En un rincón resguardado de la Sierra Nevada de Santa Marta, donde los rayos del sol acarician con delicadeza las hojas verdes de los cafetos, termina una historia que trasciende el aroma inconfundible del café de Colombia. Aquí, en esta edición limitada, se entrelazan los hilos de bienvenidas y despedidas, tejiendo una narrativa intémpore que llega a tus manos en esta bolsa de café.
En el telar
de la historia de nuestra finca, en el año 2016, dimos luz verde a la siembra
de una nueva variedad de café: la variedad típica. Esta es una de las variedades
más antiguas del mundo, y se diferencia del Café Isabelita que ya conoces por
sus notas florales, de jazmín, de citronela, con cuerpo sedoso y notas dulces a
polen. Esta edición limitada no es solo la última cosecha de esta variedad
típica, es un poema en cada grano, una oda al esfuerzo y la pasión que ha
impregnado nuestras fincas desde el día en que decidimos desafiar las fronteras
de lo convencional. Cada bolsa, marcada y numerada a mano, lleva consigo el
peso de la exclusividad, la esencia de algo que no se repetirá jamás.
Esta
edición limitada marca el fin de un ciclo, pero también el comienzo de una
nueva era, con variedades especiales que abrirían las puertas de un mundo
desconocido para nosotros. Aprendimos con cada cosecha, con cada grano que tomamos
en nuestras manos y procesamos hasta que llegara a tu taza de café. Sin
embargo, como todo en la vida, le llegó el momento a su despedida.
Aunque su
despedida nos deja con un sabor agridulce en el corazón, nos deja un regalo: esta
edición limitada de variedad típica, con solo cincuenta y cuatro kilos de café
pergamino seco, lo que se traduce en aproximadamente cien bolsas de media libra,
con el sello de lo efímero, de lo irrepetible, de una despedida.
Este proyecto, que abarcó siete años de esfuerzo y dedicación, no solo marcó nuestra capacidad de competir a nivel mundial con café de Colombia de la Sierra Nevada de Santa Marta, sino que también reveló la belleza de lo inexplorado. Nunca antes nos habíamos permitido sembrar, procesar y cosechar algo tan diferente, tan personal – y por eso es que esta despedida es tan emotiva para nosotros. La variedad típica es desconocida para muchos porque siempre fue destinada a la exportación, y ahora se convierte en algo íntimo, algo que reclamamos como propio. Estamos forjando nuestra marca, no solo en el mercado, sino en el corazón de quienes aprecian la dedicación que impregnamos en cada paso de este viaje.
En este
último adiós a la última cosecha de variedad típica, se cierra una puerta, pero
a su vez se abre una ventana espectacular hacia el futuro. Nuestra empresa
ahora permite la llegada de nuevas variedades a nuestras tierras que, aunque
tardarán tres años en manifestarse, ya se perfilan como protagonistas de
nuestra próxima epopeya cafetalera.
Esta
despedida, lejos de ser melancólica, es un canto a los ciclos de la vida. En
cada grano que cae, en cada bolsa que sellamos, reconocemos que las despedidas
pueden ser el preludio de nuevas y emocionantes bienvenidas. Nuestra finca no
es solo un lugar de cultivo; es un lienzo en el que pintamos los colores de la
innovación y la perseverancia.
Así, con esta
edición limitada de la última cosecha de la variedad típica, cerramos un
capítulo y abrimos las páginas en blanco de lo que está por venir. En este
rincón resguardado, donde la tierra y el café se funden en una danza eterna,
celebramos no solo lo que fue, sino lo que será.
Cafe Isabelita, Edición Limitada
en colaboración con Gretta con Ganas
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