Bueno... p

Lo que un cachaco oye cuando un costeño habla

Recientemente tuve visita de mi familia aquí en mi casa en Alemania. Para ver el registro fotográfico, visita este link . Fueron 16 días súper chéveres. De las ciudades más chéveres que visitamos fue Bremen. Sí, la ciudad es hermosa, su centro es como un cuento de hadas - y precisamente fue esa magia de cuento de hadas lo que nos llevó a Bremen. Le pregunté a mi Batiprimo de 8 años si él conocía la historia de los músicos de Bremen. Yo no sé si dijo que no porque le encanta que le cuenten cuentos, o porque de verdá verdá no conocía la historia, pero de todos modos dijo que no y yo conté la historia. Esta es la versión condensada que yo conté: Érase una vez, un burro. El burro estaba viejo y cansado y, un día, después de no haber cumplido con su trabajo a cabalidad, el dueño le dijo, "Usted no sirve es para nada, voy es a venderlo para que alguien más quede encartado con Usted. ¡Usted me tiene hasta aquí! (Aquí tracé una línea horizontal imaginaria en mi frente con mi dedo ín

Lo que fue, fue: éramos los que estábamos, y estábamos los que éramos

En contra de todas las sugerencias (en diferentes idiomas y viniendo de diferentes países, de parte de todo tipo de experiencias), paseé a mi familia por toda Alemania en 6 días. Sí mijito, así como lo oyes: 6 días para todo un país. Para ver el registro fotográfico, visita este link . Empezamos nuestro paseo en Kiel, al puritico norte de Alemania, en la costa del mar Báltico, y bajamos a Berlín vía Hamburgo. De Berlín bajamos a Dresden, de ahí a Stuttgart (con parada de emergencia en Nuernberg porque alguien --léase YO-- se confundió y salió con que de Dresden a Stuttgart sólo había dos horas y cuando a las 3 horas largas de viaje no estábamos ni por ahicito de Stuttgart, decidimos dormir en Nuernberg porque ajá), de ahí a Frankfurt, de ahí a Bonn (donde no hicimos sino meternos innecesariamente en el tráfico dominguero porque alguien --léase YO-- no cayó el la cuenta de que el lugar a donde íbamos estaría cerrado el domingo, entonces ajá), de ahí a Aachen, de ahí a Colonia, de ahí