Este cuento de casarse es un complique. Hubo muchos momentos en los que seriamente pensé cancelar el matrimonio y simplemente ir a una notaría, firmar un documento y salir casada. Pero por ese cuento de cumplir con el protocolo no se canceló nada y nos casamos por la iglesia. La experiencia fue... fue... bueno, fue toda una aventura. Y por eso presento el listado de las 5 razones por las que más NUNCA me vuelvo a casar.
5. Encontrar un vestido que sea bonito, que no cueste un ojo de la cara, que sea nuevo, que sea blanco, que no me haga ver gorda, que me quede bien, que me esconda los mondongos, que me haga ver alta, que tenga detalles únicos, que sea liso y sin decoraciones exageradas, que me guste, que le guste a Honey, y que pase para el tipo de evento, es una misión casi imposible. Es más, es una misión que se logra sólo una vez en la vida. Yo lo encontré - y como no quiero buscar porque no voy a poder encontrar un vestido mejor, más nunca me vuelvo a casar para no buscar vestido de nuevo - porque me casé con el vestido de mis sueños.
4. Escoger una fecha que le sirva a todo el mundo - sí, a todo el mundo porque había que coordinar a Colombia con España con Alemania con Australia y con Kenia - es desastroso. Si puede una no puede el otro, y si puede el otro la una no alcanza. No puede ser en temporada baja porque no hay vacaciones, no puede ser entre semana porque la gente no viene, no puede ser en puente porque la gente tiene otros planes, no puede ser muy temprano porque hace calor, no puede ser muy tarde porque no hay luz, no puede coincidir con otra fecha importante, y no puede ser en día festivo. Nosotros encontramos un día que coincidía para todo el mundo - y creo que esa conspiración del universo en nuestro favor sólo pasa una vez. Y como no quiero otra vez cuadrar una fecha imposible, más nunca me vuelvo a casar para no buscar una fecha - porque me casé en el mejor momento.
3. Si casarse fuera nada más ir a una iglesia, decir "si, acepto" y después festejar creo que más gente lo haría más veces. Pero hay que cuadrar logística, hay que comparar, cotizar y visitar para confirmar. A veces se encuentra el proveedor perfecto pero en la ciudad equivocada. Entonces el hotel sugiere algo, pero la mamá quiere algo diferente, pero la Wedding Planner tiene otra idea, y la hermana de la novia no está de acuerdo. Y ellas cuatro tienen que cuadrar para venderme la idea a mi. Hay lindas ideas que no cuadran con el sitio; hay pésimas ideas que son indispensables por el tipo de evento. Decir "si, acepto" debería ser la parte más difícil del matrimonio, pero resulta que es la única parte fácil. Y como yo no quiero volver a cuadrar la logística de un matrimonio, más nunca me vuelvo a casar - porque mi matrimonio tuvo logística perfecta.
2. Decidir a quién invitar es dificilísimo, sobre todo con el protocolo barranquillero que indica que se debe invitar a toda la ciudad para evitar generar asperezas en la sociedad. Entonces una quiere un matrimonio chiquito con los amigos y familia más cercanos y termina con un matrimonio de más de 100 personas. La lista empieza con 10 personas pero se incrementa a 25 y de ahí pasa a 40, porque si ya invitaste al uno toca invitar a la otra, y de ahí se pasa a 67 porque se metió a ese grupo entonces hay que meterlos a todos, y de ahí ya no hay nada que nos detenga. Sobre todo a la gente que se invita porque "definitivamente no va" y es la primera en llamar a confirmar su asistencia. Pero al momento de la fiesta aplica la frase "somos los que estamos y estamos los que somos", porque la gente que asiste no asiste para cumplir con el protocolo (porque mi matrimonio fue un protocolo ful caro, sobre todo para la gente que tuvo que volar hasta Santa Marta y reservar hotel) sino que asiste porque quiere celebrar con nosotros; la gente que vino al matrimonio lo hizo porque quería estar con nosotros y acompañarnos en uno de los días más importantes de nuestras vidas. Y como yo no quiero volver a hacer lista de invitaciones, más nunca me vuelvo a casar - porque a nuestro matrimonio vinieron, en efecto, nuestros amigos y familia más cercanos, los que queríamos ver y con los que queríamos estar.
1. Pero la verdadera razón por la que más nunca me vuelvo a casar es porque ya encontré al que es. Ya recorrí el mundo (bueno, 4 continentes...) y encontré a la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida. Encontré a la persona que se come lo que sea que yo cocine; encontré a la persona que se alegra de llegar a la casa a verme; encontré a la persona que me hace sentir tranquila; encontré a la persona que piensa que yo soy lo mejor del mundo; encontré a la persona que se ríe de mis chistes y que me hace reír hasta que me duele la barriga. Yo ya encontré a mi persona, a mi media naranja, a mi otra mitad, a mi alma gemela. Y como ya no tengo que buscar, más nunca me vuelvo a casar - porque me casé con el mejor hombre del mundo.
Y como este matrimonio va a durar para toda la vida, más nunca me vuelvo a casar.
¡Te amo, Honey!
5. Encontrar un vestido que sea bonito, que no cueste un ojo de la cara, que sea nuevo, que sea blanco, que no me haga ver gorda, que me quede bien, que me esconda los mondongos, que me haga ver alta, que tenga detalles únicos, que sea liso y sin decoraciones exageradas, que me guste, que le guste a Honey, y que pase para el tipo de evento, es una misión casi imposible. Es más, es una misión que se logra sólo una vez en la vida. Yo lo encontré - y como no quiero buscar porque no voy a poder encontrar un vestido mejor, más nunca me vuelvo a casar para no buscar vestido de nuevo - porque me casé con el vestido de mis sueños.
4. Escoger una fecha que le sirva a todo el mundo - sí, a todo el mundo porque había que coordinar a Colombia con España con Alemania con Australia y con Kenia - es desastroso. Si puede una no puede el otro, y si puede el otro la una no alcanza. No puede ser en temporada baja porque no hay vacaciones, no puede ser entre semana porque la gente no viene, no puede ser en puente porque la gente tiene otros planes, no puede ser muy temprano porque hace calor, no puede ser muy tarde porque no hay luz, no puede coincidir con otra fecha importante, y no puede ser en día festivo. Nosotros encontramos un día que coincidía para todo el mundo - y creo que esa conspiración del universo en nuestro favor sólo pasa una vez. Y como no quiero otra vez cuadrar una fecha imposible, más nunca me vuelvo a casar para no buscar una fecha - porque me casé en el mejor momento.
3. Si casarse fuera nada más ir a una iglesia, decir "si, acepto" y después festejar creo que más gente lo haría más veces. Pero hay que cuadrar logística, hay que comparar, cotizar y visitar para confirmar. A veces se encuentra el proveedor perfecto pero en la ciudad equivocada. Entonces el hotel sugiere algo, pero la mamá quiere algo diferente, pero la Wedding Planner tiene otra idea, y la hermana de la novia no está de acuerdo. Y ellas cuatro tienen que cuadrar para venderme la idea a mi. Hay lindas ideas que no cuadran con el sitio; hay pésimas ideas que son indispensables por el tipo de evento. Decir "si, acepto" debería ser la parte más difícil del matrimonio, pero resulta que es la única parte fácil. Y como yo no quiero volver a cuadrar la logística de un matrimonio, más nunca me vuelvo a casar - porque mi matrimonio tuvo logística perfecta.
2. Decidir a quién invitar es dificilísimo, sobre todo con el protocolo barranquillero que indica que se debe invitar a toda la ciudad para evitar generar asperezas en la sociedad. Entonces una quiere un matrimonio chiquito con los amigos y familia más cercanos y termina con un matrimonio de más de 100 personas. La lista empieza con 10 personas pero se incrementa a 25 y de ahí pasa a 40, porque si ya invitaste al uno toca invitar a la otra, y de ahí se pasa a 67 porque se metió a ese grupo entonces hay que meterlos a todos, y de ahí ya no hay nada que nos detenga. Sobre todo a la gente que se invita porque "definitivamente no va" y es la primera en llamar a confirmar su asistencia. Pero al momento de la fiesta aplica la frase "somos los que estamos y estamos los que somos", porque la gente que asiste no asiste para cumplir con el protocolo (porque mi matrimonio fue un protocolo ful caro, sobre todo para la gente que tuvo que volar hasta Santa Marta y reservar hotel) sino que asiste porque quiere celebrar con nosotros; la gente que vino al matrimonio lo hizo porque quería estar con nosotros y acompañarnos en uno de los días más importantes de nuestras vidas. Y como yo no quiero volver a hacer lista de invitaciones, más nunca me vuelvo a casar - porque a nuestro matrimonio vinieron, en efecto, nuestros amigos y familia más cercanos, los que queríamos ver y con los que queríamos estar.
1. Pero la verdadera razón por la que más nunca me vuelvo a casar es porque ya encontré al que es. Ya recorrí el mundo (bueno, 4 continentes...) y encontré a la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida. Encontré a la persona que se come lo que sea que yo cocine; encontré a la persona que se alegra de llegar a la casa a verme; encontré a la persona que me hace sentir tranquila; encontré a la persona que piensa que yo soy lo mejor del mundo; encontré a la persona que se ríe de mis chistes y que me hace reír hasta que me duele la barriga. Yo ya encontré a mi persona, a mi media naranja, a mi otra mitad, a mi alma gemela. Y como ya no tengo que buscar, más nunca me vuelvo a casar - porque me casé con el mejor hombre del mundo.
Y como este matrimonio va a durar para toda la vida, más nunca me vuelvo a casar.
¡Te amo, Honey!
Muchas felicitaciones!!
ResponderBorrarThanks!! Estoy delighted :-)
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