Desde hace varios años vengo notando un gran cambio en mi. De haber sido una persona ampliamente extrovertida, me he convertido en una persona enteramente introvertida. Después de haber sido un libro abierto (casi literalmente después de 3 publicaciones), me he vuelto callada y reservada. Pasé de ser una gran conversadora (espero que eso no suene arrogante) a ser una persona que escucha por temor a no tener nada que decir.
Cuando no estoy bien, en vez de buscar ayuda o consuelo o apoyo o un hombro para compartir lo que sea que me aqueja, me retraigo. Lo que pasa es que -siento que- estoy rodeada de gente que -con la mejor intención- quiere resolverme los problemas. Resolverme la vida. Resolverme todo. Y yo no quiero que me resuelvan nada, thank you very much. Lo puedo hacer all by myself. No quiero sugerencias, no quiero consejos, no quiero ideas, no quiero ningún tipo de comentario. Solo quiero ser escuchada, y ya. Y parece, siento yo, creo, pienso, opino, que la gente que me rodea no puede quedarse callada y decir, "Anda, hey, full barro." Porque aunque sí tengan la habilidad de escupir esas palabras, son inmediatamente seguidas de, "y ya has pensado" o "yo hubiera dicho" o "yo que tu" o "a mi eso no me pasaría porque yo"...
Entonces me retraigo. Me escondo. Me alejo. Y cuando estoy bien, o cuando sí quiero esa sugerencia o esa idea o esa opinión, aparezco, la pido y la agradezco. Lo que pasa es que puedo esconderme por días, semanas, meses... y soy plenamente consciente de que eso no es sano.
Pero con la arrogancia de toda persona que siente que sus problemas son más importantes y más serios y más pesados y más duros que los de los demás, siento que la gente que me quiere debe darme mi espacio, entenderme, aceptarme así, y esperarme con brazos abiertos para cuando yo decida regresar.
Please and thank you,
Pues resulta que me topé conmigo misma. Porque me llegó este mensaje (para preservar la privacidad de la persona voy a parafrasearlo un poco):
Mi primera reacción fue gritar (por whatsapp) ¡¿Cómo así, hey?! ¡Háblame! ¡Cuéntame! ¡Explícame! Porque claro - nadie puede mantenerme a mi al margen de una situación. Y cuando terminé de sentirme ofendida porque no me quisieron contar, entonces entendí.
OMG. Me he topado conmigo misma. Hay otra gente en el mundo que reacciona como yo - quién lo iba a creer. Y si yo, así toda semi-hermitaña, no puedo entender y aceptar a esta persona y su reacción y su solicitud de espacio, ¿quién entonces va a hacerlo? Más aún, ¿por qué espero yo que me respeten a mi si yo misma no lo hago?
Entonces, querida persona, si me estás leyendo (lo cual sería uno de los mayores elogios de mi vida), quiero que sepas que te doy todo el espacio que necesites. Y que cuando quieras, en estos días, en las próximas semanas, en los siguientes meses, el año entrante si es necesario, te voy a estar esperando. Y cuando me llames, voy a estar feliz de oír tu voz, y no te voy a preguntar qué pasó; y si de todos modos me cuentas, no te voy a dar soluciones.
Ahora - es posible que cuando llames no conteste. Eso no tiene nada que ver contigo, sino conmigo. Porque es posible que al entrar tu llamada, yo esté bañando a uno de los dos #littlebabyHergett, o que esté sin señal, o que esté durmiendo, o que tenga el celular sin volumen.
Vuelve a llamar. Porque me encantará oir tu voz.
Vuelve a llamar. Porque me haces falta.
Vuelve a llamar.
Cuando no estoy bien, en vez de buscar ayuda o consuelo o apoyo o un hombro para compartir lo que sea que me aqueja, me retraigo. Lo que pasa es que -siento que- estoy rodeada de gente que -con la mejor intención- quiere resolverme los problemas. Resolverme la vida. Resolverme todo. Y yo no quiero que me resuelvan nada, thank you very much. Lo puedo hacer all by myself. No quiero sugerencias, no quiero consejos, no quiero ideas, no quiero ningún tipo de comentario. Solo quiero ser escuchada, y ya. Y parece, siento yo, creo, pienso, opino, que la gente que me rodea no puede quedarse callada y decir, "Anda, hey, full barro." Porque aunque sí tengan la habilidad de escupir esas palabras, son inmediatamente seguidas de, "y ya has pensado" o "yo hubiera dicho" o "yo que tu" o "a mi eso no me pasaría porque yo"...
Entonces me retraigo. Me escondo. Me alejo. Y cuando estoy bien, o cuando sí quiero esa sugerencia o esa idea o esa opinión, aparezco, la pido y la agradezco. Lo que pasa es que puedo esconderme por días, semanas, meses... y soy plenamente consciente de que eso no es sano.
Pero con la arrogancia de toda persona que siente que sus problemas son más importantes y más serios y más pesados y más duros que los de los demás, siento que la gente que me quiere debe darme mi espacio, entenderme, aceptarme así, y esperarme con brazos abiertos para cuando yo decida regresar.
Please and thank you,
Pues resulta que me topé conmigo misma. Porque me llegó este mensaje (para preservar la privacidad de la persona voy a parafrasearlo un poco):
No estoy bravo. Estoy en un momento de vida donde me toca aceptar la vida como es. Y necesito que me dejes vivir este momento de vida.
Mi primera reacción fue gritar (por whatsapp) ¡¿Cómo así, hey?! ¡Háblame! ¡Cuéntame! ¡Explícame! Porque claro - nadie puede mantenerme a mi al margen de una situación. Y cuando terminé de sentirme ofendida porque no me quisieron contar, entonces entendí.
OMG. Me he topado conmigo misma. Hay otra gente en el mundo que reacciona como yo - quién lo iba a creer. Y si yo, así toda semi-hermitaña, no puedo entender y aceptar a esta persona y su reacción y su solicitud de espacio, ¿quién entonces va a hacerlo? Más aún, ¿por qué espero yo que me respeten a mi si yo misma no lo hago?
Entonces, querida persona, si me estás leyendo (lo cual sería uno de los mayores elogios de mi vida), quiero que sepas que te doy todo el espacio que necesites. Y que cuando quieras, en estos días, en las próximas semanas, en los siguientes meses, el año entrante si es necesario, te voy a estar esperando. Y cuando me llames, voy a estar feliz de oír tu voz, y no te voy a preguntar qué pasó; y si de todos modos me cuentas, no te voy a dar soluciones.
Ahora - es posible que cuando llames no conteste. Eso no tiene nada que ver contigo, sino conmigo. Porque es posible que al entrar tu llamada, yo esté bañando a uno de los dos #littlebabyHergett, o que esté sin señal, o que esté durmiendo, o que tenga el celular sin volumen.
Vuelve a llamar. Porque me encantará oir tu voz.
Vuelve a llamar. Porque me haces falta.
Vuelve a llamar.
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