Con respecto al embarazo (con respecto a mi embarazo), se hacen muchos comentarios. Los de [sobre]peso son los que más me afectan, pero hay de todo - los consejos que uno no pide, las historias de horror sobre distintos nacimientos, predicciones de la tragedia que se me viene encima ahora que el bebé nazca, el listado de las cosas que ya más nunca voy a poder hacer... todo eso terminando siempre, sin falta, por algo así: "Pero a pesar de todo eso, será lo mejor que te pase en tu vida."
Ojalá mi parto sea tan normal, rápido e indoloro que sea una historia aburrida que contar. Estoy cruzando los dedos. Ojalá a #littleBabyHergett le guste tanto dormir como a los papás, de modo que no será una tragedia como la predicha. Ojalá yo tenga un buen instinto maternal para que los consejos me sobren (pero los quiero seguir recibiendo, aunque me parezcan tontos e innecesarios). Ojalá las cosas que ya más nunca voy a poder hacer, ya las haya hecho suficientes veces como para que no me hagan falta.
Ojalá.
Pero si hay algo que realmente me saca de mis casillas es el comentario antipático, presuntuoso, pedante y condescendiente: "No eres ni la única, ni la primera, ni la última mujer embarazada en el mundo." Me ha tocado tres veces, las tres veces por hombres. Pero ya que estamos confesando cosas, más me saca de mis casillas no saber qué responderles que el comentario en sí.
La primera vez que me "insultaron" con esa frase, fue un señor como de 300 años, un X, un extraño con quien compartí ascensor. Íbamos ambos al médico, que queda en el 3 tercer piso, y me monté al ascensor con él (mi esposo subió por las escaleras). El señor me mira y, bien pedante, dice, "Pero Ud. tiene pies sanos, no entiendo qué hace aquí montada." Yo, toda linda y decente y pensando que el viejito lo que quiere es conversar (y porque soy incapaz de ser grosera con un abuelo), le sonreí y le dije, "Sí, son perfectamente sanos, gracias a Dios, pero estoy embarazada." Dije lo último con una sonrisa extra grande, esperando que el abuelo fuera un abuelo que está feliz con cualquier nieto - pero, ay, que me salió el tiro por la culata... Dijo el señor, "Yo no entiendo por qué su generación es tan floja. Mi esposa estuvo trabajando el jardín, y subiendo y bajando escaleras, hasta el día en que dio a luz. Ud. no es ni la única, ni la primera ni la última mujer embarazada del mundo." Ya estaba claro que ninguna cantidad de sonrisas ni de explicaciones le iban a cambiar la opinión alviejo idiota ese abuelo amargado - y además ya habíamos llegado al tercer piso. Él se bajó, yo me bajé, y el mundo siguió girando.
Pero en mi cabeza quedaron flotando varias - ful - explicaciones que me hubiera gustado darle. "¿Sabe Ud., señor? Estoy viniendo al médico porque salgo de 10 días en cama por un sangrado que tuve, y por eso debo cuidarme y, de acuerdo a instrucciones médicas, evitar el mayor esfuerzo físico - incluyendo subir y bajar escaleras. Además, me están dando calambres en las pantorrillas y me quedo sin aliento muy rápido y no está bien que se me suba mucho la presión porque el bebé sufre, y los 3 minutos que me demoraría subiendo las escaleras me harían llegar tarde a la cita. Por eso, por todo eso, señor, es que estoy tomando el ascensor con Ud. - un ascensor que es mi derecho como paciente, como pagadora de impuestos, y como ser humano usar. Y si mi generación es floja o no, no es tema de discusión ahora. Ud. no me conoce y no es justo que me catalogue dentro de una generación entera. Y sobre su esposa trabajando en el jardín, qué envidia de la buena la que le tengo a ella, qué rico que ella haya podido estar activa haciendo las cosas que -imagino- le gustan durante su embarazo. Ahora, ¿podría por favor callarse y presionar el 3 para que todos lleguemos más rápido a nuestro destino y más nunca tengamos que vernos las caras? ¿Por favor?"
La segunda vez fue un conocido que se metió en una conversación que estaba teniendo con una amiga embarazada. Nos habíamos reunido ella y yo a tomar chocolate caliente (reemplaza el café durante 9 meses) y casualmente nos habíamos visto con este amigo en común. Ella llegó en bicicleta (con 8 meses de embarazo) y yo llegué en mi carro (con tan solo 5 meses de embarazo), y nos estábamos riendo de las diferencias entre la gente como ella, que fijo llegan a la clínica en bicicleta para dar a luz, y la gente como yo, que llegará seguramente en ambulancia - una conversación agradable, graciosa y llena de hiperbólicas exageraciones para darle más gracia a los cuentos. Cuando esteidiota personaje se nos acerca y me dice, habiendo oído mi comentario de la ambulancia, "Pero no eres ni la única, ni la primera ni la última mujer embarazada, deberías acostumbrarte a la forma como las cosas se hacen aquí y dejar de ser tan exagerada para todo. ¡Móntate en tu bicicleta para que veas cómo te va de bien!" Mi amiga salvó la patria haciendo un chiste de su plan: irse en bicicleta, sí, pero dentro de la ambulancia (ja ja), y el idiota tipo se fue y todo siguió normal y cordial.
Pero yo seguía pensando cosas, pensando qué habría podido o debido decirle. Algo como, "Claramente no lees mi blog, amigo, porque entonces sabrías que soy un peligro en bicicleta - embarazada o no, de modo que es más seguro para la sociedad que yo no ande en bicicleta. Además, ¿por qué asumes que todas las mujeres pueden montar bicicleta? Mi médico me pidió que no montara bicicleta para cuidarme un poco - y si tengo la comodidad del carro, ¿por qué rayos no lo usaría? Yo estoy acostumbrada y muy familiarizada con la forma como se hacen las cosas aquí, thank you very much, y hay muchas mujeres embarazadas que manejan su carro y no su bicicleta - o montan en bus o taxi. Así que el que tiene que dejar de generalizar y exagerar eres tu, ¿ok?"
Y la tercera - Dios, por favor permite que sea la última para evitar que yo ahorque al siguiente - fue muy recientemente, y me la dijo una persona ful cercana a mi. Ful cercana. Ful cercana. Y quise ahorcarlo, pero en vez me puse a llorar sin que se diera cuenta precisamente para que se diera cuenta. Yo le pedí el favor de echar gasolina a mi carro (el favor era el acto, porque yo pagaría la gasolina) y se burló de mi, preguntando por qué no podía hacerlo yo; le dije que sí puedo, pero no quiero que el bebé absorba esos gases. Y me salió con la frasecita esa, "No eres ni la única, ni la primera ni la última mujer embarazada con carro que tiene que tanquearlo..." A este sí tuve tiempo de contestarle, pero tampoco supe qué decirle. Me quedé muda, pálida, triste y totalmente ofendida.
¿Tu crees que yo no sé que no soy ni la única, ni la primera ni la última mujer embarazada? Claro que lo sé. Yo lo sé mejor que tu porque yo soy la que está cargando a este bebé, yo soy la que está sufriendo todos los cambios y sintiendo todos sus movimientos. Yo soy la que está literalmente dando todo de sí para que este bebé crezca sano y salvo. No soy la única en el mundo, pero soy la única en mi vida que está embarazada. Entonces sí, soy la única. No soy la primera mujer embarazada en el mundo, pero sí es este mi primer embarazo - y espero que no sea el último. Para mi todo esto es nuevo, de modo que sí me hace única y especial y primeriza, y me da autoridad moral para ser consentida y floja y pedigüeña y cómoda y todo lo demás que se me de la gana ser.
¿Que si puedo tanquear yo solita mi carro? Sí, sí tengo las habilidades motrices y mentales para hacerlo, pero ¿que si debo tanquear mi carro cuando hayotro idiota otra persona que lo puede hacer por mi para evitarle gases innecesarios al bebé? Sí, sí hay otra persona.
Hay muchas cosas que puedo hacer, pero no hago por cuidar a mi bebé. Puedo tomar café y Coca Cola y tomar vino y cerveza, y comer dulce y grasas y carnes frías y sushi - todo eso lo puedo hacer. Tengo las habilidades físicas y mentales para hacerlo. Pero cuando entramos a la pregunta de si debo hacerlo, ahí sí cambia la cosa, porque yo sé que no debo. Y por eso llevo ya siete meses sin tomar nada de licor ni comer carnes frías ni comida cruda, y haciendo mi café con leche con tan poco café que eso ni sabe, y tomando Coke por sorbitos y una vez a la semana para evitarle la cafeína al bebé.
Puedo usar tacones y fajas que me escondan la barriga; puedo cargar bolsas pesadas, puedo dormir sobre la espalda - puedo, tengo las habilidades para hacerlo. Pero no lo hago para no lastimar al bebé. Yo puedo hacer lo que se me de la gana - y se me da la gana hacer las cosas que no maltraten a mi bebé. Elijo hacer ciertas cosas y otras no; pero tengan la certeza absoluta de que puedo. Esto no se trata de impotencia o dependencia: se trata de decisiones conscientes que tomo para hacerme la vida más cómoda.
Así que sí, sí soy la única. Y sí, sí soy la primera. Y ojalá leas este blog y te disculpes, porque no me merezco tus burlas ni tus comentarios salidos de tono. Y si no me quieres hacer el favor, dímelo y ya - pero no me insultes. Ríete, si quieres, porque la risa es sana, pero entiende que en este momento de mi vida, todo lo que hago es para que el bebé esté bien - no lo hago por tu beneficio ni el mío. Y sí, te reitero: soy la única.
Ojalá mi parto sea tan normal, rápido e indoloro que sea una historia aburrida que contar. Estoy cruzando los dedos. Ojalá a #littleBabyHergett le guste tanto dormir como a los papás, de modo que no será una tragedia como la predicha. Ojalá yo tenga un buen instinto maternal para que los consejos me sobren (pero los quiero seguir recibiendo, aunque me parezcan tontos e innecesarios). Ojalá las cosas que ya más nunca voy a poder hacer, ya las haya hecho suficientes veces como para que no me hagan falta.
Ojalá.
Pero si hay algo que realmente me saca de mis casillas es el comentario antipático, presuntuoso, pedante y condescendiente: "No eres ni la única, ni la primera, ni la última mujer embarazada en el mundo." Me ha tocado tres veces, las tres veces por hombres. Pero ya que estamos confesando cosas, más me saca de mis casillas no saber qué responderles que el comentario en sí.
La primera vez que me "insultaron" con esa frase, fue un señor como de 300 años, un X, un extraño con quien compartí ascensor. Íbamos ambos al médico, que queda en el 3 tercer piso, y me monté al ascensor con él (mi esposo subió por las escaleras). El señor me mira y, bien pedante, dice, "Pero Ud. tiene pies sanos, no entiendo qué hace aquí montada." Yo, toda linda y decente y pensando que el viejito lo que quiere es conversar (y porque soy incapaz de ser grosera con un abuelo), le sonreí y le dije, "Sí, son perfectamente sanos, gracias a Dios, pero estoy embarazada." Dije lo último con una sonrisa extra grande, esperando que el abuelo fuera un abuelo que está feliz con cualquier nieto - pero, ay, que me salió el tiro por la culata... Dijo el señor, "Yo no entiendo por qué su generación es tan floja. Mi esposa estuvo trabajando el jardín, y subiendo y bajando escaleras, hasta el día en que dio a luz. Ud. no es ni la única, ni la primera ni la última mujer embarazada del mundo." Ya estaba claro que ninguna cantidad de sonrisas ni de explicaciones le iban a cambiar la opinión al
Pero en mi cabeza quedaron flotando varias - ful - explicaciones que me hubiera gustado darle. "¿Sabe Ud., señor? Estoy viniendo al médico porque salgo de 10 días en cama por un sangrado que tuve, y por eso debo cuidarme y, de acuerdo a instrucciones médicas, evitar el mayor esfuerzo físico - incluyendo subir y bajar escaleras. Además, me están dando calambres en las pantorrillas y me quedo sin aliento muy rápido y no está bien que se me suba mucho la presión porque el bebé sufre, y los 3 minutos que me demoraría subiendo las escaleras me harían llegar tarde a la cita. Por eso, por todo eso, señor, es que estoy tomando el ascensor con Ud. - un ascensor que es mi derecho como paciente, como pagadora de impuestos, y como ser humano usar. Y si mi generación es floja o no, no es tema de discusión ahora. Ud. no me conoce y no es justo que me catalogue dentro de una generación entera. Y sobre su esposa trabajando en el jardín, qué envidia de la buena la que le tengo a ella, qué rico que ella haya podido estar activa haciendo las cosas que -imagino- le gustan durante su embarazo. Ahora, ¿podría por favor callarse y presionar el 3 para que todos lleguemos más rápido a nuestro destino y más nunca tengamos que vernos las caras? ¿Por favor?"
La segunda vez fue un conocido que se metió en una conversación que estaba teniendo con una amiga embarazada. Nos habíamos reunido ella y yo a tomar chocolate caliente (reemplaza el café durante 9 meses) y casualmente nos habíamos visto con este amigo en común. Ella llegó en bicicleta (con 8 meses de embarazo) y yo llegué en mi carro (con tan solo 5 meses de embarazo), y nos estábamos riendo de las diferencias entre la gente como ella, que fijo llegan a la clínica en bicicleta para dar a luz, y la gente como yo, que llegará seguramente en ambulancia - una conversación agradable, graciosa y llena de hiperbólicas exageraciones para darle más gracia a los cuentos. Cuando este
Pero yo seguía pensando cosas, pensando qué habría podido o debido decirle. Algo como, "Claramente no lees mi blog, amigo, porque entonces sabrías que soy un peligro en bicicleta - embarazada o no, de modo que es más seguro para la sociedad que yo no ande en bicicleta. Además, ¿por qué asumes que todas las mujeres pueden montar bicicleta? Mi médico me pidió que no montara bicicleta para cuidarme un poco - y si tengo la comodidad del carro, ¿por qué rayos no lo usaría? Yo estoy acostumbrada y muy familiarizada con la forma como se hacen las cosas aquí, thank you very much, y hay muchas mujeres embarazadas que manejan su carro y no su bicicleta - o montan en bus o taxi. Así que el que tiene que dejar de generalizar y exagerar eres tu, ¿ok?"
Y la tercera - Dios, por favor permite que sea la última para evitar que yo ahorque al siguiente - fue muy recientemente, y me la dijo una persona ful cercana a mi. Ful cercana. Ful cercana. Y quise ahorcarlo, pero en vez me puse a llorar sin que se diera cuenta precisamente para que se diera cuenta. Yo le pedí el favor de echar gasolina a mi carro (el favor era el acto, porque yo pagaría la gasolina) y se burló de mi, preguntando por qué no podía hacerlo yo; le dije que sí puedo, pero no quiero que el bebé absorba esos gases. Y me salió con la frasecita esa, "No eres ni la única, ni la primera ni la última mujer embarazada con carro que tiene que tanquearlo..." A este sí tuve tiempo de contestarle, pero tampoco supe qué decirle. Me quedé muda, pálida, triste y totalmente ofendida.
¿Tu crees que yo no sé que no soy ni la única, ni la primera ni la última mujer embarazada? Claro que lo sé. Yo lo sé mejor que tu porque yo soy la que está cargando a este bebé, yo soy la que está sufriendo todos los cambios y sintiendo todos sus movimientos. Yo soy la que está literalmente dando todo de sí para que este bebé crezca sano y salvo. No soy la única en el mundo, pero soy la única en mi vida que está embarazada. Entonces sí, soy la única. No soy la primera mujer embarazada en el mundo, pero sí es este mi primer embarazo - y espero que no sea el último. Para mi todo esto es nuevo, de modo que sí me hace única y especial y primeriza, y me da autoridad moral para ser consentida y floja y pedigüeña y cómoda y todo lo demás que se me de la gana ser.
¿Que si puedo tanquear yo solita mi carro? Sí, sí tengo las habilidades motrices y mentales para hacerlo, pero ¿que si debo tanquear mi carro cuando hay
Hay muchas cosas que puedo hacer, pero no hago por cuidar a mi bebé. Puedo tomar café y Coca Cola y tomar vino y cerveza, y comer dulce y grasas y carnes frías y sushi - todo eso lo puedo hacer. Tengo las habilidades físicas y mentales para hacerlo. Pero cuando entramos a la pregunta de si debo hacerlo, ahí sí cambia la cosa, porque yo sé que no debo. Y por eso llevo ya siete meses sin tomar nada de licor ni comer carnes frías ni comida cruda, y haciendo mi café con leche con tan poco café que eso ni sabe, y tomando Coke por sorbitos y una vez a la semana para evitarle la cafeína al bebé.
Puedo usar tacones y fajas que me escondan la barriga; puedo cargar bolsas pesadas, puedo dormir sobre la espalda - puedo, tengo las habilidades para hacerlo. Pero no lo hago para no lastimar al bebé. Yo puedo hacer lo que se me de la gana - y se me da la gana hacer las cosas que no maltraten a mi bebé. Elijo hacer ciertas cosas y otras no; pero tengan la certeza absoluta de que puedo. Esto no se trata de impotencia o dependencia: se trata de decisiones conscientes que tomo para hacerme la vida más cómoda.
Así que sí, sí soy la única. Y sí, sí soy la primera. Y ojalá leas este blog y te disculpes, porque no me merezco tus burlas ni tus comentarios salidos de tono. Y si no me quieres hacer el favor, dímelo y ya - pero no me insultes. Ríete, si quieres, porque la risa es sana, pero entiende que en este momento de mi vida, todo lo que hago es para que el bebé esté bien - no lo hago por tu beneficio ni el mío. Y sí, te reitero: soy la única.
^_^
ResponderBorrarPobrecita candajo como me la cojen de recohca. Mal hecho! No todas las mujeres son iguales.
Abacho :)
pobrecita yo, cierto?!? :-)
BorrarNatalya, que bueno que no me estás viendo porque así como con otros blogs se me agüan los ojitos, con este realmente me has hecho reir. Es que puedo escucharte con el I-D-I-O-T-A ese te dijo lo que sea que te dijo, me imagino tu cara totalmente roja, tus ojos muy pero muy abiertos, tu silencio que era mas "MIRA I-D-I-O-T-A vete que me van a salir letreros, tu actitud de uiiissshhh ¿qué tal este? Si Natal, me has hecho reir aunque tambien me has hecho pensar. Tienes razón, eres la única y eres la primera lo que te da derecho incluso a escribir sobre esto. Me encanta como escribes, aunque estés brava, o triste, o llorando, o manejando, o arriesgando a la humanidad en tu bicicleta, o compartiendo con un abuelo insensible, o cuando simplemente escribes por el placer de escribir. Todo lo anterior te hace única y punto.
ResponderBorrarTe prometo que no escribo cuando estoy manejando! Lo que pasa es que no siempre escribo de buen genio, ja ja!
BorrarCosa rara que todos los comentarios de ese tipo lo hayan hecho hombres! Los tres que te lo han dicho no son los primeros, ni los únicos ni los últimos que dice semejante idiotez. Sin comprender la dimension de lo que para nosotras como mujeres implica sabernos quienes acunamos y damos paso a la vida.
ResponderBorrarEres la mujer mas especial del mundo en este momento y de ahora en adelante, pues cada uno de tus hijos serán los primeros, los únicos y los últimos que te digan mamá.
Oye, sí, ¿ah? Qué lío que son los hombres los que no entienden!!
BorrarAy Natalya me he reído con tu blog. Aunque mientras lo leía se me nublaron los ojos y lo que mas hubiera querido hacer era darte un abrazo y pechicharte, porque "no eres ni la primera ni la única mujer embarazada", que lo único que quiere es disfutar su embarazo y sentirse consentida.
ResponderBorrarTe mando un abrazo
¡Gracias! La verdad lo estoy disfrutando :)
Borrar