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Mostrando las entradas de abril, 2014

de decisiones propias y aquellas impuestas

Ya me he vuelto tan alemana que, al más mínimo rayo de sol , salgo a disfrutar del clima. Todavía hace friíto, pero cuando te quedas quieto directamente bajo el rayo de sol, sientes a tu cuerpo inundarse de Vitamina D. Y ya sabes lo importante que eso es para mi . Y entonces, ajá, ando por la ciudad, errante, y hago algo poco común en este siglo XXI: converso con gente. La conversación de ayer dio vueltas alrededor de nuestras carreras elegidas, y lo que hubiese pasado si hubiésemos nacido en otra ciudad, en otro país, en otras circunstancias. Mi interlocutor me confesó que le hubiera encantado estudiar biología marina, un sueño en el que piensa de vez en cuando aquí en Kiel porque aquí queda el centro de investigación marina más importante del norte de Alemania. Me comentó que si hubiese nacido gringo de pronto le hubiera gustado ser deportista - basketbolista, maybe, ganarse becas atléticas y estudiar biología marina. Ja! Eso fue muy lindo. Le pregunté, entonces, por qué no aprovec

de miedos, caídas, y otras bobadas

Aprovechando el clima, el sol, y los domingos libres, mi esposo y yo estamos saliendo a montar bicicleta. El primer paseo fue hace dos semanas. Recorrimos 20 km (en total, ida y vuelta) yendo a visitar amigos. Fui divertido y totalmente agotador. Ayer, domingo de Pascua, decidimos irnos al brunch con nuestra familia alemana en bicicleta. El trayecto de ida son solo 4 km, pero es todo cuesta arriba, entonces llegamos jadeando y sudando -- pero listos para buscar los "huevos" que el conejo de Pascua nos había escondido. Digo "huevos" porque son chocolates... También he debido decir "escondido", porque están a plena vista para el que los quiera encontrar. Pero de todos modos es un brunch muy agradable. Y como habíamos sudado el equivalente en calorías a 4 km cuesta arriba, comimos muy rico. Ya terminado el plan, decidimos emprender el camino a casa -- pero no en línea recta, porque qué pereza. Nos fuimos de Mönkeberg a Heikendorf por una ciclovía que circ

de marranas bacanas, lluvia de cerveza y otras banalidades alemanas

Recientemente fuimos a un partido de fútbol. Jugaban Holstein Kiel, el equipo local, contra Unterhaching, un equipo del puro sur de Alemania. (Por cierto, por diversión deberías intentar pronunciar esa palabra. Recuerda que no es inglés, así que la /ch/ no suena como la /ch/ de Chegwin. Y recuerda que no es español, así que la /h/ no es muda. ¿Ya lo intentaste? Se pronuncia /un-ter-JA-jing/. Qué palabra tan fea, ¿ah?) Fuimos al partido porque nuestros amigos Jenny y Dennis (los ves en la fotos abajo) nos invitaron. A los alemanes, hemos descubierto, les encanta invitarnos a cosas nuevas. Creo que es parte de su necesidad innata de investigar comportamientos nuevos, o una forma de vivir sentimientos como la curiosidad o la sorpresa por medio de otros. Cualquiera que fuese el motivo de la invitación, el punto es que nos invitaron y fuimos. El equipo de Kiel es categoría 3 - creo que me voy a morir sin entender qué significa eso. Pero bueno. Lo chévere del partido no fue el

de peces, pescados y otras curiosidades

Hace rato estoy con el afán de tener un perro. O un gato. Pero después de las experiencias con un gato , mi esposo y yo decidimos que no queremos gato todavía. Y después de averiguar que para tener perro hay que pagar impuesto y seguro médico para el perro, decidimos que la economía familiar no da para un inquilino extra en este momento (además al perro hay que sacarlo todos los días a pasear y aquí llueve mucho, entonces pudo más la pereza que la gana). Conversamos mucho sobre el tema, y finalmente nos decidimos por un acuario. Pero, ¡ay, Dios! Si tan sólo fuera cuestión de tomar la decisión y ya... Pero no. No en Alemania. Primero fuimos a la tienda de animales a ver lo que había, lo que queríamos, lo que podríamos tener. La primera discusión fue si queríamos peces de agua salada o de agua dulce. Yo quería a Nemo, a Dory y a Gil, y mi esposo quería goldfish y cebritas y telescopios (??). Mi esposo quería peces nada más, y yo quería peces y una tortuga y una langosta y uno de es