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de sexualidad, sensualidad y cosas que me hacen sonrojar

Estuvimos en Amsterdam este fin de semana pasado, e hicimos lo que todos los turistas hacen en Amsterdam: comimos (y compramos) queso como locos, visitamos un pueblito aledaño (Volendam) para ver las fábricas y museos de queso (sí, más queso), vimos los molinos de viento, tomamos cerveza holandesa...

...y fuimos al distrito rojo.

El distrito rojo, que geográficamente se encuentra en uno de los barrios más viejos de Amsterdam, es un área donde la sexualidad, la sensualidad y las cosas que me hacen sonrojar se unen para, por lo menos, hacernos cuestionar nuestros principios, morales, ética, creencias, y ajá... nos hace cuestionar todo.

Seamos sinceros: a la mayoría de los hombres que caminan por las calles y callejones del distrito rojo lo que los hace cuestionar es el precio: ¿Será que me alcanza? ¿Qué me hará por lo que tengo en la billetera ahora mismo?

Ya ves, en este distrito rojo la prostitución está legalizada y licenciada. Las mujeres se encuentran en vitrinas iluminadas con luces rojas (de ahí el nombre) y se ofrecen "a quien interese." Es el negocio más antiguo del mundo, dicen, pero eso no lo hace menos... este... particular.

Hay mujeres hermosas. Hay mujeres bonitas. Hay mujeres con demasiadas operaciones. Hay mujeres mayores. Hay mujeres que ya rayan en descaro al estarse vendiendo en vitrina. Hay mujeres blancas, negras, latinas, asiáticas. Hay mujeres altas, bajitas. Hay mujeres en bikini, hay mujeres en vestiditos pequeñitos. Hay mujeres fumando, hay mujeres bebiendo, hay mujeres chupando colombinas. Hay mujeres que activamente atraen a los hombres, y hay mujeres que revisan su celular esperando a que algún tipo toque a su ventana.

Podría decir que "hay de todo," pero no, no hay de todo. ¿No ves? Nada más hay mujeres.

Supuestamente el mayor éxito del feminismo en el siglo XXI es haber logrado que la mujer haga lo que quiera porque tiene el derecho y el poder de elegir. Si quiere ser ama de casa, lo es porque así lo desea, no porque no tiene opciones. Si quiere explorar su sexualidad lo puede hacer porque así lo desea, no porque un hombre la obliga. Se supone que las mujeres tenemos opciones ahora.

Y lo que pasa es que el distrito rojo nos vende la idea de que esas opciones son ciertas. Hay tiendas dedicadas única y exclusivamente al entretenimiento homosexual. Los shows eróticos ofrecen mujeres, mujeres con hombres, mujeres con mujeres... Pero, ¿dónde están los hombres? ¿Qué hacen los homosexuales que quieren ver shows privados? No pueden. Esto es discriminación. Y ¿qué pasa con las mujeres heterosexuales que quieren ver a hombres en paños menores exhibiéndose en vitrina? No pueden. Esto es discriminación y sexismo.

El distrito rojo es una oda encendida al machismo - es una apología al negocio sexual - es una excusa legal para que las mujeres sigan pensando que tienen la opción de ofrecer su cuerpo y recibir remuneración "justa" a cambio.

Las mujeres que están en vitrina y se mueven y bailan y lanzan besos y atraen al público me parecen interesantes. Al menos parece que disfrutan lo que hacen - ya sea que lo disfruten por el placer del sexo o por la remuneración que acompaña el acto. Por cierto, a partir de 50€ se puede acceder a estas vitrinas.

Pero la gran mayoría de las mujeres se paran ahí como aburridas, decepcionadas, como cuestionando su vida y sus decisiones y su situación. Otras se sientan en juegan con sus teléfonos o fuman o toman... pero no están disfrutando la situación. No están pasándola bien. No están en estas por el placer sexual ni por la remuneración, sino (me parece a mi como analista externa) por obligación. Y es que no es por nada que la trata de blancas es tan terrible en Holanda.

Yo aplaudo a la gente que explora su sexualidad. Los juguetes que hay para todos los gustos (aunque a mi me parezcan sado-masoquistas) permiten que las mujeres se independicen totalmente: ya no necesitan de un hombre ni para satisfacer su apetito sexual. Lo logran ellas mismas. ¡Eso es feminismo! Por eso pelearon tanto tiempo Virgina Woolf y Simon de Beauvoir, y hasta mi abuela y su amiga y colega Rafaela (aunque no creo que mi abuela hubiera estado pensando precisamente en vibradores cuando se unió al movimiento feminista...).

El problema del distrito rojo no es la sexualidad ni la sensualidad, ni el hecho de que todas estas cosas tan abiertas me hacen sonrojar. El problema es que no parece ser voluntario. Parece, ¿no? En últimas, ¿qué sé yo de eso? Si todo el tema me hace sonrojar...

Comentarios

  1. Bueno y no aprovecharon para comerse un brownie "especial" en algún bar de Ámsterdam? jejeje

    Ahora sobre lo que planteas. La trata de blancas (y de negras y de asiáticas :P) existe en todo lados, incluso en Holanda PERO no van a ser las del distrito rojo exhibidas. No, estas van a ser clandestinas como lo es todo de mercado negro. Las mujeres del distrito rojo están ahí porque quieren estar, sea cual sea su propósito. Aunque es un poco...este...particular, sigue siendo un empleo remunerado donde, por lo menos, a diferencia de otros lados, se les ofrece seguridad. Como todo empleo hay algunos que lo disfrutan, otros que no ven la hora que sea la salida y otro (como yo) que mientras están es su cubículo se cuestionan sus decisiones y su situación...mucho...continuamente :P

    No lo veo como algo machista, porque aunque ellas están volviendo a las mujeres como objetos, técnicamente otros trabajos de prestación de servicio hacen maso lo mismo, menos invasivos claro esta, pero aún así vendes tu tiempo a una empresa o las empeladas domesticas limpian nuestro desastre a cambio de dinero. Ahora bien porque sólo mujeres y no hombre...bueno yo creo que es por el mercado objetivo. Los comerciales de cremas para humectar el cuerpo, la vallas publicitarias y las impulsadoras en los super están todos enfocados a las mujeres. Que un hombre quiere y puede cómpralo? Claro! Que hay empresas que se dieron cuenta y ya sacan cremas con olores neutrales para que don macho no quede mal visto que luego de aplicarse la crema quede oliendo a lavanda, también, pero es la minoría. Entonces en cuanto a lo sexual, sensual y lo que nos hace sonrojar el target son los hombres, claro esta hay mujeres que también quieren y se les atiende y hay empresas y hombres que se dedican al mismo negocio para complacer las mujeres, sólo que con menos boom y en menos cantidad porque la demanda no es tan alta.

    En conclusión no lo veo como algo que vaya en contra del feminismo, ya que tienen la opción o no de estar allí (nuevamente asumimos ambos porque nos abemos, pero es lo más probable siendo que es Holanda) aunque puede que este forzada "economicamente2 a estar allí, pero bueno, algunos también estamos atados a nuestros trabajos (que no nos terminan de gustar) por la misma razón, las cuentas no se pagan solas.

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  2. Natalya, a pesar de que nos ubicaste, creo que no tenemos suficiente contexto, reconfirmo que nosotros los de este lado del mundo, somos mas recatados, le apostamos a la intimidad y no entendemos ese tipo de "publicidad". A riesgo de sonar "neo-liberal" debo preguntar ¿generar ingresos para el país? ¿es un "buen" negocio que por ejemplo garantiza que hay cero analfabetismo? lo hacen lo suficientemente atractivo para que por ejemplo ustedes hayan destinado tiempo para ir... por lo menos en materia de "marketing" lo están haciendo bien, ¿no? La "satisfacción" o no de las mujeres que están ahí, termina siendo tu mirada subjetiva/enjuiciadora/sesgada porque no hay hombres con ellas o además de ellas. Ese es otro tema, como lo es la trata de blancas. Me quedo con dos reflexiones importantes hoy... 1. No le pregunté a mi mamá sobre lo que pensaba acerca de los vibradores y demás, fíjate otro tema que quedó inconcluso con la Niña Aly, (¿será que le pregunto a su amiga Rafaela...?) y 2. Me complace que estos escenarios te sonrojen (soy tu mamá, ¿ok?). Contexto, contexto...

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