Hace rato estoy con el afán de tener un perro. O un gato. Pero después de las experiencias con un gato, mi esposo y yo decidimos que no queremos gato todavía. Y después de averiguar que para tener perro hay que pagar impuesto y seguro médico para el perro, decidimos que la economía familiar no da para un inquilino extra en este momento (además al perro hay que sacarlo todos los días a pasear y aquí llueve mucho, entonces pudo más la pereza que la gana). Conversamos mucho sobre el tema, y finalmente nos decidimos por un acuario.
Pero, ¡ay, Dios! Si tan sólo fuera cuestión de tomar la decisión y ya...
Pero no. No en Alemania.
Primero fuimos a la tienda de animales a ver lo que había, lo que queríamos, lo que podríamos tener. La primera discusión fue si queríamos peces de agua salada o de agua dulce. Yo quería a Nemo, a Dory y a Gil, y mi esposo quería goldfish y cebritas y telescopios (??). Mi esposo quería peces nada más, y yo quería peces y una tortuga y una langosta y uno de esos tiburoncitos que chupan el vidrio y un par de cangrejos. Yo quería poquitas matas, mi esposo quería bastantes. Entonces el primer día solo miramos, y nos fuimos sin pececitos.
Una semana después volvimos a ir y ya miramos precios en serio: una pecera - solo la pecera de vidrio, sin tapa ni nada adentro, cuesta 50€. Uf. Ya nos habíamos pasado del presupuesto y no teníamos ni el primer pez. Entonces el segundo día solo miramos y nos fuimos sin pececitos.
Mi esposo, muy hábil y recursivo, encontró una pecera por e-bay que, incluyendo la tapa con luz, el filtro, un calentador y dos decoraciones nos salía por 30€. Lo compramos y entonces volvimos a la tienda a pelear o por mi Nemo o por sus goldfish.
Ahí conocimos a Markus, el peor vendedor del mundo, o el piscicultor más comprometido con su trabajo en el mundo. Mi esposo le dijo, "Hola, Markus. Mi esposa quiere peces. ¿Qué nos sugieres?" Y Markus preguntó por la muestra de agua y mi esposo y yo quedamos mudos... Markus dio un suspiro pesado, de ese tipo que un da cuando le pregunta a su dios, silenciosamente, ¡¿por qué me castigas con clientes incompetentes?!
Pero, ¡ay, Dios! Si tan sólo fuera cuestión de tomar la decisión y ya...
Pero no. No en Alemania.
Primero fuimos a la tienda de animales a ver lo que había, lo que queríamos, lo que podríamos tener. La primera discusión fue si queríamos peces de agua salada o de agua dulce. Yo quería a Nemo, a Dory y a Gil, y mi esposo quería goldfish y cebritas y telescopios (??). Mi esposo quería peces nada más, y yo quería peces y una tortuga y una langosta y uno de esos tiburoncitos que chupan el vidrio y un par de cangrejos. Yo quería poquitas matas, mi esposo quería bastantes. Entonces el primer día solo miramos, y nos fuimos sin pececitos.
Una semana después volvimos a ir y ya miramos precios en serio: una pecera - solo la pecera de vidrio, sin tapa ni nada adentro, cuesta 50€. Uf. Ya nos habíamos pasado del presupuesto y no teníamos ni el primer pez. Entonces el segundo día solo miramos y nos fuimos sin pececitos.
Mi esposo, muy hábil y recursivo, encontró una pecera por e-bay que, incluyendo la tapa con luz, el filtro, un calentador y dos decoraciones nos salía por 30€. Lo compramos y entonces volvimos a la tienda a pelear o por mi Nemo o por sus goldfish.
Esto fue lo que compramos. |
Ahí conocimos a Markus, el peor vendedor del mundo, o el piscicultor más comprometido con su trabajo en el mundo. Mi esposo le dijo, "Hola, Markus. Mi esposa quiere peces. ¿Qué nos sugieres?" Y Markus preguntó por la muestra de agua y mi esposo y yo quedamos mudos... Markus dio un suspiro pesado, de ese tipo que un da cuando le pregunta a su dios, silenciosamente, ¡¿por qué me castigas con clientes incompetentes?!
Le preguntamos si sugería peces de agua dulce o de agua salada para nuestra pecera y nos dio una larga lista de pros y contra, y finalmente nos decidimos por peces de agua dulce. Check. Revisó nuestra pecera (la habíamos llevado para que nos diera su opinión) y fue a buscar un carrito de mercado. Sí: haríamos mercado en la tienda de animales. Ay, Dios... Mi esposo y yo nos miramos y botamos el presupuesto por la ventana imaginaria de nuestra cabeza.
1. La lámpara está mala. Lámpara nueva, 10€.
2. El calentador está bien, pero no hay garantía de que sí caliente a la temperatura adecuada. Termómetro nuevo, análogo, 12€.
3. Tierra para el fondo, 15€.
4. Piedras para mantener la arena en el fondo, 18€ (queríamos la de 5€ pero Markus dijo que no porque yo-no-sé-qué y que mejor no).
5. Preparación para el agua, 10€.
6. Hierro adicional para el agua, 10€.
7. Líquido de tapa roja adicional para el agua que aún no estoy segura qué hace, 10€.
8. Matas para el acuario, 7 diferentes, a 4€ cada una.
9. Balde de 10 litros, 2€.
10. Manguera para hacer cambio de agua, 8 €.
11. Comida para peces, 4€.
¡Y NO NOS DEJÓ COMPRAR LOS PECECITOS!
Fuimos entonces a casa a montar un acuario sin peces porque hay que preparar el agua. No podemos simplemente comprar un acuario y comprar peces y ya -- no, Señor. Hay que tener un procedimiento estricto para todo, con normas, reglas, regulaciones y un orden específico. No sé si es Alemania o el Siglo XXI que se ha vuelto tan quisquilloso para todo. Yo me acuerdo que en una de mis fiestas de cumpleaños, mi mamá dio mini-peceras con un goldfish adentro como sorpresas a cada uno de los niñitos invitados. No había tanta cosa ni tanto problema ni tanta preparación. Porque es que apenas te he contado sobre los gastos, no te he contado lo que nos tocó hacer cuando llegamos a la casa con toda esa carrandanga de cosas.
Día 1: Montar pecera. Agregar tierra, agregar piedras, verter agua hasta la mitad, sembrar plantas, colocar decoraciones, verter agua hasta arriba. Acomodar filtro, calentador y termómetro. Agregar preparación para el agua (10 mL) y el líquido adicional que todavía no estoy segura qué hace (1 mL).
Día 2: Agregar líquido adicional que ahora pienso que es como magia (1 mL).
Día 3: ibid.
Día 4: Cambiar 40% del agua. Agregar preparación para el agua (10 mL) y el líquido adicional (1 mL).
Día 5: Agregar líquido adicional (1 mL).
Día 6: ibid.
Día 7: Llevar a Markus muestra de agua para ver si podemos comprar pececitos. ¡RESPUESTA POSITIVA! Y ahora... ¿qué comprar?
Después de dar vueltas y comparar necesidad de atención, complique del cuidado, y precio, nos decidimos por 5 mini-truchas (estoy segura que tienen nombre de verdad, pero parecen truchas miniatura, son ¡ful lindas!), por un goldfish (que me acabo de enterar que no es goldfish, pero como es un pez y es dorado, entonces, ajá, es un goldfish), un "goldfish" negro (con cola ful linda - a mi me parece una bailarina, pero Honey dice que las bailarinas son diferentes), y un "goldfish" con puntos negros, blancos y amarillos (es el macho). Compramos una mata más, porque por qué no, y cuando llegamos a casa nos dimos cuenta de que Markus nos había echado un pececito de más. Ahora, uno pensaría que el tema es cuestión de echar los peces al agua y ya, ¿cierto?
No.
Claro que no. No sería Alemania si fuera fácil y descomplicado. No, Señor. El proceso dura dos horas:
Primero, se coloca la bolsa cerrada a flotar en el agua durante 15 minutos para que comience el periodo de atemperación.
Segundo, se abre la bolsa y se le añade media taza de agua de la pecera, para que junto con la atemperación, el pez pueda acostumbrarse a esta agua. Dejar 15 minutos.
Tercero, se añade una taza de agua y se esperan 15 minutos.
Cuarto, se añade otra taza de agua y se esperan 15 minutos.
Quinto, ibid.
Sexto, ibid.
Séptimo, ibid.
Octavo, ibid - solo que ya para este momento la bolsa está casi llena hasta el tope, entonces lo que se hace es que lentamente se permite que la bolsa se voltee para que los pececitos puedan nadar, voluntariamente, fuera de la bolsa hacia su nuevo hogar.
Entonces tenemos las 5 truchas, los 3 goldfish-que-no-son-goldfish... y uno más. Revisamos la factura y solo nos cobraron por los 8 pececitos -- pero indiscutiblemente hay uno más. Que, para colmo de males, se ve enfermo. Nada torcido, no sube a la superficie como sus hermanos, más bien se deja caer al suelo, y respira pesado (eso digo yo, ¿no? Con toda mi experiencia en respiración acuática). Se nos pierde entre las matas, entonces toca estar pendiente de que siga ahí - de que siga vivo - de que siga...
Dale, pececito, ¡tu puedes!
Es lo que le digo cada vez que me acerco a buscarlo.
El tercer día el tonto pez se muere y a mi me da un ataque de tristeza horrible. Honey no está entonces me toca a mi sacar al pescado de la pecera, su cuerpo sin vida me aterra y caigo en la cuenta de que, en 30 años, nunca he estado así de cerca de un animal muerto. Nunca ha sido mi responsabilidad lidiar con un animal muerto. Entonces las preguntas filosóficas sobre la vida me abruman de camino al inodoro con el pescadito en una servilleta, pero la inteligencia se esfuma y da pie al terror absurdo cuando el cuerpecito muerto se queda pegado a la servilleta, no se cae al inodoro, no se suelta - y entonces pienso que quizá sigue vivo el tonto ese, que estoy cometiendo un pece-cidio, que soy la peor persona del mundo; que, igual que las ninja-tortugas adolescentes mutantes, este pescadito se va a convertir en las tuberías sépticas en quién sabe qué cosa mutante y va a venir a atacarme, a vengarse de mi por haberlo matado; y entonces, cuando descargo el retrete y veo cómo el agua se lleva la servilleta con el pescadito, pienso en Vardaman, y cómo él dijo My mother is a fish, y esas cinco palabras escritas por William Faulkner el siglo pasado me llenan de tristeza porque ese fish que yo boté ha podido ser my mother, porque si la mother de Vardaman es un fish, por qué la mía no, y entonces pondero la tristeza infinita que me llenaría cuando sea my mother y no el fish el que se muera...
Mientras tanto, los días pasan. Todos los días hay que darle de comer a los peces. Todos los días hay que verter 1 mL del líquido mágico a la pecera.
En 14 días volvimos a donde Markus para comprar mi tiburón que se queda pegado al vidrio y mi langosta (Honey quiere hacerme olvidar la tristeza del pescadito muerto accediendo a mis deseos), pero la muestra de agua que le llevamos a Markus indica que tenemos demasiado nitrito. Entonces hay que cambiar el agua cada dos días durante los siguientes 7 días, agregar el hierro y la preparación de agua, junto con el líquido mágico, y echar menos comida a los peces... y quizá este viernes, quizá, si el universo conspira a nuestro favor, quizá podemos por fin completar nuestra pecera.
Y entonces ya podré sentarme tranquila frente a mis peces, a verlos nadar contra la corriente que genera el filtro, y a ponderar sobre el significado de la vida, el universo y todo lo demás.
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1. La lámpara está mala. Lámpara nueva, 10€.
2. El calentador está bien, pero no hay garantía de que sí caliente a la temperatura adecuada. Termómetro nuevo, análogo, 12€.
3. Tierra para el fondo, 15€.
4. Piedras para mantener la arena en el fondo, 18€ (queríamos la de 5€ pero Markus dijo que no porque yo-no-sé-qué y que mejor no).
5. Preparación para el agua, 10€.
6. Hierro adicional para el agua, 10€.
7. Líquido de tapa roja adicional para el agua que aún no estoy segura qué hace, 10€.
8. Matas para el acuario, 7 diferentes, a 4€ cada una.
9. Balde de 10 litros, 2€.
10. Manguera para hacer cambio de agua, 8 €.
11. Comida para peces, 4€.
¡Y NO NOS DEJÓ COMPRAR LOS PECECITOS!
Fuimos entonces a casa a montar un acuario sin peces porque hay que preparar el agua. No podemos simplemente comprar un acuario y comprar peces y ya -- no, Señor. Hay que tener un procedimiento estricto para todo, con normas, reglas, regulaciones y un orden específico. No sé si es Alemania o el Siglo XXI que se ha vuelto tan quisquilloso para todo. Yo me acuerdo que en una de mis fiestas de cumpleaños, mi mamá dio mini-peceras con un goldfish adentro como sorpresas a cada uno de los niñitos invitados. No había tanta cosa ni tanto problema ni tanta preparación. Porque es que apenas te he contado sobre los gastos, no te he contado lo que nos tocó hacer cuando llegamos a la casa con toda esa carrandanga de cosas.
Día 1: Montar pecera. Agregar tierra, agregar piedras, verter agua hasta la mitad, sembrar plantas, colocar decoraciones, verter agua hasta arriba. Acomodar filtro, calentador y termómetro. Agregar preparación para el agua (10 mL) y el líquido adicional que todavía no estoy segura qué hace (1 mL).
La pecera con la tierra. Paso 1. |
Así vienen las matas, en bolsas cerradas para que la humedad se mantenga dentro. |
Día 2: Agregar líquido adicional que ahora pienso que es como magia (1 mL).
Día 3: ibid.
Día 4: Cambiar 40% del agua. Agregar preparación para el agua (10 mL) y el líquido adicional (1 mL).
Así se ve el acuario de noche, con la preparación (es la botella blanca que se ve atrás). Se demora cuatro horas en hacer efecto, y durante las 4 horas todo el acuario se ve como borroso... |
Día 5: Agregar líquido adicional (1 mL).
Día 6: ibid.
Día 7: Llevar a Markus muestra de agua para ver si podemos comprar pececitos. ¡RESPUESTA POSITIVA! Y ahora... ¿qué comprar?
Así se ve el acuario después de las 4 horas, el agua perfectamente cristalina. |
Después de dar vueltas y comparar necesidad de atención, complique del cuidado, y precio, nos decidimos por 5 mini-truchas (estoy segura que tienen nombre de verdad, pero parecen truchas miniatura, son ¡ful lindas!), por un goldfish (que me acabo de enterar que no es goldfish, pero como es un pez y es dorado, entonces, ajá, es un goldfish), un "goldfish" negro (con cola ful linda - a mi me parece una bailarina, pero Honey dice que las bailarinas son diferentes), y un "goldfish" con puntos negros, blancos y amarillos (es el macho). Compramos una mata más, porque por qué no, y cuando llegamos a casa nos dimos cuenta de que Markus nos había echado un pececito de más. Ahora, uno pensaría que el tema es cuestión de echar los peces al agua y ya, ¿cierto?
No.
Claro que no. No sería Alemania si fuera fácil y descomplicado. No, Señor. El proceso dura dos horas:
Primero, se coloca la bolsa cerrada a flotar en el agua durante 15 minutos para que comience el periodo de atemperación.
Segundo, se abre la bolsa y se le añade media taza de agua de la pecera, para que junto con la atemperación, el pez pueda acostumbrarse a esta agua. Dejar 15 minutos.
Tercero, se añade una taza de agua y se esperan 15 minutos.
Cuarto, se añade otra taza de agua y se esperan 15 minutos.
Quinto, ibid.
Sexto, ibid.
Séptimo, ibid.
Octavo, ibid - solo que ya para este momento la bolsa está casi llena hasta el tope, entonces lo que se hace es que lentamente se permite que la bolsa se voltee para que los pececitos puedan nadar, voluntariamente, fuera de la bolsa hacia su nuevo hogar.
Entonces tenemos las 5 truchas, los 3 goldfish-que-no-son-goldfish... y uno más. Revisamos la factura y solo nos cobraron por los 8 pececitos -- pero indiscutiblemente hay uno más. Que, para colmo de males, se ve enfermo. Nada torcido, no sube a la superficie como sus hermanos, más bien se deja caer al suelo, y respira pesado (eso digo yo, ¿no? Con toda mi experiencia en respiración acuática). Se nos pierde entre las matas, entonces toca estar pendiente de que siga ahí - de que siga vivo - de que siga...
Dale, pececito, ¡tu puedes!
Es lo que le digo cada vez que me acerco a buscarlo.
El tercer día el tonto pez se muere y a mi me da un ataque de tristeza horrible. Honey no está entonces me toca a mi sacar al pescado de la pecera, su cuerpo sin vida me aterra y caigo en la cuenta de que, en 30 años, nunca he estado así de cerca de un animal muerto. Nunca ha sido mi responsabilidad lidiar con un animal muerto. Entonces las preguntas filosóficas sobre la vida me abruman de camino al inodoro con el pescadito en una servilleta, pero la inteligencia se esfuma y da pie al terror absurdo cuando el cuerpecito muerto se queda pegado a la servilleta, no se cae al inodoro, no se suelta - y entonces pienso que quizá sigue vivo el tonto ese, que estoy cometiendo un pece-cidio, que soy la peor persona del mundo; que, igual que las ninja-tortugas adolescentes mutantes, este pescadito se va a convertir en las tuberías sépticas en quién sabe qué cosa mutante y va a venir a atacarme, a vengarse de mi por haberlo matado; y entonces, cuando descargo el retrete y veo cómo el agua se lleva la servilleta con el pescadito, pienso en Vardaman, y cómo él dijo My mother is a fish, y esas cinco palabras escritas por William Faulkner el siglo pasado me llenan de tristeza porque ese fish que yo boté ha podido ser my mother, porque si la mother de Vardaman es un fish, por qué la mía no, y entonces pondero la tristeza infinita que me llenaría cuando sea my mother y no el fish el que se muera...
Mientras tanto, los días pasan. Todos los días hay que darle de comer a los peces. Todos los días hay que verter 1 mL del líquido mágico a la pecera.
En 14 días volvimos a donde Markus para comprar mi tiburón que se queda pegado al vidrio y mi langosta (Honey quiere hacerme olvidar la tristeza del pescadito muerto accediendo a mis deseos), pero la muestra de agua que le llevamos a Markus indica que tenemos demasiado nitrito. Entonces hay que cambiar el agua cada dos días durante los siguientes 7 días, agregar el hierro y la preparación de agua, junto con el líquido mágico, y echar menos comida a los peces... y quizá este viernes, quizá, si el universo conspira a nuestro favor, quizá podemos por fin completar nuestra pecera.
Y entonces ya podré sentarme tranquila frente a mis peces, a verlos nadar contra la corriente que genera el filtro, y a ponderar sobre el significado de la vida, el universo y todo lo demás.
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Me gusto mucho este Blog :) y se llaman Molinecias te amo
ResponderBorrarHoney
si me amas tanto, ¿me compras tortugas? <3
BorrarBueno tengo una duda...ya que volvieron donde Markus, no le preguntaron del pececito chueco gratis? Es decir, noe s por ser fastidioso pero pensando a lo Aleman, eso no siguio el protocolo y los procedimientos. Incluso, que tal que el pez maluco hubiera estado enfermo con un hongo que le hubeira podido pegar su peste a los demás? Muy mal hechod e Markus quien es tan requeñecudo :P
ResponderBorrarOye, ¡¿no me ibas a corregir?! ¡¿Me ibas a dejar ahí con la vergüenza de -sito en vez de -cito?! O sea, ahí todo disimulado y tal lo escribes bien tu para que a mi me quede la duda y lo investigue en la RAE (no aparece nada) y lo arregle después, ¿ah? ¿Qué tal? Jajajaa!! Ya lo cambié todo. Y tienes razón - deberíamos preguntarle a Markus qué fue eso. El viernes que lo vea le pregunto.
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