El único momento en el que me arrepiento de haberme ido de mi casa, es cuando me siento impotente. Me sentí impotente cuando me atracaron en Augusta y yo, por miedo a ser deportada (mi temor eterno), no reporté mi robo a la policía; me sentí impotente en Tailandia, cuando me ordenaron que no mirara a los hombres a los ojos, porque los hombres son superiores a las mujeres; y me sentí impotente hoy, cuando fuimos verbalmente abusados por un policía alemán. Últimamente ha habido un retén de la policía en el camino a nuestra casa. Nosotros tenemos una motico, para la que tenemos todos los papeles, entonces realmente no estamos nerviosos ante el retén, sino más bien aburridos porque toca bajarse, mostrar papeles, esperar, y luego seguir. Es la misma pereza que le da a cualquier persona ante un retén en cualquier parte del mundo. Ya a Honey lo habían parado una vez antes, y todo salió perfecto, como debe ser, porque tenemos todo al día, como debe ser. Hoy Honey se encontró con el mismo
a veces, por mucho que intentemos, es imposible sacarnos la realidad de la cabeza...