Dicen los expertos que la gente se adapta al cambio. Dicen que el proceso de adaptación es llevado a cabo por medio de la asimilación y la acomodación. Dicen, además, que la adaptación es atributo de la inteligencia. Es decir, entre más inteligente sea el sujeto, más rápido debería ser el proceso de adaptación, mediante el cual el susodicho asimila las actitudes de sus vecinos y se acomoda a esta nueva situación. Dependiendo de a qué se espere que se adapte el sujeto, el proceso de adaptación puede llevar de 3 horas hasta 3 décadas. Ahí los expertos no dicen nada específico. Por ejemplo, luego de casi un mes en Pre-Kinder, mi mamá le preguntó a Mrs. Calvo (mi profesora, psicóloga, además) qué le sugería para que yo "aprendiera" a madrugar. (Este cuento me lo sé porque mi mamá me lo ha contado innumerables veces, no porque me acuerde) Mrs. Calvo le dijo que tranquila, que yo muy pronto me adaptaría a la madrugada. Sin querer desprestigiar a Mrs. Calvo, quien probablemente dijo eso siguiendo la teoría de Adaptación de Piaget, eso es pura paja: Voy a cumplir mis quintos 23 años y nada que me adapto a tener que estar despierta en la madrugada. Mucho menos aquí, cuando el amanecer empieza a las 8:30 a.m. En tres años en Bogotá no logré adaptarme al clima frío, y llevo 7 meses en Alemania, y no parece que mi proceso de adaptación--a pesar de mi inteligencia--esté siguiendo el camino correcto. Y yo he sido muy obediente y he asimilado las actitudes de mis vecinos (usar pantaletas térmicas) y me he acomodado a esta nueva situación (no salgo de casa cuando la temperatura baja de 0°C), pero nada que me adapto.
Dicen los expertos la independencia es vital para la formación de un individuo como ente social. Dicen los expertos que no se puede hablar de "independencia" sola, porque --por simple paralogismo-- tiene que haber independencia de algo. Dicen los expertos que, para que un individuo tenga aceptación en una sociedad, debe poder valerse por sí mismo (es decir, ser no dependiente de otros) y tener algo que aportar al grupo. Dicen los expertos que la independencia debe iniciar temprano, como cuando las mamás dejan que sus hijos sostengan el tetero con sus manitas. Chévere eso de valerse por sí mismo, pero los expertos no dicen nada específico sobre la necesidad de compañía, afecto y apoyo en la formación de un individuo como ente social. Es decir, sí tiene que valerse uno por sí mismo, pero también necesita uno saber que no tiene que hacerlo todo solo. Hoy en el bus había una carrandanga de niños (entre 8 y 14 años), solos. Iban de regreso del colegio hacia sus casas. Solos. En bus. Muy probablemente en sus casas no habría nadie, porque ambos padres trabajan, y aquí en Alemania no hay la costumbre de una empleada doméstica que cuide a los niños. Esos niños toman el bus solos, llegan a sus casas solos, tienen llave de sus casas, y pasan la tarde solos, hasta que alguno de los padres llega a casa. Chévere que los alemanes inculquen a sus hijos esa no-necesidad de compañía. Pero durante mis 14 años de colegio, mi mamá me recogió todos los días. Y cuando no lo hizo ella, lo hizo Tico; y cuando no lo hizo Tico, lo hizo mi papá; y cuando no fue mi papá, fue mi abuelo. Siempre hubo alguien. Una vez fue Betty a recogerme en Taxi! Pero siempre había alguien que preguntara, ¿cómo te fue?, y que lo hiciera con verdadero interés. Luego de un buen día, qué rico que mi mamá me recogiera para contarle; luego de un mal día, que rico que mi mamá me recogiera para no tener que hablar de nada. Esa dependencia no me hace ni más ni menos civilizada que estos alemanes independientes; pero sí me hace más cercana a mi mamá. ¿Los expertos qué dicen sobre eso?
Dicen los expertos que es vital controlar y limitar la ingesta de azúcar. Dicen que hay que cuidar los carbohidratos, y que hay que consumir productos cargados de vitaminas y minerales y todas esas cosas buenas y necesarias. Pero los expertos--más allá de Pavlov con su refuerzo positivo--no dicen nada sobre el placer de comerse un Berliner a media tarde, o un helado a cualquier hora, o waffle con extra salsa.
Parece que los expertos están tan preocupados por hacernos máquinas de funcionamiento perfecto, máquinas que se adaptan, que son independientes de otros para su funcionamiento, que se nutren con lo debido, que están ignorando aquello que distingue a los seres humanos de los animales: nuestra capacidad de sentir placer.
No hay ningún experto que nos diga cómo ser felices, y no hay aún medición para calcular o cuantificar la felicidad. Ni el placer. Por eso les digo yo a los expertos, aquí y ahora, que me dejen fuera de sus teorías: que yo no me adapto al cambio, que yo no soy ni quiero ser independiente, y que yo no como verduras y como demasiado azúcar. Yo soy un ser humano normal (supremamente inteligente) que busca el placer: yo le encuentro placer a despertarme a las 12 del día; yo le encuentro placer a que mi mamá me recoja y me pregunte cómo me fue; yo le encuentro placer al Berliner y al helado y al waffle. Llámenme hedonista, si así lo quieren: yo busco el placer y evito a toda cuesta el dolor. ¿Y qué?
Dicen los expertos que la búsqueda de la felicidad es una constante en nuestras vidas. Por fin estoy de acuerdo con los expertos y las barbaridades que dicen.
Dicen los expertos la independencia es vital para la formación de un individuo como ente social. Dicen los expertos que no se puede hablar de "independencia" sola, porque --por simple paralogismo-- tiene que haber independencia de algo. Dicen los expertos que, para que un individuo tenga aceptación en una sociedad, debe poder valerse por sí mismo (es decir, ser no dependiente de otros) y tener algo que aportar al grupo. Dicen los expertos que la independencia debe iniciar temprano, como cuando las mamás dejan que sus hijos sostengan el tetero con sus manitas. Chévere eso de valerse por sí mismo, pero los expertos no dicen nada específico sobre la necesidad de compañía, afecto y apoyo en la formación de un individuo como ente social. Es decir, sí tiene que valerse uno por sí mismo, pero también necesita uno saber que no tiene que hacerlo todo solo. Hoy en el bus había una carrandanga de niños (entre 8 y 14 años), solos. Iban de regreso del colegio hacia sus casas. Solos. En bus. Muy probablemente en sus casas no habría nadie, porque ambos padres trabajan, y aquí en Alemania no hay la costumbre de una empleada doméstica que cuide a los niños. Esos niños toman el bus solos, llegan a sus casas solos, tienen llave de sus casas, y pasan la tarde solos, hasta que alguno de los padres llega a casa. Chévere que los alemanes inculquen a sus hijos esa no-necesidad de compañía. Pero durante mis 14 años de colegio, mi mamá me recogió todos los días. Y cuando no lo hizo ella, lo hizo Tico; y cuando no lo hizo Tico, lo hizo mi papá; y cuando no fue mi papá, fue mi abuelo. Siempre hubo alguien. Una vez fue Betty a recogerme en Taxi! Pero siempre había alguien que preguntara, ¿cómo te fue?, y que lo hiciera con verdadero interés. Luego de un buen día, qué rico que mi mamá me recogiera para contarle; luego de un mal día, que rico que mi mamá me recogiera para no tener que hablar de nada. Esa dependencia no me hace ni más ni menos civilizada que estos alemanes independientes; pero sí me hace más cercana a mi mamá. ¿Los expertos qué dicen sobre eso?
Dicen los expertos que es vital controlar y limitar la ingesta de azúcar. Dicen que hay que cuidar los carbohidratos, y que hay que consumir productos cargados de vitaminas y minerales y todas esas cosas buenas y necesarias. Pero los expertos--más allá de Pavlov con su refuerzo positivo--no dicen nada sobre el placer de comerse un Berliner a media tarde, o un helado a cualquier hora, o waffle con extra salsa.
Parece que los expertos están tan preocupados por hacernos máquinas de funcionamiento perfecto, máquinas que se adaptan, que son independientes de otros para su funcionamiento, que se nutren con lo debido, que están ignorando aquello que distingue a los seres humanos de los animales: nuestra capacidad de sentir placer.
No hay ningún experto que nos diga cómo ser felices, y no hay aún medición para calcular o cuantificar la felicidad. Ni el placer. Por eso les digo yo a los expertos, aquí y ahora, que me dejen fuera de sus teorías: que yo no me adapto al cambio, que yo no soy ni quiero ser independiente, y que yo no como verduras y como demasiado azúcar. Yo soy un ser humano normal (supremamente inteligente) que busca el placer: yo le encuentro placer a despertarme a las 12 del día; yo le encuentro placer a que mi mamá me recoja y me pregunte cómo me fue; yo le encuentro placer al Berliner y al helado y al waffle. Llámenme hedonista, si así lo quieren: yo busco el placer y evito a toda cuesta el dolor. ¿Y qué?
Dicen los expertos que la búsqueda de la felicidad es una constante en nuestras vidas. Por fin estoy de acuerdo con los expertos y las barbaridades que dicen.
Qué dicen los expertos cuando UNA se sabe "supremamente inteligente" para leer nada mas la mitad de lo que dicen ellos mismos..? Tienes que venir al Paseo Bolivar y untarte de país para que escuches a los expertos, sientas la sonrisa de un abuelo, te invada la mirada de un masculino que piensa que Miss Universo no tiene nada que hacer al lado tuyo, te rias con el comentario de alguien... creo que estás buscando expertos en teorías, mas bien indaga sobre ese ser maravilloso que decía "es mejor que te haga daño a que se pierda"... independientemente de tu vesícula no? O de tu NO vesícula. Me gustó este artículo, aunque diga la mitad de lo que "dicen los expertos".
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