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Me fui de compras

Si estás leyendo esto en tu casa (y no me refiero a las 4 paredes dentro de las que duermes, sino a tu casa, a tu ciudad, a tu país, a tu cultura) quizá no entenderás la felicidad que me dio a mi, a Honey y a mi amiga paisa que vive en Hamburgo encontrar esto en un supermercadito asiático en Kiel.

Quizá se puede comparar con la felicidad que siente un costeño con sed cuando se encuentra -con tiempo y con los dos mil pesos- frente a frente con el carrito de raspao, con ese pito cuiqui-cuiqui que invade a Barranquilla en medio de su silencio.

Quizá se puede comparar con la felicidad que podría sentir un paisa cuando el queso y la mantequilla se derriten perfecto sobre (¿o dentro de?) la arepa.

Quizá se puede comparar con la felicidad que podría sentir un cachaco cuando se termina de tomar un tinto, o un periquito, o una aromática, sin que se haya enfriado.

Quizá se puede comparar con la felicidad de un caleño cuando se toma un vasado de lulada helada.

Quizá se puede comparar con la felicidad que siente cualquiera cuando la mamá, o la abuela, le cocina el plato preferido.

Si estás leyendo esto en tu casa, quizá no entenderás por qué me emocioné tanto con esto.

Pero si estás leyendo esto, y estás tan lejos de tu casa como yo, prepárate para emocionarte tanto como lo hice yo.

Esto fue lo que compré hoy en el supermercadito asiático en Kiel:

Ya me contó una amiga dónde puedo conseguir las obleas

Bocadillo colombiano con queso Baby Bell, porque no hay queso campesino... ¡todavía!

Yo sé que esto no es lo más colombiano del mundo, pero de chiquita me encantaba comerme el cerelac en polvo con cucharita; o la leche klim mezclada con azúcar; o el milo con azúcar...

No se compara con las cervezas alemanas,
pero es que ver una cerveza colombiana en Alemania sí da un poquito de orgullo, ¿no?

Mi mamá hace el arroz con coco con coco de verdá verdá, ella no compra la leche de coco envasada ni los cubitos de coco con preservantes. Es decir, mami, ¡ya puedes comprar el tiquete!

Esto sí lo venimos comprando hace rato, porque al cachaquito con el que vivo le gustan las arepas.  Y bueno, ajá, no me quedan deliciosas, pero sin punto de comparación hasta aguantan.

Me dan ganas de cantar la cancioncita: Manzana postoboooo-ouoooon...

Dice la costeña, YO: ¡Uy, qué rico! Hoy hacemos limonada de panela con ful hielo.
Dice el cachaco, HONEY: ¡Ala, sumercé! Hoy hacemos agüita de panela caliente.

Esto tampoco ha faltado en nuestra casa desde que llegué. Vienen de Ecuador o Costa Rica,  y son una delicia.

Mi gaseosa preferida, aunque me da un dolor de barrigaaaaaa...

¡Yuca! No lo puedo creer. Y aquí hay ique una versión de suero (que no es de puro ganao, pero bueno) que debe saber delicioso con la yuca frita o hervida. 
Esta semana haré mi mejor intento de tener un poquito de la casa, muy lejos de la casa. Deséame suerte y ¡mándame recetas!

Comentarios

  1. Natalya: Impresionante todo lo que están haciendo esos alemanes para parecerse a nosotros. Bueno, no comments, creo que si fuera alemana, tambien querría parecerme a una colombiana y para ser mas específica, seguramente querría parecerme a mi... jajajaja. Yo entiendo "tu felicidad" cuando encontraste tantos productos colombianos que de alguna forma te acercan a "tu tierra", lo que no han podido esos europeos es llevarse "el sentimiento colombiano, el no-se-qué que percibes cuando vas por el centro de Barranquilla y tu mamá te obliga a bajar la ventana y UNTARTE de país... eso no lo conseguirás ni siquiera con "master cad"... eso solo lo conseguirás aquí, so dear Nat, come home... aquí hasta te consigo "salchiha y cerveza alemana" lo demás, es lo demás... Lots of love desde tu casa en Barranquilla, COLOMBIA. Y punto.

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  2. Sin duda alguna la comida de Colombia no tiene igual y muchos quieren imitarla pero no es el mismo sazón que si la hubiese preparado un colombiano. El Bocadillo Colombiano es el mas delicioso dulce del mundo. Saludos.

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