Confieso que uno de mis planes preferidos es sentarme con mi esposo a ver televisión. Confieso, además, que lo hacemos con frecuencia - sobre todo por temas de clima: cuando hace frío nadie quiere salir, y teniendo en cuenta que aquí en Kiel hace frío 8 meses del año, ajá - tenemos mucho tiempo para ver televisión.
En televisión alemana vemos programas culturales. Nos encanta, sobre todo, conocer las cosas malas de Alemania que hasta a los mismos alemanes les molesta. Ya hasta podemos más o menos definir de dónde es la persona por su forma de pronunciar "yo" (ich) o por los insultos que usa.
En "televisión" por internet estamos al día con todo lo que está de moda: Game of Thrones, Breaking Bad, The Big Bang Theory, Arrow, Vikings, Grey's Anatomy, Dexter, Lost, Prison Break...
Y en televisión colombiana... ay dios... veíamos el noticiero, pero nos cansamos de ver la tragedia que es vivir en Colombia. Y yo la verdad me cansé de estar temiendo por la vida de mi familia con cada noticia de inundaciones, asesinatos, secuestros y robos.
Entonces pasamos a "ficción" con El Cartel de los Sapos, y la secuela. Chévere porque era novela y tal, quizá basada en hechos de la vida real pero no un recuento confiable y verídico de la realidad. ¿Cierto? Y después nos vimos El Cabo. Y después nos vimos Escobar: El Patrón del Mal. Y después nos vimos El Cartel. Y anda - ya uno no sabe qué es novela y qué es verdad. Pero la verdad es que no quiero, no quiero saber qué es verdad y qué no, porque las cosas que muestran son todas tan terribles y sucias y malas y malvadas... Se volvió una apología al crimen. Una apología porque, si bien todos los televidentes colombianos podemos estar de acuerdo en que sí es crimen barro y feo y a sangre fría, al conocer el otro lado de la historia, al conocer cómo fue que el malo se volvió malo, ya uno ique entiende y tal, y empieza a "perdonarlo" y quizá hasta darle la razón. El gobierno es malo. Los militares son malos. Los terroristas, guerrilleros, narcos y malandros son buenos. Lo que pasa es que esa doble moral es la que vende, y al televidente promedio en Colombia le encanta ver eso.
Cansados de revivir constantemente una ficción que sabemos es demasiado real, porque ambos la vivimos, pasamos entonces a las novelas de mentiritas. Esas que son cuentos inventados por un guionista que ha tomado demasiado café, que ha pasado demasiadas horas sentado frente a su laptop en su cubículo. Claro que mi abuelo decía que las tramas de las novelas tienen que ser tomadas de la realidad, porque sino nadie las creería. Vaya uno a saber... Pero bueno: nos vimos la misma novela dos veces (vamos, RCN, un poquito de creatividad no les dolería): Pobres Rico y Los Reyes. Ambas son historias de gente rica descubriendo que el dinero no compra el cariño, y de gente pobre descubriendo que el dinero no lo es todo. En ambas novelas los ricos son antipáticos, amargados, arrogantes, visten siempre de negro o colores oscuros, tienen el pelo recogido en moños, hablan como gomelos insufribles y mezclan too much English con su Spanish. Y en ambas novelas los pobres son simpáticos, contentos, humildes, visten con colores extravagantes (como si fueran los 90 todavía, mezclando amarillo con verde y fucsia), tienen el pelo suelto, con rizos locos y alborotados, hablan horrible, mal-pronunciando todas las palabras (tapsi, tasi) y usando dichos que ni ellos mismos entienden. ¿Qué pasa con esos estereotipos, ah? ¿Cuál es la idea? Todos los ricos son malos; todos los pobres son buenos. Marx se está revolcando en su tumba - no sé si de la felicidad porque tenía razón o de la frustración porque no le entendieron... Es decir - aprovechemos que el televidente colombiano promedio es de clase social media-baja (mira aquí, aquí, y aquí) para hacerlo más reprimido y ayudarle a reforzar esa visión del rico como el demonio. Lo que pasa es que eso vende y al televidente promedio en Colombia le encanta ver eso.
Finalmente optamos por los realities, pero es que de realidad tienen nada más que los personajes son humanos y no robots. Eso no es real - y si lo es, no parece real. De todas maneras, filosóficamente, nada de lo que pase frente a cámaras puede ser real, puesto que es una representación o recreación de una realidad. Y la representación o recreación, por definición, no es real. Pero la realidad es un término que el postmodernismo y el post-postmodernismo han cuestionado tanto que yo misma no sé si el teclado con el que escribo esto es real - o si esto que escribo es real. ¿Será que mis lectores son reales? OMG - seré yo real...
Ya no más apología al crimen - ya no más estereotipos marxistas - ya nos más realismo programado. Vamos a que los guionistas colombianos se inventen algo nuevo, diferente, interesante, que nos ponga a pensar o a reír, o ambos. Pero ya no más de lo mismo.
En televisión alemana vemos programas culturales. Nos encanta, sobre todo, conocer las cosas malas de Alemania que hasta a los mismos alemanes les molesta. Ya hasta podemos más o menos definir de dónde es la persona por su forma de pronunciar "yo" (ich) o por los insultos que usa.
En "televisión" por internet estamos al día con todo lo que está de moda: Game of Thrones, Breaking Bad, The Big Bang Theory, Arrow, Vikings, Grey's Anatomy, Dexter, Lost, Prison Break...
Y en televisión colombiana... ay dios... veíamos el noticiero, pero nos cansamos de ver la tragedia que es vivir en Colombia. Y yo la verdad me cansé de estar temiendo por la vida de mi familia con cada noticia de inundaciones, asesinatos, secuestros y robos.
Entonces pasamos a "ficción" con El Cartel de los Sapos, y la secuela. Chévere porque era novela y tal, quizá basada en hechos de la vida real pero no un recuento confiable y verídico de la realidad. ¿Cierto? Y después nos vimos El Cabo. Y después nos vimos Escobar: El Patrón del Mal. Y después nos vimos El Cartel. Y anda - ya uno no sabe qué es novela y qué es verdad. Pero la verdad es que no quiero, no quiero saber qué es verdad y qué no, porque las cosas que muestran son todas tan terribles y sucias y malas y malvadas... Se volvió una apología al crimen. Una apología porque, si bien todos los televidentes colombianos podemos estar de acuerdo en que sí es crimen barro y feo y a sangre fría, al conocer el otro lado de la historia, al conocer cómo fue que el malo se volvió malo, ya uno ique entiende y tal, y empieza a "perdonarlo" y quizá hasta darle la razón. El gobierno es malo. Los militares son malos. Los terroristas, guerrilleros, narcos y malandros son buenos. Lo que pasa es que esa doble moral es la que vende, y al televidente promedio en Colombia le encanta ver eso.
Cansados de revivir constantemente una ficción que sabemos es demasiado real, porque ambos la vivimos, pasamos entonces a las novelas de mentiritas. Esas que son cuentos inventados por un guionista que ha tomado demasiado café, que ha pasado demasiadas horas sentado frente a su laptop en su cubículo. Claro que mi abuelo decía que las tramas de las novelas tienen que ser tomadas de la realidad, porque sino nadie las creería. Vaya uno a saber... Pero bueno: nos vimos la misma novela dos veces (vamos, RCN, un poquito de creatividad no les dolería): Pobres Rico y Los Reyes. Ambas son historias de gente rica descubriendo que el dinero no compra el cariño, y de gente pobre descubriendo que el dinero no lo es todo. En ambas novelas los ricos son antipáticos, amargados, arrogantes, visten siempre de negro o colores oscuros, tienen el pelo recogido en moños, hablan como gomelos insufribles y mezclan too much English con su Spanish. Y en ambas novelas los pobres son simpáticos, contentos, humildes, visten con colores extravagantes (como si fueran los 90 todavía, mezclando amarillo con verde y fucsia), tienen el pelo suelto, con rizos locos y alborotados, hablan horrible, mal-pronunciando todas las palabras (tapsi, tasi) y usando dichos que ni ellos mismos entienden. ¿Qué pasa con esos estereotipos, ah? ¿Cuál es la idea? Todos los ricos son malos; todos los pobres son buenos. Marx se está revolcando en su tumba - no sé si de la felicidad porque tenía razón o de la frustración porque no le entendieron... Es decir - aprovechemos que el televidente colombiano promedio es de clase social media-baja (mira aquí, aquí, y aquí) para hacerlo más reprimido y ayudarle a reforzar esa visión del rico como el demonio. Lo que pasa es que eso vende y al televidente promedio en Colombia le encanta ver eso.
Finalmente optamos por los realities, pero es que de realidad tienen nada más que los personajes son humanos y no robots. Eso no es real - y si lo es, no parece real. De todas maneras, filosóficamente, nada de lo que pase frente a cámaras puede ser real, puesto que es una representación o recreación de una realidad. Y la representación o recreación, por definición, no es real. Pero la realidad es un término que el postmodernismo y el post-postmodernismo han cuestionado tanto que yo misma no sé si el teclado con el que escribo esto es real - o si esto que escribo es real. ¿Será que mis lectores son reales? OMG - seré yo real...
Ya no más apología al crimen - ya no más estereotipos marxistas - ya nos más realismo programado. Vamos a que los guionistas colombianos se inventen algo nuevo, diferente, interesante, que nos ponga a pensar o a reír, o ambos. Pero ya no más de lo mismo.
(yo también podría apagar el televisor y leer más... pero es más chévere quejarse...)
Hey, barro.. yo mezclo amarillo con verde y fucsia, y tengo el pelo suelto, con rizos locos y alborotados.
ResponderBorrarAparte de eso (full barro hey!), estoy de acuerdo y explicaste casi todas las razones por las que no veo casi televisión ahora; basta ver las propagandas de Caracol y RCN para percatarse de que algo anda muy mal con la televisión colombiana, o mejor, con el televidente colombiano que lo único que compra es morbo y finales donde alguien queda con plata para poder ser feliz.
Ay mijita, yo me siento igualito de ofendida con MIS rizos locos y alborotados y mis abrigos de colores, ja ja! Yo entiendo que la gente quiere relajarse viendo "bobadas" en tele, pero hay ciertas bobadas que ya se pasan... ja ja!
BorrarPuedo ver sus rizos y sus pintas de colores... ¿de qué época son ustedes? O... ¿será que viven en Carnaval todo el tiempo? jajaja
BorrarCuando a veces comienzo con "Uy no en mi epoca era más..." o "Esto esta fatal, antes no era así..." me detengo y pienso. Bueno y será que no era así o seré yo que ma me están saliendo canas y todo lo veo como que "¿a donde ha ido a parar todo?"
ResponderBorrarComparto que las apologías al crimen me colman la paciencia, son cosas que yo como Colombiano quiero olvidar, porque me las tienen que recordar? Los realities también son un desastre, no entiendo ni porque les dicen así porque si tienen una cámara al frente van a actuar de manera diferente a como lo harían sin ella. Un verdadero reality es alguien que firme diciendo peuden filmarme sin que me de cuenta y cuando enos piense a lo lejos loe stán filmando, pero eso ya sería boyerismo y amarillismo. Pero las comedias del pobre rico y el pobre feliz, bueno esas si seimpre han sido así no crees?
PS. Quiero dejar en claro que JAMAS he dicho que te estáns aliendo canas ni que estas entrada en edad, no no no...ni loco diría eso :)
Pilas mijito, pilas que yo no soy vieja! Ja ja! El fin de semana pasado que mencioné mi cumpleaños entrante me preguntaron si 22 o 23, y yo toda divina me sonrojé y todo! Ja ja!
BorrarYo no sé si olvidar/recordar es bueno o malo, lo que me preocupa es que una cosa es contar "la otra parte del cuento", pero otra muy diferente es romantizar y elogiar esa otra parte.
Tampoco sé si "en mi época era mejor", porque en mi época yo era de Sailor Moon, Caballeros del Zodiaco, Super Campeones y Oki Doki. (Ahora de vieja es que me estoy viendo Naruto...)
Y lo que pasa es que si bien la televisión sí es para relajarse y tal, y sabemos que no todo tiene que ser intelectualizado, también me da miedito la "Widerspiegelung" marxista, en la que todo lo que vemos (él decía leemos, pero ajá, estoy parafraseando en un marco contemporáneo) es un reflejo de nuestra sociedad. Si sí, uf, qué miedo me da mi sociedad!!
Dijo el Dr. Cesar Valencia de SKCC en Barranquilla, Colombia, que dijo el Sr. Omar Salom en SKCC en Barranquilla, Colombia, que cuando uno dice "no tuve tiempo" realmente es que "no estaba dentro de tus prioridades". Anda... bueno, comienzo por aceptar que no tengo una razón válida para no haber leído este blog antes, pero ya lo leí y punto. Sigo por compartir que tener fuentes que apoyen tus datos me encanta, le dan profundidad a tus ideas y me exigen mirar mas allá por medio de lo que dicen los autores que citas. Debo confesar que tu disciplina de seguir escribiendo como hablas (utilizando términos como "ique" por ejemplo) me confunden pero me mantienen cerca, es como estar escuchándote y aunque no sé qué opinarían de esto el Profesor Alvaro Diaz o Carlos De la Hoz, o Ariel Castillo, o la Dra. Rafaela Vos, o el Dr. Jesus Ferro, o el Dr. Alberto Roa, o la Psicóloga Olguita Lucía Acero, o Cortázar que me tiene cautivada con Rayuela,o Diego Marin, o García Marquez, o Jaime Abello Banfi, o Don Chelo De Castro, o Thierry Ways, insisto no sé que dirían, leerte es una oportunidad de escucharte, y para mi eso es ganancia. Con respecto a la realidad o invento fantasioso de la mente de los guionistas, quiero mejor esperar a que escribas otro blog con propuestas, con ideas, con sugerencias. Por lo pronto cito a Alejandro Chegwin Martinez, 4 años de edad quien preguntó "¿si las películas y los cuentos no son de la vida real, entonces qué es la vida real? Tus inquietudes Natalya definitivamente tienen una base genética. Me gustó lo que leí, espero la segunda parte.
ResponderBorrarBienrecibo la crítica, y con el mismo respeto con que la redactaste me tomo la libertad no de aceptar la sutil sugerencia ahí implícita. Pero fíjate que aunque ique te molesta que te "hable" me sigues leyendo, así que alguito estoy haciendo bien. Eso, o es que tu lectura fiel tiene una base genética. Me encanta que me sigas leyendo. Thanks.
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