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Si usté supiera lo que pasa aquí...

Nosotros pensamos que en Alemania todo es perfecto. Querido lector, querida lectora, no sé quien eres, pero estoy segura que tu, al igual que yo solía hacerlo, piensas que en Alemania todo es tecnológico, de la más alta calidad y de algún modo moderno y perfecto y muy alemán.

Estee, bueno, que cómo te dijera yo...

No.

Aquí en Alemania también hace calor en los buses. Calefacción sí hay, porque el invierno es pesado. Pero aire acondicionado no hay. Es decir, cuando el clima sube a más de 15 grados centígrados, y estamos las 125 personas apachurradas en el bus, empieza a caerse la gotica esa de sudor por la espalda y el chofer nada que prende el aire. Es más, el tipo a veces es todo malo, porque con ese "bochorno" de bus-apiñuscado-y-alemanes-de-dos-metros-de-alto-que-generan-más-calor-que-fogata-en-finca-a-medio-día, el tipo prende la calefacción. ¡La calefacción! ¿Qué es eso, ah?

Aquí en Alemania también se chocan los buses. Y se chocan por brutos, igualito que los nuestros. Es que la inteligencia (o la falta de ella) no tiene nacionalidad.

Aquí en Alemania también hay bandidos que no cumplen la ley. Hay chicos malos que cruzan la calle no por la cebra. Hay idiotas que rompen las botellas de vidrio contra el piso porque da risa.

Pero, ay mijito, ay mijita, si usté supiera lo que pasa aquí... ¡ja!

Es más, si lo que estoy a punto de contarles pasara en mi ciudad, demandaríamos al médico por brutal, por arcaico, por puro malo.

Resulta que alguien (vamos a darle de nombre clave "Miel", para no herir susceptibilidades) se encontró demasiado tomado el sábado durante el Kieler Woche (un evento parecidongo al Carnaval de Barranquilla) y, como pasa después de una carrandanga de cervezas, tuvo que ir al baño. Pero "ir al baño" después de la tercera cerveza en idioma Hombre significa "buscar lo que sea que no sea un baño para usar como baño." ¿Cierto? Y a Miel se le ocurrió que la mejor idea para usar como baño que no fuera baño estaba atrás de un árbol (idea medianamente razonable en medio de la locura de la embriaguez), que estaba en la cima de una colina chiquitica (idea medianamente ridícula a pesar de la locura de la embriaguez), que estaba protegida por una muralla (idea absurda con o sin locura) de 1.20 m de alto (ya ni siquiera califica como "idea", sino plena estupidez).

Entonces Miel vio ese muro de 1.20 m de alto que rodeaba la colina que en la cima tenía su baño y cogió impulso para brincarlo.

Sólo que no calculó bien - o, mejor dicho, no calculó del todo, y la pared le lastimó el pie, y el piso le lastimó la costilla, y la botella de cerveza que se zafó de su mano rompió la cámara. O sea, parranda de culpables y una sola víctima: Miel.

Llega el muy descarado a la casa a alguna hora incontable de la madrugada a pedirme a mi - eh, este, es decir, a su novia figurada en esta historia - que le mire el piecesito, que es que le duele. La novia, como dice mi papá, más marica ella, se levanta a mirarle el pie, y el dedo gordo está bien feo. En serio.

El lunes, obligado y de mala gana, pero ful adolorido, Miel va con su novia al médico. El tipo, es decir, el médico, le ve el dedo hinchado y morado, y hace lo que todo el mundo haría: Se lo aprieta y después le pregunta que si le duele. Miel se las tira del duro y no gime ni siquiera, pero con ojitos aguados le dice que pilas, hey, que barro, que hagámonos pacito. El tipo manda a Miel a que se tome una radiografía. Se la hacen. Diagnóstico: Miel no tiene el dedito roto, pero la uña se le va a caer (por idiota). Y lo grave del asunto es que tiene cantidades masivas de sangre debajo de la uña. Sangre que está contenida por la uña, que tiene que salir, pero que no puede. Y si no se sale la sangre, entonces el dedo puede engangrenarse y caerse. Y ajá, hey, nadie quiere a un Miel sin dedito.

Procedimiento: Se taladra la uña con un taladro especial para dedos gordos del pie izquierdo, y se permite que la sangre fluya; se inmoviliza el pie con bandas y gazas especiales para dedos gordos del pie. ¿Cierto?

Más o menos...

Sí hay que taladrar la uña, dijo el médico. Entonces procede a decirle a la enfermera que prepare los utensilios. Yo - eh, la novia... que no da mucho con el alemán cuando está a velocidá de costeño, entendió las siguientes palabras: clip, Feuerzeug, sofort, Zimmer zwei. Es decir, clip, encendedor, ya, consultorio 2.

Llave, a mi (a quién estamos engañando...) en la universidad me enseñaron que Feuerzeug significa encendedor; pero yo estaba segura que (1) había entendido mal o (2) Feuerzeug puede significar muchas cosas.

¿Fumas? ¿Conoces a alguien que fuma? Entonces fijo fijo has visto un Feuerzeug: de esos verde fosforescente como transparentongo, de esos que cuestan aquí 3 por un Euro. Ese Feuerzeug fue el que la enfermera trajo.

Y, ¿el clip? El clip lo quitó de la historia clínica de Miel. Ajá. Es decir, nos pasaron sofort al Zimmer zwei y el doctor tomó el clip de la historia clínica de Miel y lo quemó con el Feuerzeug, ahí, al frente de nosotr - eh, de ellos, lo deshizo hasta que quedó como una letra "P" y lo quemó hasta que olió a quemao, y lo quemó hasta que lo "esterilizó", y lo quemó hasta que se puso rojo ese clip.

Y ese clip rojo, esterilizado, quemado, se lo enterró en la uña engangrenada a Miel. Y eso sonó como si el tipo hubiera tirado una piedra a la ventana - eso sonó ¡CRAC! Y el chorro de sangre que salió, me recordó al chorro de agua que salía por atrás en las motos de agua viejas.

Y Miel, el pobre Miel, ahí sí hasta se le quebró la voz un poquito.

Pero es que, ¿en serio, hey? ¿Un clip? ¿Un encendedor? Ful barro, hey. Eso no debe pasar. Y mucho menos en Alemania. Y qué gaza de ni qué nada - una curita, y ni siquiera de las Hansaplast, que son las buenas; sino una curita de esas que ni pegan. Y que, ¿qué pasó con la aspirina pa'l dolor? No, nada de eso.

En serio, hey. Si eso pasa en Barranquilla, hasta sale publicado en el periódico más leído de la costa, con el título, "Médico barbariza a paciente con dedo engangrenado".

¿O no?

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