Querido Sr. Monstruo Cocodrilo Que Vive Debajo De Mi Cama:
Debido a lo mucho que hemos vivido juntos, me tomo el atrevimiento de escribirle esta carta para que negociemos.
Le hemos dado la vuelta al calendario ya 30 veces y nada que nos hemos separado el uno del otro. He intentado huir, huir de la ciudad, del país, del continente, del hemisferio mismo, pero Usted me sigue a donde vaya. Lo he acusado con mis papás, con mis roommates del momento y, más recientemente, hasta con mi esposo; pero Usted no cede, no cambia, no claudica. He incluso cambiado de cama: sin cama, en colchón, en cama con base no-hueca; pero Usted se inmiscuye en mis pesadillas como si tuviera velas en todo entierro.
Pero ya es hora de negociar.
Verá Usted, llevamos ya 30 julios en este chistecito, donde ni Usted gana ni yo pierdo, y ya es hora de hacer algo. Ya, digo yo, porque este verano lo demanda.
La razón de mi triunfo que es su derrota es que me protejo siempre bajo la magia inexistente de mis cobijas. Mientras mis piecesitos estén bajo las plumas (que creo que son sintéticas), su reino de terror no alcanza a poseerme. Y durante el invierno, sobre todo estos inclementes inviernos del norte de Alemania a temperaturas negativas que duran meses, mi protección es además una invitación a un plácido sueño, donde mis pies helados rozan los pies calientitos de mi esposo y yo sonrió (mientras él, refunfuñando entre dientes, me pide el divorcio).
Pero ahora, Sr. Monstruo Cocodrilo Que Vive Debajo De Mi Cama, ahora que estamos en verano, ahora que ni el abanico en 3 logra alivianar el estupor kieleño, ahora que el bochorno no deja conciliar sueño -- ahora me toca sacar los pies. Porque si toco los pies infernalmente calientes de mi esposo seré yo la que a gritos le envíe a dormir al sofá hasta que llegue la nieve.
Y ese es el problema: que me toca sacar los piecesitos, pero si los saco, Usted gana. Y si Usted gana, me coge los piecesitos y, ¡ay mi madre!
Entonces, esta es mi propuesta: váyanse Usted de vacaciones. Vaya tranquilo. Aproveche el verano. Vaya. Y nos volvemos a ver como en diciembre, cuando ya mis pies estén sanos y salvos bajo las cobijas, y Usted pueda regresar a su guarida debajo de mi cama para seguir dándome miedo todas las noches...
O al menos hasta que llegue la noche en que sea yo la que me le aparezca a Usted para halarle los pies.
Entonces, así quedamos.
Muy cordialmente,
Yo
Cántale, invitándolo a vacaciones: "Se va el caimán, se va el caimán, se va para Barranquilla!!" Y acá entre tanta babilla seguro que ni se devuelve!! =P
ResponderBorrarQué buena idea... esta noche le canto :-)
BorrarPues actuando como abogado del diablo, es como mal negocio para el Sr. Monstruo Cocodrilo Que Vive Debajo De Tu Cama pues siempre pierde, es decir el negocio es vete porque sino me pones a perder...y el Sr. Monstuo que recibe a cambio? De que miedo se va alimentar? Que piecesitos podrá cojer si nunca tiene la oportunidad estando los tuyos siempre a salvo?. Soy creepo, solo que Blogspot no me quiere hoy, entonces figuro anónimo.
ResponderBorrarEsteeee... del lado de quién estás? A VER?! Ja jaa!!
BorrarFavor re-enviar este mensaje a Mariano Chegwin.
ResponderBorrarMariano, puedes por favor hablar con el Sr. Monstruo Cocodrilo Que Vive Debajo De Tu Cama para que por favor entienda que "nos tiene JAJTA QUI Y JE ME VA". Y punto.