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Un poquito de la casa, muy lejos de la casa

Hace rato (ful rato) vengo sintiéndome como rara, como que no me hallo, como que no me siento ni bien ni mal, ni contenta ni triste, nada. Cuando estudiaba con Herr Müller, él me enseñó que una de las palabras preferidas de los alemanes era (es?) zufrieden, satisfecho. A los alemanes les gusta sentirse satisfechos: les gusta sentir que tienen suficiente, lo necesario, lo que quieren y necesitan pero no más. Yo odio esa palabra, porque odio la idea de sentirse uno satisfecho y nada más. Yo no quiero estar satisfecha, le decía yo a Herr Müller; yo quiero estar que estallo de la felicidad o que no puedo contenerme de la rabia. Quiero tener más, o quiero no tener lo que tengo. Pero no quiero sentirme simplemente satisfecha, porque me da miedo que esa zufriedenheit traiga consigo la mediocridad.

Hace rato vengo sintiéndome zufrieden, y eso me aterra. Mi mamá toda preocupada cree que el problema es algo con respecto a mi relación con Honey. Pero no es eso; al contrario, con respecto a mi relación con Honey estoy begeistert, estoy que no puedo de la felicidad que me produce levantarme todos los días al lado de la persona que amo. Mi papá cree que el problema es de plata, y aunque tiene razón porque no estoy zufrieden con la cantidad que tengo, hay pa'l mercado y pa'l postre en el Dulcerna de aquí, entonces eso tampoco es.

Es el clima, eso ya lo identifiqué. Y hace rato. ¡Pero no puedo hacer nada con respecto al clima! ¿Con quién peleo para que haga menos frío y más sol? Estoy como sumida en un zufriedenheit particular. En los últimos días, aunque las temperaturas se han mantenido cerca a los -8°C, ha salido el sol. Entonces tengo frío pero hace sol; estoy suficientemente zufrieden. No salgo mucho y Honey me deja tener la calefacción prendida al máximo en todos los cuartos, entonces estoy calientita aquí dentro; estoy suficientemente zufrieden. Tengo suficiente trabajo para mantenerme ocupada, pero no tanto que me estrese; estoy suficientemente zufrieden.

¡Odio estar zufrieden! ¡Hasta mis sentimientos son mediocres!

Tratando de salir de la monotonía (que no ayuda ni un poquito a mi zufriedenheit), decidimos irnos a Hamburgo el fin de semana pasado a celebrar el cumpleaños de la hermana de Honey con ella. La "fiesta" (una reunioncita de lo más agradable con dos colombianos más) fue en la Taberna El Paisa. No me demoré mucho en pasar de zufriedenheit congelada a sentirme calientita en mi casa--aunque esa "casa" se sentía más como Medellín que Barranquilla, pero a caballo regalao...

Parecía típica Fonda Paisa. La decoración, el olor... y el paisa sentado en una mesita en la pura entrada que dice, Eeeeeeeavemaríapueshomme, bienvenidos, pasen, sigan, adelante, no se me queden ahí que se me congelan y me enfrían el establecimiento, sigan, sigan pues, bien puedan.

¿Qué más puede pedir uno? El grupito éramos 2 barranquilleros, dos cachacos y una caleña, y no sé cuál se los 5 se sintió más zu Hause con esta bienvenida, aunque ninguno fuera paisa. Pedimos empanadas, que más bien han de llamarse "pedacitos de cielo fritos con carnita adentro", porque qué delicia. Lo acompañamos con Colombiana, La Nuestra. Yo nunca fui fan de la Colombiana, pero es que ese sabor, ese sabor es nuestro, es el sabor de La Nuestra, es el sabor de la casa. Honey, quien realmente nunca fue fan de la cerveza Águila (Honey era fan de Póker o de Erdinger, la alemana) se tomó varias, y aseguró que no había probado algo tan rico en mucho tiempo.

Estuvimos en el restaurante como 4 horas, y nos reímos más de lo que yo me he reído en años. Contamos cuentos de la casa, de cuando éramos chiquitos, de lo rico que es vivir en Colombia; el dueño, el paisa, estuvo con nosotros un rato largo. La pasamos tan, tan rico...

Es que estuvimos en la casa por 4 horas. Nadie hablaba alemán, todos hablábamos nuestro idioma con nuestro dialecto (a mi hasta se me salió el costeño de vez en cuando), todos sabíamos a lo que nos referíamos cuando hablábamos de algún lugar o alguna comida. Los olores, todos eran conocidos. Los sabores correspondían a los olores que percibíamos. Todo fue perfecto. Carísimo, también, pero perfecto. Cuando salimos de ahí, todos estábamos llenísimos (es que comimos mucho), y tan, tan contentos. Estábamos zufrieden, sí, porque fue sólo un poquito de la casa, pero fue suficiente para mantenernos cuerdos un día más en este frío y lejano país.

Un día más.

En este frío y lejano país.

Comentarios

  1. Parce, no lo terminés así que me hacés llorar...
    Que bien que describís ese sentimiento tan loco de que todo va perfecto, pero no estás cómodo...
    Hace año y pico que ando por acá y nunca he ido a un restaurante colombiano. Este verano comeré empanadas en "El Paisa". :D Gracias.

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  2. SAGOS: En qué parte del mundo andas? Si estás en Hamburgo (y tienes 50 Euros pa' gastar en comida rica, como de la casa) tienes que ir a "El Paisa". Y si no... bueno, puedes comprar fríjoles y hacer un guisito y comértelos en tu casa. No cuesta más de 5 Euros :-) De todos modos, sí es importante que encuentres algo que te haga sentir en casa, aunque estés fuuuuul lejos. Te deseo éxitos en tu búsqueda de qué es eso que te hace sentir en casa :-)

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  3. Si ya intenté varias veces con los frijoles que consigo por acá, pero no alcanzo ese sabor, ese olor de la Bandeja Paisa (Aunque en las fotos se ve bien;). Los buñuelos me salieron bien en Diciembre, las arepas me salen bien, los patacones... Pero no los frijoles :(
    Ya había desistido. Ahora en verano me rebuscaré una tienda en Bremen o Hamburg.
    :)

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  4. Ando en Emden (Nordsee) estudiando, por eso puedo ir gratis en tren hasta Hamburg :)

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