He redactado posts que han tenido una buena acogida entre mis lectores. Hay algunos pocos que han tenido excelente acogida - incluso ameritando un correo electrónico felicitándome o comentando más a fondo al respecto del tema. Pero el post de la semana pasada - UFF. (¿UF?) Si no estás al día, o sea, nada que ver. Léelo aquí.
De todos los comentarios que recibí - por cierto, es el post más comentado en todos mis tres blogs en los pasados tres años, es decir, ¡WOW! - puedo ver que mis lectores son personas serias, firmes, conservadoras en su mayoría, pero abiertas a la libertad de expresión y a la posibilidad de que cada persona elija cómo vivir su vida.
(Me pregunto qué pasará el día que me atreva a escribir el post que desde hace tanto vengo pensando con respecto al aborto y a la adopción para parejas del mismo género...)
Hay un par de cosas que me gustaría, con el espíritu de seguir la discusión, conversar más a fondo. Y la conversación debe seguir, tiene que seguir, y no sólo aquí conmigo, sino en la vida real, hasta que todo el mundo pueda poner en práctica su derecho a la libre expresión. Pero bueno - vamos por partes.
La mayoría de nosotros estamos de acuerdo en que no queremos ver a dos hombres besándose. PERO, y este "pero" tengo que volver a enfatizarlo, PERO tampoco queremos ver ni a dos tipas ni a una mujer y a un hombre. Es que los besos son íntimos, y pertenecer en la intimidad. Entonces el tema de vetar los besos "entre hombres" tiene muy poco que ver con homofobia y mucho que ver con una conservadora necesidad de volver a los tiempos donde lo íntimo se quedaba en el cuarto. O la sala. O la cocina. Ahí sí cada uno decide - pero que cierre las cortinas, por favor.
Muchos lectores que comentaron, especificaron que son católicos y que por eso, porque Dios dijo en la Biblia, no están de acuerdo con el matrimonio entre personas del mismo género (¿sexo?) - pero entonces hay dos cosas diferentes que comentar. La primera es que si trabajamos bajo la suposición (acertada y cierta) que el matrimonio es una unión inventada por la iglesia, y que la iglesia dice, porque Dios dice, que el matrimonio es una unión entre un hombre y una mujer, entonces todos estamos de acuerdo en que no queremos cambiar la iglesia católica (ni ninguna otra iglesia): Lo que queremos con la legalización de la unión homosexual (espero que sea un término apropiado, al menos para esta charla pseudo-informal) es su aceptación y aprobación ante la ley. Entonces, si la gente religiosa lo que pelea es el uso de la palabra matrimonio, entonces esa pelea ya está ganada: que se le llama unión u otra cosa, pero ya no se mezcla más el caldo con la tajada.
La segunda es que una cosa es la iglesia y otra cosa es la ley - y de todos modos la iglesia no es la que da los derechos legales y civiles que otorga el matrimonio. Mi matrimonio con un hombre (con el mejor hombre del mundo) es válido como unión legal en Colombia (y en Alemania, por cierto), porque un Notario (empleado del Estado, no de la iglesia) dijo que sí, que yo sí estoy legalmente unida a otra persona. Y lo firmó. Y lo selló. Y después de eso se apostilló y se legalizó. Pero, ¿mi certificado de matrimonio religioso? Ese ni sé dónde está. Y eso que me casé hace menos de un año.
Uno de los comentarios que me escribieron decía que esa unión legal ante notario de dos hombres o de dos mujeres ya es legal en Colombia. ¿Eso es cierto?
Y lo último que quiero compartir, que comparto con gran sorpresa, es que aunque la mayoría de mis lectores se consideran conservadores (yo también, la verdad, un poquito), están abiertos a la posibilidad del cambio - algunos. Eso me gusta. Hasta hace poco (bueno, este "poco" es relativo...) estaba legalmente prohibido que los blancos se casaran con los negros, y los católicos con los protestantes - y socialmente dudoso un cachaco con una costeña. ¿O es que tu, TU lector, TU, no conoces a nadie cuyo matrimonio haya sido mirado de mala gana por la sociedad? Mis papás - mis suegros - mis abuelos de ambas partes - lo que hay son cuentos pa' contar de uniones que no fueron bien recibidas. Yo aspiro a que mis hijos se rían de lo retrógrados que éramos en mi generación. Ojalá.
Los tiempos cambian. Las cosas cambian. La gente cambia. Y gracias a Dios hay cambio - sí, Dios, el mismo Dios que tantos citan contra la unión homosexual.
Si estás de acuerdo con la unión homosexual, te felicito. Si no estás de acuerdo, te respeto. Pero de un modo u otro tienes que pensar en este tema.
De todos los comentarios que recibí - por cierto, es el post más comentado en todos mis tres blogs en los pasados tres años, es decir, ¡WOW! - puedo ver que mis lectores son personas serias, firmes, conservadoras en su mayoría, pero abiertas a la libertad de expresión y a la posibilidad de que cada persona elija cómo vivir su vida.
(Me pregunto qué pasará el día que me atreva a escribir el post que desde hace tanto vengo pensando con respecto al aborto y a la adopción para parejas del mismo género...)
Hay un par de cosas que me gustaría, con el espíritu de seguir la discusión, conversar más a fondo. Y la conversación debe seguir, tiene que seguir, y no sólo aquí conmigo, sino en la vida real, hasta que todo el mundo pueda poner en práctica su derecho a la libre expresión. Pero bueno - vamos por partes.
La mayoría de nosotros estamos de acuerdo en que no queremos ver a dos hombres besándose. PERO, y este "pero" tengo que volver a enfatizarlo, PERO tampoco queremos ver ni a dos tipas ni a una mujer y a un hombre. Es que los besos son íntimos, y pertenecer en la intimidad. Entonces el tema de vetar los besos "entre hombres" tiene muy poco que ver con homofobia y mucho que ver con una conservadora necesidad de volver a los tiempos donde lo íntimo se quedaba en el cuarto. O la sala. O la cocina. Ahí sí cada uno decide - pero que cierre las cortinas, por favor.
Muchos lectores que comentaron, especificaron que son católicos y que por eso, porque Dios dijo en la Biblia, no están de acuerdo con el matrimonio entre personas del mismo género (¿sexo?) - pero entonces hay dos cosas diferentes que comentar. La primera es que si trabajamos bajo la suposición (acertada y cierta) que el matrimonio es una unión inventada por la iglesia, y que la iglesia dice, porque Dios dice, que el matrimonio es una unión entre un hombre y una mujer, entonces todos estamos de acuerdo en que no queremos cambiar la iglesia católica (ni ninguna otra iglesia): Lo que queremos con la legalización de la unión homosexual (espero que sea un término apropiado, al menos para esta charla pseudo-informal) es su aceptación y aprobación ante la ley. Entonces, si la gente religiosa lo que pelea es el uso de la palabra matrimonio, entonces esa pelea ya está ganada: que se le llama unión u otra cosa, pero ya no se mezcla más el caldo con la tajada.
La segunda es que una cosa es la iglesia y otra cosa es la ley - y de todos modos la iglesia no es la que da los derechos legales y civiles que otorga el matrimonio. Mi matrimonio con un hombre (con el mejor hombre del mundo) es válido como unión legal en Colombia (y en Alemania, por cierto), porque un Notario (empleado del Estado, no de la iglesia) dijo que sí, que yo sí estoy legalmente unida a otra persona. Y lo firmó. Y lo selló. Y después de eso se apostilló y se legalizó. Pero, ¿mi certificado de matrimonio religioso? Ese ni sé dónde está. Y eso que me casé hace menos de un año.
Uno de los comentarios que me escribieron decía que esa unión legal ante notario de dos hombres o de dos mujeres ya es legal en Colombia. ¿Eso es cierto?
Y lo último que quiero compartir, que comparto con gran sorpresa, es que aunque la mayoría de mis lectores se consideran conservadores (yo también, la verdad, un poquito), están abiertos a la posibilidad del cambio - algunos. Eso me gusta. Hasta hace poco (bueno, este "poco" es relativo...) estaba legalmente prohibido que los blancos se casaran con los negros, y los católicos con los protestantes - y socialmente dudoso un cachaco con una costeña. ¿O es que tu, TU lector, TU, no conoces a nadie cuyo matrimonio haya sido mirado de mala gana por la sociedad? Mis papás - mis suegros - mis abuelos de ambas partes - lo que hay son cuentos pa' contar de uniones que no fueron bien recibidas. Yo aspiro a que mis hijos se rían de lo retrógrados que éramos en mi generación. Ojalá.
Los tiempos cambian. Las cosas cambian. La gente cambia. Y gracias a Dios hay cambio - sí, Dios, el mismo Dios que tantos citan contra la unión homosexual.
Si estás de acuerdo con la unión homosexual, te felicito. Si no estás de acuerdo, te respeto. Pero de un modo u otro tienes que pensar en este tema.
La monja rectora de mi colegio, Madre Edith Munarriz me dijo muchas veces: piensa, Piensa, PIENSA... despues de leer el blog de hoy debo confirmar que "he educado muy bien a Natalya" y usted Madre Edith, puede estar orgullosa de su aporte para que hoy desde Kiel, Alemania, nos estén invitando a pensar. Ahora mismo quiero pensar sobre ¿qué pensaría mi Rectora sobre este tema?
ResponderBorrarNatalya, conmigo lograste el objetivo de este blog: estoy pensando (y TE estoy pensando).
Thanks mami :)
BorrarComo dije antes, cuando logremos una separación real entre la religion y el estado, es cuando se podrán tomar decisiones eficaces y actuales.
ResponderBorrarDe acuerdo. Ojalá sea pronto.
BorrarMe gusta que haya personas como tu que se atrevan a hablar publicamente de este tema.
ResponderBorrarPersonalmente creo que lo importante en esta vida es ser feliz y ayudar a otros en la búsqueda de su felicidad.. en esa línea, si 2 personas se quieren y son FELICES juntas.. que mas da??? si les hace felices casarse.. que mas da??
Como dices tu, el amor en una pareja no diferencia razas, religiones o gentilicios, porque tendría que ser diferente entre parejas del mismo género?
Soy católica, soy fielmente creyente en Dios y la virgen, voy a misa los domingos y apoyo la union homosexual!
este tipo de catolicismo ME ENCANTA!
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