Hay pocas cosas a las que todos los seres humanos tenemos derecho. Tenemos el derecho a la vida, sin importar nuestra cuna de nacimiento o nuestra nacionalidad; tenemos derecho a pertenecer a un estado, determinado por nuestra cuna de nacimiento (o en casos particulares por la ascendencia); y tenemos derecho a la privacidad. Bueno, quizá tenemos ful más derechos, pero estos son los únicos tres que se me ocurren que sé con total y absoluta certeza que son verdaderos en un país de Asia, en un país de Europa, y en dos países de América (tomándolo como un sólo continente, porque ajá...), de modo que puedo generalizar y decir que son los tres derechos que todo ser humano en el mundo entero tiene. Pero hay gente--como yo--que a conciencia y voluntariamente decidimos entrar a un estado de violación personal del derecho personal y privado de la privacidad. Somos los escritores. Y léase por escritor cualquiera con un teclado (¿o máquina de escribir?) que decide no sólo que tiene algo que dec
a veces, por mucho que intentemos, es imposible sacarnos la realidad de la cabeza...