Han pasado un par de días desde los ataques terroristas en París y, aunque (gracias a Dios) no he sido directamente afectada, hoy viví como esto me ha cambiado.
Ya ves, sabes que me considero una persona pensante, racional, inteligente; con capacidad de distinguir y con la habilidad de evitar generalizaciones. Creo que soy suficientemente madura para no mezclar el caldo con la tajada y para ver (aún cuando no decir) las cosas como son.
Pero hoy todo eso, toda esa madurez e inteligencia se fueron por la borda cuando, durante mi paseo diario con #littleBabyHergett me topé con una mujer "disfrazada" de musulmana, tapada de pies a cabeza, solo los ojos libres. Y mira mi ignorancia: no tengo ni idea cuál es la religión de la señora, pero yo la "otrorizo" y de una la clasifico como algo distinto a mi, y como lo distinto es malo y los medios me han enseñado que lo malo es el Islam, entonces esta señora es una terrorista musulmana y punto.
No te he contado que llevaba consigo dos niños, uno caminando (de 4 o 5 años) y uno dormido en el coche. No te he contado que su Burka resalta unos hermosos ojos verdes. Tampoco te he contado que ya la había visto antes, varias veces. No, no te he contado nada de eso porque yo tampoco lo pensé hoy en mi momento de xenofobia. Solo vi a una persona que me quería hacer daño. Porque eso es lo que todos los musulmanes quieren, ¿cierto? Hacernos daño.
En el supermercado había un hombre con cara de musulmán y me cambié de carril para evitarlo. En el semáforo en la esquina de mi casa otro musulmán estableció contacto visual conmigo y yo quité la mirada.
Estando ya en la seguridad de mi casa, sentí vergüenza. Vergüenza de mi misma - menos mal que #littleBabyHergett es muy chiquito para haberme visto y entendido, porque yo no quiero que él sea como yo fui hoy.
Es que es justo como si alguien me tuviera miedo a mi porque soy colombiana y todos los colombianos somos terroristas de las FARC. Es tan mentira que ser colombiano significa ser guerrillero como que ser musulmán significa ser terrorista.
Y eso que yo soy pensante y racional... a pesar de eso caí en lo más bajo de la xenofobia.
Este es el efecto latente y perdurable de estos ataques terroristas: que nos inculcan miedo. Miedo a salir, miedo a establecer contacto visual, miedo a lo extraño. Mi misión para conmigo misma es no volver a caer en eso - hacer mi mejor esfuerzo, al menos. Y mi misión para con mi hijo, es que él aprenda desde ya que ni unos pocos idiotas representan el todo, ni el todo debe sufrir por unos pocos idiotas.
Yo soy colombiana. Yo no soy guerrillera.
Yo soy ciudadana del mundo. Yo no soy xenofóbica.
Yo soy un ser humano. Yo no soy una religión.
Yo soy pensante. Yo no soy generalizadora.
Yo soy miedosa (los monstruos debajo de mi cama son reales). Yo no sufro de miedos irracionales (fobias) a lo ajeno o extraño.
Yo soy Natalya. Yo no soy xenofóbica.
Natalya, de verdad es un placer leerte. Que dura reflexión haces hoy. Probablemente nos cae a varios (para no generalizar). Estoy de acuerdo contigo en que nos permitimos hacer juicios y asignar etiquetas sin siquiera saber por qué o para qué lo hacemos. No me ha tocado en los pasados 54 años una situación en la que pueda decirme si soy o no xenofóbica, entonces no puedo aplaudirme porque no lo soy o regañarme porque lo soy, pero el tema hoy es real, es importante, es necesario. Yo soy pensante. Yo soy Ciudadana. Yo soy abuela. Yo soy mamá. Yo soy Irene.
ResponderBorrar