Confieso que me encanta estar en mi casa. Quedarme en mi casa. No salir de mi casa. Lo disfruto. Especialmente cuando está frío afuera - lo cual, siendo realista, es con demasiada frecuencia en Alemania. Pero en los últimos días ha hecho un solecito agradable; tan agradable, que hasta me inventé una excusa el otro día para salir de la casa (iba a comprar plátano).
Y salí - pero no pasé de la puerta. No pasé de la puerta porque, tan pronto la abrí, se me metió a la casa un monstruo feroz. Mi primera reacción, por supuesto, fue gritar "OMG OMG OMG" un par de veces, y luego proseguir a ver qué rayos era eso. Era una bestia peluda que corría por toda la casa. Se metió a la sala, se metió al cuarto, se metió a la cocina - se metió y salió de todos los cuartos del apartamento, pero no salió de la casa.
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Esta es la bestia que invadió mi hogar. |
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Estuvo atrancado en la tina como 10 minutos... |
Yo me quedé parada en la puerta, sorprendida, asustada. Le pregunté en español que ajá, que qué era lo que estaba pasando aquí. El muy descarado me miró y maulló. Tenía miedo de agarrarlo, porque cuentos se han oído sobre los maléficos demonios que traen los animales callejeros, especialmente los gatos con su Toxoplasma gondii. Eso lo sé porque yo misma traduje el dossier para registrat el reactivo que diagnostica el Toxo en Colombia. Pero mientras yo analizaba, el gato corría. Estaba sucio y hambriento. Bueno, ese cuento de hambriento me lo inventé yo, porque yo tenía hambre. Entonces le di leche. (Lección No. 1: No le des leche a un gato.... a menos que quieras pasarte toda la noche limpiando su diarrea.) Se tomó su leche con más ganas que mecánico tomando cerveza en viernes de quincena, y maulló.
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La bestia bebiendo leche. |
Viéndolo, analizándolo, llegué a la conclusión de que era un bebé y que no me iba a morder... al menos no muy duro. Entonces lo cargué. Era una cosita de nada, ¡una bola de pelos! Estaba segura que tenía que pertenecerle a alguien... pero, ¿a quién? Timbré en todos los apartamentos de mi edificio, pero nadie me abrió (esta gente es rara, ellos ique "trabajan" por las mañanas).
Entonces no había ninguna otra opción: el gato, a quien llamé Gato (que teniendo en cuenta que es un gato alemán en Alemania, me parece muy original), se quedaría conmigo... al menos hasta que Honey llegara a la casa. Eso no fue ningún problema. El problema fue alimentar al bendito animal ese. ¿Qué rayos comen los gatos? Le ofrecí zanahoria y cebolla. (Lección No. 2A: Los gatos no comen verduras.) Le ofrecí Corn Flakes y Müsli. (Lección No. 2B: Los gatos no comen cereales.) Le ofrecí pancito. (Lección No. 2C: Los gatos comen pan.)
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El animal, devorando los trozos de pan. |
Luego de la comida me quedé sin ideas: ¿Qué hace uno con un gato? ¿Juego con él? ¿Lo dejo en paz para que descanse? ¿Lo saco a pasear? (Lección No. 3: Respuestas a las preguntas anteriores --> Sí, Sí, ¡NO!)
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La fiera, jugando |
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La fiera, descansando después de la ajetreada jugada. |
Sin respuestas y con muchas preguntas, me senté en el piso a pensar. Pero no tuve tiempo ni de pensar, porque el gato se me encaramó. Le dije que ajá, que cuál era la cosa, en español, y no me paró ni cinco de bolas. Le pregunté lo mismo en alemán, y el muy descarado maulló. (Lección No. 4: Los gatos hablan el idioma nacional.)
Mi mamá alemana me hizo caer en la cuenta de que necesitaba una caja de arena para el gato. Y fue entonces cuando me dije, "Anda. Ahora tengo que perseguir al gato por toda la casa para que no se haga en los rincones..." Pero bueno, para él jugamos a la lleva toda la tarde, para mi fue el ejercicio del día.
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Esa fue la caja, pero con papel periódico en vez de arena. Igual no sirvió de mucho... |
Aunque la estábamos pasando muy rico los dos, no podía dejar de pensar en el dueño del gato. Fijo estaba triste porque había perdido a su bolita de pelos. Pero no me preocupé mucho, porque yo ya estaba enamorada de mi Gato.
Cuando Honey llegó a la casa, llegamos a una conclusión: Si en una semana no aparecía nadie reclamando al gato, era mío (dijo nuestro, pero sería mío). Había comprado comida para gatos y arena para la cajita; por mi parte, yo pegué unos avisitos de "Gato Encontrado" y tal; pero después ya no nos quedó más que hacer sino esperar. ¡Y jugar!
Lástima que apareció el tonto dueño a la mañana siguiente. Estaba en serio ful triste, pero ful agradecido con que haya cuidado de su motica juguetona. El gato lo reconoció de una y se le encaramó en el cuello. Resulta que el tipo abrió la puerta sólo un segundo y el gato se le escapó. Debido a que iba tarde al trabajo, no tuvo tiempo de buscarlo; se fue con la esperanza de que alguien encontrara y cuidara del gato...
Y así termina mi historia con Gato, cuyo nombre insisto es increíblemente original. Me siento como si me hiciera falta una parte de mi, pero bueno. Al menos puedo decir que, durante un día, tuve Gato.
Querido Gato: Si supieras que esa familia que tuviste por un día está conformada por dos seres humanos que nacieron en Colombia, un país lejano del sito donde tu estás. Pues Gato, en Colombia hya una campaña fuerte y serie que está invitando y exigiendo "la protección a los animals", parece que no muchos Colombianos se están portando como los dos con quien tu estuviste. ¿Será Gato que los convences de que se vengan unos días para su país y nos muestren que se puede, se debe y se tiene que ser capáz de hacer sentir bien a un animal independientemente de su raza, país de procedencia o nombre? Gato... por favor, vé un momento a esa casa y diles "je me van", estoy segura que cuando los mires y maulles, ellos vendrán. Yo estaré TAN contento de tenerlos por acá como está tu dueño cuando te encontró. Cuento contigo Gato..!
ResponderBorrarLos gatos hablan el idioma nacional. No había caído en eso pero igual pasa con todos los animales ¿no? porque mi perro no me entiende.
ResponderBorrarSaludos
Los gatos son los seres más lindos con los que he tenido y tengo la oportunidad de compartir mi vida. En este presente, Tyna es mi gatita pesada e hiper cariñosa. Hasta hace 3 años viví con Abril, arisca, malhumorada y tremendamente personal, como su dueña. Ahora vive con mis hermanas, porque yo me fui a vivir a otro lado y decidí que la gata no tenía que cargar con mis decisiones. Ella es feliz con su rutina en su casa de siempre y yo busqué a otra gata que me ayude a no extrañarla tanto. Consiguete una gatita, los machos son más difíciles. Te la vas a pasar super!
ResponderBorrar@Irónica: no tienes idea cuántas vueltas le he dado a este tema. Creo que por mi falta de tiempo y, vamos, seamos sinceras, mi total aversión a los trabajos caseros, un gato -o cualquier otro ser vivo- no es la mejor opción para mi. Pero si en algún momento maduro lo suficiente (o contrato a una empleada de servicio doméstico), de seguro rescataré a un gato!!
ResponderBorrarNunca había tenido un gato, siempre fueron kos perros mi compañía, pero hace 5 meses vi un aviso en internet donde ofrecían varios gatos y así entró Mowgli a formar parte (muy importante) de mi vida.
ResponderBorrarEn estos meses he aprendido a admirar a estos hermosos animales y a disfrutar de su silenciosa compañía.
Descubrí que estaba lleno de oreceptos erróneos de los felinos, comprendí que mi vida con él es mejor y entendí que en el tiempo que me resta por vivir, espero que sea junto a un gato.
Que afortunado soy.