El otro día escribí una nota sin profundidad: para comentarle al mundo (porque al mundo le interesa) que volví a tomar leche entera, escribí, "Milo te da energía. ¡La meta la pones tu!" Casi enseguida me llegó una respuesta de mi médico de cabecera (comprobando que al mundo sí le interesa) - pero su comentario no tenía nada que ver con mi consumo del lácteo. Su comentario fue únicamente "*tú".
De ahí nos metimos en una discusión interesante, porque yo dije yo no creo en las tildes diacríticas, y que estoy brava con la Real Academia de la Lengua Española (RAE) porque han salido con cosas absurdas - como que la CH y la LL son letras, no fonemas, y que sólo ya no lleva tilde, sino que siempre se escribe solo para que la gente no sepa si es solo de solamente o solo de soledad. Y que, ajá, por eso no pongo las tildes en los pronombres personales para diferenciarlos de los pronombres posesivos.
Y el Dr. Mario me dejó callada (por un ratito, ¡¡porque sí le respondí!!) cuando me dijo que "nadie está por encima de la norma"... La norma indica que los pronombres personales llevan tildes diacríticas para diferenciarlos de los pronombres posesivos. Esa es la norma, y yo sigo la norma porque soy una ciudadana que sigue las normas para que el mundo sea mejor y más fácil. Yo sigo la norma porque soy literata y me gusta escribir bien. Y sigo la norma porque soy fiel creyente en que sí hay diferencia entre sólo y solo (uno de solamente, el otro de soledad). Y sigo la norma porque me parece importante y porque tiene razón.
Pero de repente yo misma infringí la norma. Y no lo hice por llevarle la contraria a Mario; y no lo hice porque se me olvidó, o porque no me sé muy bien esa regla. Lo hice adrede y con ganas: consciente de mis actos, yo solita me monté en una cruzada anárquica y cogí esa norma y la bajé de su pedestal y la asesiné.
Es decir, yo sí estoy por encima de la norma.
(...)
Ese mismo día de mi conversación virtual con Mario había casualmente terminado de verme "Rang de Basanti", una película de Bollywood sobre un grupo de muchachos jóvenes, de la edad de Mario quizá, que encuentran una razón para cambiar el mundo, para cambiar India (el trailer lo puedes ver aquí). En la historia de la película, basada en hechos de la vida real, estos jóvenes (y todo el país) encuentran evidencia certera de que el Ministro de Defensa mal-invirtió dineros estatales en la compra de aviones rusos de baja calidad, y por eso más de 160 pilotos de la Fuerza Aérea se han muerto en accidentes que hubieran podido ser evitados si los aviones no fueran viejos y defectuosos.
Siendo conscientes de que viven en un país corrupto y corruptible, la India de hoy en día (no muy diferente a Colombia) no es un país que les ofrece soluciones legales. Así que ellos deciden matar al Ministro de Defensa - y lo matan. Y se vuelve el qué semejante problema socio-político, porque obviamente lo que hicieron está mal. Nadie tiene la autoridad - ni moral ni legal - de matar a nadie más, independientemente de lo culpable que sea.
Porque nadie está por encima de la norma...
Pero yo estoy por encima de la norma, porque yo no pongo la tilde diacrítica en los pronombres personales porque no me da la gana. Entonces, ¿qué diferencia hay entre mis acciones y las de estos asesinos?
Claro que no se puede comparar la omisión de una tilde con un asesinato - claro que no, porque uno atenta contra la vida y la otra atenta contra la gramática. Y por mucho que yo ame la ortografía, no la puedo comparar con una vida.
Pero, filosóficamente, es lo mismo. ¿No? Es que romper una norma es romper una norma.
Y entonces pensé, Mario tiene toda la razón - voy a escribirle a la RAE a pedirles que eliminen las tildes diacríticas de los pronombres personales. Ya se fue la de solo, entonces no puede ser tan difícil quitar otras tres.... Pero yo conozco la burocracia de la RAE y sé que, asumiendo que le paran bolas a mi solicitud, se van a demorar por lo menos 5 años, porque ese es el tiempo que toma analizar el comportamiento de una norma para definir si se omite o se mantiene. Entonces mejor "mato" la norma. Eso es más rápido y problema resuelto.
Igualito como ellos mataron al Ministro de Defensa en vez de gestionar un proceso jurídico en su contra para que pasara el resto de su vida pagando condena en la cárcel. Mejor lo matan: es más rápido y problema resuelto.
Pero no. No. No. No es así. No podemos ser así. No podemos estar por encima de la norma. No puedo yo estar por encima de la norma. Es cierto: hay veces que la norma está errada. Y sí es cierto: hay gente mala que hace cosas malas. Pero eso no nos excusa a los ciudadanos descontentos de seguir la norma.
Como dice la película, hay dos tipos de personas en el mundo: los que se callan y se adaptan, o los que se levantan y hacen algo al respecto.
Yo no estoy por encima de la norma. Ahora me toca ver si soy de las que se calla y se adapta, o de las que se levanta y hace algo al respecto.
¿Tú qué tipo de persona eres?
Natalya, hace probablemente cinco o seis años el profesor Guillermo García de la Universidad del Norte de Barranquilla, Colombia nos dijo a un grupo de psicólogos en formación, "no le pidan a su paciente que se adapte, probablemente viene a consulta porque siente que ese es el problema, pero sean capaces ustedes por favor de mostrarle que no es cuestión de adaptación"; se refería a la capacidad de ser libre, de elegir, de ejercer su voluntad. Me he mirado desde entonces y he descubierto que si bien "adpatarse" te ahorra algunos inconvenientes sociales, profesionales y familiares, yo prefiero no adaptarme, me levanto y hago. Eventualmente lo han llamado "Chegwinismo"... puede ser, lo que pasa es que "este es el tipo de persona que soy".
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