La discusión sobre la mediocridad es una complicada, porque no hay una respuesta unificada. No hay una definición que cobije a todos los sujetos. De acuerdo a sus raíces latinas, la mediocridad es simplemente dar la talla a medias - es decir, no dar todo lo que se tiene o se puede dar, sino sólo un poco.
Pero entonces, ¿eso cómo se analiza?
Es fácil poner tildes y comas, por ejemplo. La lengua española es lógica y tiene sentido. Hay que aprenderse las reglas, un par de excepciones, y ya (a diferencia de el inglés, donde hay más excepciones que reglas). Entonces, todos nos deberíamos aprender las reglas y aplicarlas. Y ya. ¿Cierto? Así no seríamos mediocres, porque todos estaríamos a la par, aplicando las mismas reglas todo el tiempo.
Pero entonces aparece en mi vida Gabriel García Márquez, único colombiano ganador del Premio Nóbel de Literatura, quien abiertamente dice que él no le para bolas a la gramática, que para eso son los editores. Entonces, como él da menos de lo que podría dar (es decir, si él pudo crear el árbol genealógico de los Buendía, puede fácilmente escribir septiembre en vez de setiembre, ¿cierto?), Gabo es un mediocre. Pero no creo que la Academia Sueca simplemente regale premios Nóbel a cualquier mediocre... así que mi definición no tiene mucho sentido.
Esta discusión sobre la mediocridad la empecé con mi mamá hace como 20 años, cuando el hijo del portero del edificio de mi abuela se convirtió en portero del edificio de mi abuela cuando su papá se jubiló. Junto con mi mamá y mi abuela, pensábamos, qué barro que este pelao (de cerca de 18 años) se vaya a pasar el resto de la vida cuidando un edificio donde la persona más joven tiene dientes de mentira. Pero, decía mi abuela, ¿es realmente mediocre cuando no puede hacer más nada? Prestó el servicio militar obligatorio y no le fue bien. Se graduó del colegio porque el colegio no podía darse el lujo de expulsarlo (necesitaban el dinero de su matrícula). No tenía habilidades manuales, no hablaba bien, y para colmo era feo. MUY feo. El pobre tipo, de verdad, a lo mejor que podría aspirar era a ser portero. Y fue portero. Y es todavía portero. Entonces, si lo mejor que él podía hacer era ser portero, y luego de 20 años sigue de portero, ¿es mediocre?
Pero se me revolvió el corazón cuando, durante los juegos olímpicos en Inglaterra este año, mientras leía en internet sobre la alegría, el orgullo y la fascinación de Colombia y los colombianos con nuestras medallas (1 de oro, 3 de plata y 4 de bronce)...
...oía en televisión sobre la vergüenza de los alemanes porque habían ganado sólo 11 medallas de oro, frente a 19 de plata y 14 de bronce. Decían los alemanes (los deportistas, los presentadores, los patrocinadores, los entrenadores) que es una pena que, teniendo los mejores deportistas del mundo (lo cual es discutible porque, ajá, sólo fueron 11 medallas de oro), sólo hayan logrado 11 medallas de oro. Los ganadores de plata y bronce aparecían en las premiaciones decepcionados, apenados; las noticias sólo presentaban los oros, el resto no.
Y yo como colombiana agitando mi bandera en la ventana porque habíamos ganado 8 medallas - ¡medallas de lo que sea! Lo importante, para mi como colombiana, es que mi país participe. Si mi país gana, eso es un regalo extra. Y que gane oro, plata o bronce, es igual - es decir, no, no es igual. ¡Pero ganar es ganar! Para los alemanes no. Para los alemanes, ganar es ganar oro.
¿Están equivocados? ¿Fijan sus metas y objetivos demasiado alto? O, ¿estamos equivocados nosotros los colombianos, contentándonos con una sola medalla de oro? ¿Será que nosotros mismos estamos promoviendo la mediocridad, contentándonos con medallas de plata y bronce, o simplemente contentándonos con participar?
No sé. Sí sé que creo que los alemanes están equivocados, que estas altas expectativas generan falsos objetivos y que la posibilidad de fracaso es tan alta que es difícil no fracasar.
Yo estoy increíblemente orgullosa de mis 8 compatriotas que ganaron medallas. Ellos dieron lo mejor que pudieron. Ellos dieron todo lo que tuvieron. Chévere oro, claro; pero ganar es ganar.
Quizá lo importante es que cada uno se concentre en lo suyo, y que se enfoque en no ser mediocre. Yo tengo tres matas nuevas y ayer hice ajiaco. Yo estoy lejos de ser mediocre. Es más, teniendo en cuenta que mato todo lo que es verde, y que confundí guascas con laurel, creo que estoy superando todas mis expectativas. Y las de mis papás. Y las de ambas abuelas.
Pero entonces, ¿eso cómo se analiza?
Es fácil poner tildes y comas, por ejemplo. La lengua española es lógica y tiene sentido. Hay que aprenderse las reglas, un par de excepciones, y ya (a diferencia de el inglés, donde hay más excepciones que reglas). Entonces, todos nos deberíamos aprender las reglas y aplicarlas. Y ya. ¿Cierto? Así no seríamos mediocres, porque todos estaríamos a la par, aplicando las mismas reglas todo el tiempo.
Pero entonces aparece en mi vida Gabriel García Márquez, único colombiano ganador del Premio Nóbel de Literatura, quien abiertamente dice que él no le para bolas a la gramática, que para eso son los editores. Entonces, como él da menos de lo que podría dar (es decir, si él pudo crear el árbol genealógico de los Buendía, puede fácilmente escribir septiembre en vez de setiembre, ¿cierto?), Gabo es un mediocre. Pero no creo que la Academia Sueca simplemente regale premios Nóbel a cualquier mediocre... así que mi definición no tiene mucho sentido.
Esta discusión sobre la mediocridad la empecé con mi mamá hace como 20 años, cuando el hijo del portero del edificio de mi abuela se convirtió en portero del edificio de mi abuela cuando su papá se jubiló. Junto con mi mamá y mi abuela, pensábamos, qué barro que este pelao (de cerca de 18 años) se vaya a pasar el resto de la vida cuidando un edificio donde la persona más joven tiene dientes de mentira. Pero, decía mi abuela, ¿es realmente mediocre cuando no puede hacer más nada? Prestó el servicio militar obligatorio y no le fue bien. Se graduó del colegio porque el colegio no podía darse el lujo de expulsarlo (necesitaban el dinero de su matrícula). No tenía habilidades manuales, no hablaba bien, y para colmo era feo. MUY feo. El pobre tipo, de verdad, a lo mejor que podría aspirar era a ser portero. Y fue portero. Y es todavía portero. Entonces, si lo mejor que él podía hacer era ser portero, y luego de 20 años sigue de portero, ¿es mediocre?
Pero se me revolvió el corazón cuando, durante los juegos olímpicos en Inglaterra este año, mientras leía en internet sobre la alegría, el orgullo y la fascinación de Colombia y los colombianos con nuestras medallas (1 de oro, 3 de plata y 4 de bronce)...
...oía en televisión sobre la vergüenza de los alemanes porque habían ganado sólo 11 medallas de oro, frente a 19 de plata y 14 de bronce. Decían los alemanes (los deportistas, los presentadores, los patrocinadores, los entrenadores) que es una pena que, teniendo los mejores deportistas del mundo (lo cual es discutible porque, ajá, sólo fueron 11 medallas de oro), sólo hayan logrado 11 medallas de oro. Los ganadores de plata y bronce aparecían en las premiaciones decepcionados, apenados; las noticias sólo presentaban los oros, el resto no.
Y yo como colombiana agitando mi bandera en la ventana porque habíamos ganado 8 medallas - ¡medallas de lo que sea! Lo importante, para mi como colombiana, es que mi país participe. Si mi país gana, eso es un regalo extra. Y que gane oro, plata o bronce, es igual - es decir, no, no es igual. ¡Pero ganar es ganar! Para los alemanes no. Para los alemanes, ganar es ganar oro.
¿Están equivocados? ¿Fijan sus metas y objetivos demasiado alto? O, ¿estamos equivocados nosotros los colombianos, contentándonos con una sola medalla de oro? ¿Será que nosotros mismos estamos promoviendo la mediocridad, contentándonos con medallas de plata y bronce, o simplemente contentándonos con participar?
No sé. Sí sé que creo que los alemanes están equivocados, que estas altas expectativas generan falsos objetivos y que la posibilidad de fracaso es tan alta que es difícil no fracasar.
Yo estoy increíblemente orgullosa de mis 8 compatriotas que ganaron medallas. Ellos dieron lo mejor que pudieron. Ellos dieron todo lo que tuvieron. Chévere oro, claro; pero ganar es ganar.
Quizá lo importante es que cada uno se concentre en lo suyo, y que se enfoque en no ser mediocre. Yo tengo tres matas nuevas y ayer hice ajiaco. Yo estoy lejos de ser mediocre. Es más, teniendo en cuenta que mato todo lo que es verde, y que confundí guascas con laurel, creo que estoy superando todas mis expectativas. Y las de mis papás. Y las de ambas abuelas.
Eso tiene mucho sentido. Sigo pensando que entre más alto fijes tus metas, más alta es la posibilidad de fracaso. Pero eso no es acaso otro pensamiento mediocre? Por qué querrías participar SIN pensar en ganar? Es decir, competir pensando, "Uy qué chévere estar aquí" y más nada?!? No... hay que tener ALTAS metas para poder cumplir grandes sueños. Pero - uf, no sé. Si ellos dieron lo mejor en cada competencia (es decir, por definición no son mediocres) y aún así no ganaron, no quiere decir que son malos, sino que hay alguien mejor. No siempre perder es perder - a veces es que el otro es mejor.
ResponderBorrarPerder es ganar, si pierdes y aprendes de tu error y practicas más y te pones metas mas fuertes seguramente ganaras, eventualmente. Ponerse metas altas no es el probelma, el probelma es ponerse metas altas y decepcionarse del resulta y ver el "perder" como un fracazo. Ahora bien el ser mediocre yo lo califico como "Si no das todo lo que tienes en el momento en que importa eres un mediocre" pero si yo sé que dí todo de mi para lograrlo y aún asi lo logré entonces no soy un mediocre, soy un luchador que en un futuro será campeon.
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