Ya estoy llegando a esa edad donde soy casi contemporánea con la gente que está cambiando el país. O al menos haciendo campaña para cambiar el país. Sí, así es. Es que ya mi generación está toda graduada de su pregrado, ya muchos tienen hijos (¡mi mejor amiga tiene TRES hijos!), y están seriamente pensando en cómo hacer para aportar su granito de arena para que nuestra ciudad, Barranquilla, y por consiguiente Colombia y el mundo, sean un mejor lugar para sus hijos, para sus nietos, y en lo posible para nosotros mismos (es que no somos tan viejos todavía).
Claro que, entonces me encuentro con una situación peculiar. Antes, lo que mis abuelos o mis papás decían era mi opinión también, porque no sabía nada. Me acuerdo que cuando Andrés Pastrana se estaba lanzando de Presidente contra Samper, hice el comentario, "Ojalá no gane, porque si ese tipo es presidente de Colombia, se acaba el país." Una compañera me preguntó, "¿Por qué lo dices?" Y lo único que le pude responder fue, "Eso es lo que dice mi papá." Y era cierto: lo dije, y lo creía de verdad verdad, porque era lo que mi papá decía. Ahora, de vieja, 17 años después (porfis no te pongas a calcular mi edad verdadera, ¿sí?), pienso que mi papá tenía toda la razón, pero ahora sí tengo los argumentos para estar de acuerdo con él.
Pero como dije: ahora me encuentro en una situación peculiar. Peculiar, digo, porque ahora sé quiénes son los que se están lanzando. Bueno, no, no voy a exagerar: no los conozco. Es decir, no éramos ni somos amigos; no salíamos juntos los fines de semana, no nos seguimos en twitter y no somos friends en Facebook. Pero sé quiénes son.
Está por ejemplo el caso de MG, que se está lanzando para una posición pública. Mi mamá lo quiere mucho y lo apoya (más o menos, porque en las elecciones pasadas no votó por él sino por una mujer, pero tenía muy buenos argumentos para hacerlo), y yo le he dicho a mi mamá varias veces que eso es un error. Es un error porque yo lo conozco desde el colegio. Fuimos a colegios diferentes, pero sus amigos eran amigos de mis amigos, y por eso más veces de las que me hubiera gustado me tocó compartir con él. La verdad, el tipo era como mala gente. De esos que se creen "la biblia", como decíamos en esa época. Era grosero, hablaba muy duro (tanto en tono como en selección de vocabulario), y era de los que les gustaba hacer maldades por el simple placer de hacer cosas malas. Por el simple placer de ser malo. Antipático, con aires de grandeza y un sentimiento de superioridad que daba como miedo. ¡Y eso era a los 14 años! ¿Cómo será este tipo hoy? Ha pasado mucho tiempo, sí, y la verdad es que desde que se graduó (es un año mayor que yo) no volví a saber de él sino hasta hace un par de años, cuando mi mamá me contó que se estaba lanzando para algo. El tipo es inteligente, sí, hay que darle ese crédito enterito. Y es recursivo, así es. Pero, ¿será que es la persona que Barranquilla necesita para salir adelante? O será más bien que este tipito va a seguir siendo como era hace 14 años, y va a seguir haciendo maldades por el placer de ser malo...
Pero por otro lado está el caso de AM, que se está lanzando ahora (creo que por primera vez) a una posición pública, casualmente a la misma de MG. Pero el caso de A es diferente. A fue al mismo colegio que yo, pero él era (es) mucho mayor. Y no era ni cinco popular. Es más, era el típico objeto de burla de un grupo de compañeros igualiticos a MG. Aunque estaba tapado de plata (en mi colegio ese era el común denominador, no un factor diferenciador), era bajito, gordito y feito. Claro, la víctima perfecta para los bullies de mi colegio. El tipo tenía sus descargas de rabia y sus ataques de auto-preservación, pero aún así se graduó con poca fama. Lo último que supe de él es que estaba feliz de irse del país, lejos de ese karma que cargó durante los cuatro años de high school. Y ahora me entero que está de regreso en Barranquilla, haciendo política. Su abuelo fue también político barranquillero, y la verdad no estoy segura si fue del tipo Name o si fue del tipo Chegwin (no es por nada, pero ajá). Mis abuelos, los que sabrían, ya están muertos. Y yo no tengo ni cinco de ganas de irme a Barranquilla a mirar en los anales de mi ciudad a ver si el Sr. Abuelo A fue de los que siguieron al Chapulín o no. Pero, ¿qué tipo de político puede ser un tipo que fue maltratado en el colegio? ¿No será que aprovechará para sacarse algunos clavos? Porque es que hay una carrandanga de esos bullies que hoy en día tienen altos cargos en importantes empresas de la capital de la República del Atlántico, y no vaya a ser que se empiecen a dictar leyes que los beneficien o que los perjudiquen. Qué sé yo. ¿Qué tipo de rencores guardará un tipito que en el colegio fue un Don Nadie, y que ahora aspira a un cargo público?
Y más peculiar aún el caso de un conocido, más o menos amigo de mi papá, F, que se está lanzando a la misma posición de M y de A - el tipo, pa' las fiestas, es exactamente lo que uno está buscando: tomador, mamador de gallo, cuesta chistes (que dan más risa por la forma como los cuenta que por el chiste en sí), parrandero; en fin, un tipo que uno quiere que vaya a sus fiestas. Pero... ¿en una oficina pública?
Yo me quedo con la duda. Me da lástima, de verdad, no poder estar en Barranquilla para oír sus propuestas, para ver qué tienen que decir. Pero una partecita chirriquitica de mi está como contenta de estar tan lejos, porque yo creo que yo sí les preguntaría de frente. A M le preguntaría, "Yo te conocí de pelao, y la verdá es que eras como mala gente. ¿Qué garantía me das de que el malaclase ese que yo conocí ya no eres tu?" Y a A le preguntaría, "Tu eras rechazadongo en el colegio - claro, no me conoces porque yo no era nadie durante tu estadía en mi colegio... y la verdad tampoco lo fui cuando te fuiste. Pero eras rechazadongo. ¿Qué garantía me das de que no vas a utilizar tu poder para venganzas personales?"Y a F le preguntaría, "¿Cuál es tu estrategia a largo plazo para el crecimiento continuo y próspero del Distrito Especial, Industrial y Portuario? Por cierto, hey, me estoy refiriendo a Barranquilla..." No me sorprendería que no conociera el significado de la mitad de las palabras en mi pregunta.
O quién quita. Depronto me quedaría callada, como pasó con RM, que le metió gato por liebre a mi mamá, y demostró que no, la gente no cambia. Y si sí cambia, definitivamente no cambia para bueno.
Claro que, entonces me encuentro con una situación peculiar. Antes, lo que mis abuelos o mis papás decían era mi opinión también, porque no sabía nada. Me acuerdo que cuando Andrés Pastrana se estaba lanzando de Presidente contra Samper, hice el comentario, "Ojalá no gane, porque si ese tipo es presidente de Colombia, se acaba el país." Una compañera me preguntó, "¿Por qué lo dices?" Y lo único que le pude responder fue, "Eso es lo que dice mi papá." Y era cierto: lo dije, y lo creía de verdad verdad, porque era lo que mi papá decía. Ahora, de vieja, 17 años después (porfis no te pongas a calcular mi edad verdadera, ¿sí?), pienso que mi papá tenía toda la razón, pero ahora sí tengo los argumentos para estar de acuerdo con él.
Pero como dije: ahora me encuentro en una situación peculiar. Peculiar, digo, porque ahora sé quiénes son los que se están lanzando. Bueno, no, no voy a exagerar: no los conozco. Es decir, no éramos ni somos amigos; no salíamos juntos los fines de semana, no nos seguimos en twitter y no somos friends en Facebook. Pero sé quiénes son.
Está por ejemplo el caso de MG, que se está lanzando para una posición pública. Mi mamá lo quiere mucho y lo apoya (más o menos, porque en las elecciones pasadas no votó por él sino por una mujer, pero tenía muy buenos argumentos para hacerlo), y yo le he dicho a mi mamá varias veces que eso es un error. Es un error porque yo lo conozco desde el colegio. Fuimos a colegios diferentes, pero sus amigos eran amigos de mis amigos, y por eso más veces de las que me hubiera gustado me tocó compartir con él. La verdad, el tipo era como mala gente. De esos que se creen "la biblia", como decíamos en esa época. Era grosero, hablaba muy duro (tanto en tono como en selección de vocabulario), y era de los que les gustaba hacer maldades por el simple placer de hacer cosas malas. Por el simple placer de ser malo. Antipático, con aires de grandeza y un sentimiento de superioridad que daba como miedo. ¡Y eso era a los 14 años! ¿Cómo será este tipo hoy? Ha pasado mucho tiempo, sí, y la verdad es que desde que se graduó (es un año mayor que yo) no volví a saber de él sino hasta hace un par de años, cuando mi mamá me contó que se estaba lanzando para algo. El tipo es inteligente, sí, hay que darle ese crédito enterito. Y es recursivo, así es. Pero, ¿será que es la persona que Barranquilla necesita para salir adelante? O será más bien que este tipito va a seguir siendo como era hace 14 años, y va a seguir haciendo maldades por el placer de ser malo...
Pero por otro lado está el caso de AM, que se está lanzando ahora (creo que por primera vez) a una posición pública, casualmente a la misma de MG. Pero el caso de A es diferente. A fue al mismo colegio que yo, pero él era (es) mucho mayor. Y no era ni cinco popular. Es más, era el típico objeto de burla de un grupo de compañeros igualiticos a MG. Aunque estaba tapado de plata (en mi colegio ese era el común denominador, no un factor diferenciador), era bajito, gordito y feito. Claro, la víctima perfecta para los bullies de mi colegio. El tipo tenía sus descargas de rabia y sus ataques de auto-preservación, pero aún así se graduó con poca fama. Lo último que supe de él es que estaba feliz de irse del país, lejos de ese karma que cargó durante los cuatro años de high school. Y ahora me entero que está de regreso en Barranquilla, haciendo política. Su abuelo fue también político barranquillero, y la verdad no estoy segura si fue del tipo Name o si fue del tipo Chegwin (no es por nada, pero ajá). Mis abuelos, los que sabrían, ya están muertos. Y yo no tengo ni cinco de ganas de irme a Barranquilla a mirar en los anales de mi ciudad a ver si el Sr. Abuelo A fue de los que siguieron al Chapulín o no. Pero, ¿qué tipo de político puede ser un tipo que fue maltratado en el colegio? ¿No será que aprovechará para sacarse algunos clavos? Porque es que hay una carrandanga de esos bullies que hoy en día tienen altos cargos en importantes empresas de la capital de la República del Atlántico, y no vaya a ser que se empiecen a dictar leyes que los beneficien o que los perjudiquen. Qué sé yo. ¿Qué tipo de rencores guardará un tipito que en el colegio fue un Don Nadie, y que ahora aspira a un cargo público?
Y más peculiar aún el caso de un conocido, más o menos amigo de mi papá, F, que se está lanzando a la misma posición de M y de A - el tipo, pa' las fiestas, es exactamente lo que uno está buscando: tomador, mamador de gallo, cuesta chistes (que dan más risa por la forma como los cuenta que por el chiste en sí), parrandero; en fin, un tipo que uno quiere que vaya a sus fiestas. Pero... ¿en una oficina pública?
Yo me quedo con la duda. Me da lástima, de verdad, no poder estar en Barranquilla para oír sus propuestas, para ver qué tienen que decir. Pero una partecita chirriquitica de mi está como contenta de estar tan lejos, porque yo creo que yo sí les preguntaría de frente. A M le preguntaría, "Yo te conocí de pelao, y la verdá es que eras como mala gente. ¿Qué garantía me das de que el malaclase ese que yo conocí ya no eres tu?" Y a A le preguntaría, "Tu eras rechazadongo en el colegio - claro, no me conoces porque yo no era nadie durante tu estadía en mi colegio... y la verdad tampoco lo fui cuando te fuiste. Pero eras rechazadongo. ¿Qué garantía me das de que no vas a utilizar tu poder para venganzas personales?"Y a F le preguntaría, "¿Cuál es tu estrategia a largo plazo para el crecimiento continuo y próspero del Distrito Especial, Industrial y Portuario? Por cierto, hey, me estoy refiriendo a Barranquilla..." No me sorprendería que no conociera el significado de la mitad de las palabras en mi pregunta.
O quién quita. Depronto me quedaría callada, como pasó con RM, que le metió gato por liebre a mi mamá, y demostró que no, la gente no cambia. Y si sí cambia, definitivamente no cambia para bueno.
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