Yo siempre he pensado que soy de aquellas faltas de suerte que nunca se gana nada. Me acuerdo que, en mi primera comunión, una amiga, Michelle Warner, me sugirió que intercambiáramos rifas. Yo le dije que creía que era una excelente idea, y tomé una de las rifas de la mesa y se la di. En su fiesta de primera comunión, el secreto para ganar la rifa era adivinar el color - ella me dijo en secreto, Se parece mucho al color piel ... y por eso dije, "¡Color piel!" Y perdí. El color era curuba . O sea, ni siquiera con pistas pude ganar. Después de eso tengo un recuerdo de la universidad, donde en una rifa me gané una corbata. O sea. Una corbata. WTF. Y muchos, muchos años después, en la fiesta de despedida de año en la empresa donde trabajé por 3 años, me gané un horno tan moderno y tecnológico y fascinante que le faltaba sólo hablar para ser un robot completo. Wow. Ese hornito era algo maravilloso. Cuando me acerqué a reclamar mi premio, totalmente incrédula porque yo nunca me ga
a veces, por mucho que intentemos, es imposible sacarnos la realidad de la cabeza...