Ya me he vuelto tan alemana que, al más mínimo rayo de sol , salgo a disfrutar del clima. Todavía hace friíto, pero cuando te quedas quieto directamente bajo el rayo de sol, sientes a tu cuerpo inundarse de Vitamina D. Y ya sabes lo importante que eso es para mi . Y entonces, ajá, ando por la ciudad, errante, y hago algo poco común en este siglo XXI: converso con gente. La conversación de ayer dio vueltas alrededor de nuestras carreras elegidas, y lo que hubiese pasado si hubiésemos nacido en otra ciudad, en otro país, en otras circunstancias. Mi interlocutor me confesó que le hubiera encantado estudiar biología marina, un sueño en el que piensa de vez en cuando aquí en Kiel porque aquí queda el centro de investigación marina más importante del norte de Alemania. Me comentó que si hubiese nacido gringo de pronto le hubiera gustado ser deportista - basketbolista, maybe, ganarse becas atléticas y estudiar biología marina. Ja! Eso fue muy lindo. Le pregunté, entonces, por qué no aprovec
a veces, por mucho que intentemos, es imposible sacarnos la realidad de la cabeza...