Querido Mariano:
El sábado pasado casi-ique se acaba el mundo, y yo ni me di por aludida. ¿Tu qué estabas haciendo el sábado 21 de mayo del 2011 a las 6 p.m.? Yo estaba en cine, viéndome una película más bien malonga. Pero nada especial, nada trascendental. A decir verdad, yo no me creí el cuento de que el mundo se iba a acabar; por eso fue que no le paré muchas bolas a la situación. Pero ajá, quién soy yo para decir si algo es o no cierto, ¿cierto? Es decir, el tipito que predijo el Día del Rapto para esta fecha tenía tanta probabilidad de estar en lo cierto como de estar equivocado: 50%-50%. Vaya uno a saber, por esas casualidades de la vida, por esas conspiraciones del universo, que el 50% que le saliera al tipo fuera el 50% de que sí se acaba el mundo...
Pero como el punto es que uno nunca sabe, y que las cosas hay que hacerlas en vida (como tanto le dijo la Madre Edith a Yete), yo aprovecho para decirte muchas cosas que desde hace rato quiero decirte. Pero entre la procrastinación y las malas excusas y la falta de verdaderos motivos, me embolaté con cosas realmente de menos importante y ajá, tocó que me llegara el fin del mundo para por fin sentarme a escribirte.
Querido Batiprimo, aprovecho para decirte muchas cosas que siempre he querido decirte para que cuando nos volvamos a ver las podamos hablar. Porque aunque los dos nos estamos muriendo (es decir, estamos vivos, ¿no? En constante proceso de oxidación...), tenemos (¡espero!) mucha vida por delante.
Tengo 20 años más que tu, lo cual no me hace ni sabia ni poseedora de la verdad absoluta; pero al menos me hace un poquito más recorrida que tu. Entonces aprovecho para decirte...
Tu fuiste, Mariano, y nunca dejarás de ser, lo que le trajo la alegría de vuelta a la familia Chegwin. Tu, Mariano, eres lo mejor que nos ha pasado. Tu nos uniste de nuevo, tu nos recordaste de todas las cosas maravillosas que desde tu perspectiva se encuentran, y nos volviste a unir. Mi hermana, y nuestras primas, y tus hermanos, son todos razones para volvernos a alegrar y volvernos a unir, pero tu, Mariano Chegwin Barbosa, tu fuiste lo que nos recordó cómo es que la vida se vive. Y por eso, siempre voy a estar agradecida contigo.
Pero no creas que todo va a ser así de fácil y color de rosa; porque yo sé que tu crees que yo soy la prima regañona. Y sí, habrá veces en que me tocará ser la brava del paseo para poder asegurarme de que siempre estés bien. Siempre. Porque como Batiprima esa es mi única misión: asegurarme de que tu siempre estés bien.
Pero no creas, habrá momentos en que no estarás bien. Y lo peor de todo es que habrá momentos en que no estarás bien y no podrás hacer nada al respecto. Y quizá, para colmo de males, yo estaré demasiado lejos para darte un batiabrazo, de esos que yo sé que ya a esta edad te dan pena. Mariano, la vida se mide por la cantidad de experiencias vividas, buenas y malas; esas experiencias forman tu carácter, y tu carácter dicta tu destino. Pensarás a veces que nada tiene sentido, que nada es importante, que nada vale la pena. Recuerda en esos momentos que tu eres el sentido de la vida de mucha gente; lo más importante para cierta gente; y lo que más vale la pena para al menos tres personas en el mundo: tu papá, tu mamá, y yo. Para mi, Batiprimo, tu eres un regalo de Dios, sin importar todas las veces en que no me saludas por Skype o por teléfono, o los infinitos correos que no me has contestado. No importa. Yo te quiero incondicionalmente; y ya llegará el momento (desafortunadamente) en que te vuelvas tan adicto y dependiente de la tecnología como nosotros. Lo siento - ese momento llegará.
Mariano, la familia es complicada; ¡y tu tienes muchas! Es posible que a veces te sientas mosca-en-leche. Lo siento, eso no va cambiar. Yo tengo 20 años más que tu y todavía me siento mosca-en-leche con mi familia. Pero no importa. Podemos ser los dos moscas en leche juntos, en la distancia.
Mariano, ¡los amigos son aún más complicados! Eso que uno cree que los elige y tal, entonces que todo es mejor - ay, Sweetiepie, cómo me gustaría decirte que eso es cierto. Pero llegará el momento en que puedas sentarte con la total tranquilidad de saber que en alguna parte del mundo hay un amigo con el que siempre puedes contar. No serán muchos; será (con suerte) uno. Pero será el mejor amigo del universo. Claro que no olvides contarme a mi - en mi siempre podrás contar, y no importa en qué parte del mundo me encuentre o te encuentres, las puertas de mi casa siempre estarán abiertas para ti.
Mariano, los hermanos chiquitos son un desastre. Son desesperantes, son copionetos, son metidos y sapos a veces; quieren hacer todo lo que tu haces, quieren decir todo lo que tu dices... pero son tus hermanos, Mariano, y para ellos, tu eres el héroe. Lástima que crecen, y llega el momento en que no sólo NO eres el héroe, sino que ellos hacen las cosas mejor que tu. Mira a Nini, ya toda crecida. Ahora soy yo la que quiere hacer las cosas como ella, decir todo lo que ella dice. Me gusta ponerme su ropa y vestirme igualita a ella (ella no lo soporta). Pero, ¿sabes qué, Mariano? Tus hermanos serán tus mejores cómplices. Quizá te echen al agua varias veces cuando llegues tarde o cuando cojas el carro sin permiso; pero cuando necesites ayuda, serán los primeros que estarán ahí para darte una mano. Serán quienes te recogerán en el aeropuerto cuando llegues de visita; serán quienes te escucharán quejarte y hablar barbaridades sin reprocharte ni juzgarte; serán también los que te dirán las cosas de frente, sin miedo y sin pelos en la lengua. Esto será complicado a ratos, pero al menos sabes que son las personas que te lo dicen con amor, con cariño y respeto. Son tus hermanos, Marino, y no importa lo que pase, llevan la misma sangre dentro - ¡¡7 de sus alelos son idénticos a los tuyos!!
Mariano, la vida no es fácil. El colegio no es fácil, la universidad no es fácil, los post-grados no son fáciles. Elegir carrera no es fácil, elegir camino de vida no es fácil. Deja que las cosas vengan a ti, deja que la inspiración te llene y te guíe. Y ¡ojalá estudies literatura! No, mentiritas: estudia lo que tu quieras, lo que sientas que te llena; lo que, sin importar para quién o con quién trabajar, te hace levantarte por las mañanas con ganas de seguir, de aprender más, de hacer más. Pero por favor, como favor personal, te pido que termines una carrera profesional. La que tu quieras, pero termínala. Y termínala en 5 años (o 4... o 3 y medio, como yo). Pero qué bobadas estoy diciendo, si yo sé que tu te vas a ir por el camino académico como yo, y vamos a estar compitiendo a ver quién tiene más doctorados. ¡Ja ja! Pero si no es así, si eres un músico poeta bohemio de esos que usan ropa que les queda grande y que huele feo, si eres uno de esos cantantes que ni la mamá oye porque no tiene nada que cantar, si eres uno de esos pintores que pintan con acuarelas porque no hay pa'l óleo... si eres uno de esos artistas que no tienen diplomas, aún así te voy a querer. Aún así serás mi Batiprimo. Sé lo que tu quieras ser. Pero cuando encuentres aquello que quieras ser, asegúrate de ser el mejor. Si vas a ser un bohemio, sé el mejor bohemio, tan bueno que re-definas lo que significa ser bohemio (no tengo ni idea qué significa eso, pero tu me entiendes, ¿cierto?).
Ay, Batiprimo, casi se nos acaba el mundo y creo que ni nos dimos por enterados. Yo creo que yo no le di la mayor importancia porque (creo, valga mi redundancia) que estoy haciendo exactamente lo que quiero hacer con mi vida. Que a los ojos se mi papá esto no sea lo inteligente, bueno... mi papá hace mucho tiempo que no está de acuerdo con mis decisiones. Creo que es en gran parte porque cada decisión grande que tomo me aleja geográficamente más y más de él. Pero yo estoy contenta, estoy zufrieden. Y eso quiero yo para ti, Mariano. Quiero que llegue el fin del mundo y que tu no seas de los que sale corriendo a hacer todas las cosas que no hizo antes, porque, ¿sabes qué? Ya las hiciste. Yo no me sentí con el deseo irreprimible de llamar a mis papás a decirles que los quiero porque, ¿sabes qué? Hablo con ellos casi todos los días. Y te recuerdo que soy una vieja 20 años mayor que tu. Y sí, todavía llamo a mi mamá y a mi papá a contarles cómo estoy, a hacerles consultas, a decirles que los quiero. ¿Cuándo fue la última vez que hablaste con tu papá para recordarle que lo quieres mucho, Mariano?
Cuando se acercaba el fin del mundo, a mi no me tocó salir corriendo a comerme eso que hace rato anhelaba comerme, porque Honey y yo nos damos esos regalos casi todos los días (por eso vivimos sin plata). No me tocó tomar ese último vuelo ni embarcarme a ese último barco para ir a dónde siempre he querido ir, porque estoy exactamente a donde quiero estar. Estoy exactamente con la persona con la que quiero estar. Y todos los días me levanto y agradezco poder tener la vida tan llena que tengo. Claro, hay días feos. Hay días en que la lluvia no ayuda, en los que hace frío, hay días en los que odio este país... pero "este país" puede ser cualquier país, porque un día malo es un día malo y punto.
Eso quiero para ti, Batiprimo: quiero que cuando llegue el fin del mundo, puedas meterte a cine a ver una película (que ojalá no sea malonga) y estar totalmente tranquilo porque has vivido la vida que has querido vivir. Pero, ¡no me malentiendas! Apenas tengo 20 años más que tu, y me faltan miles de cosas por hacer. ¡Miles! Pero ya el momento llegará para hacerlas. Quiero decir, no puedo tener doctorado sin tener maestría. Estoy en ese proceso. No puedo comprar una casa en la playa sin tener plata; estoy en ese proceso también. No puedo tener hijos sin estar casada - bueno, digamos que ese proceso no es enteramente mío, pero ahí vamos.
Y si el fin del mundo llega, Sweetiepie, y tu no has hecho ninguna de las cosas que has querido hacer en tu vida porque no has podido, al menos puedes estar seguro de una cosa que sí has hecho tu, tu solito: Tu haces que mi vida sea mejor. Porque para algunas personas, el sol no es más que un pequeño punto amarillo. Pero para mi, Mariano, tu haces que un punto amarillo sea todo un sol.
I love you. Ich liebe dich. Siempre.
(y aquí tu me respondes)
El sábado pasado casi-ique se acaba el mundo, y yo ni me di por aludida. ¿Tu qué estabas haciendo el sábado 21 de mayo del 2011 a las 6 p.m.? Yo estaba en cine, viéndome una película más bien malonga. Pero nada especial, nada trascendental. A decir verdad, yo no me creí el cuento de que el mundo se iba a acabar; por eso fue que no le paré muchas bolas a la situación. Pero ajá, quién soy yo para decir si algo es o no cierto, ¿cierto? Es decir, el tipito que predijo el Día del Rapto para esta fecha tenía tanta probabilidad de estar en lo cierto como de estar equivocado: 50%-50%. Vaya uno a saber, por esas casualidades de la vida, por esas conspiraciones del universo, que el 50% que le saliera al tipo fuera el 50% de que sí se acaba el mundo...
Pero como el punto es que uno nunca sabe, y que las cosas hay que hacerlas en vida (como tanto le dijo la Madre Edith a Yete), yo aprovecho para decirte muchas cosas que desde hace rato quiero decirte. Pero entre la procrastinación y las malas excusas y la falta de verdaderos motivos, me embolaté con cosas realmente de menos importante y ajá, tocó que me llegara el fin del mundo para por fin sentarme a escribirte.
Querido Batiprimo, aprovecho para decirte muchas cosas que siempre he querido decirte para que cuando nos volvamos a ver las podamos hablar. Porque aunque los dos nos estamos muriendo (es decir, estamos vivos, ¿no? En constante proceso de oxidación...), tenemos (¡espero!) mucha vida por delante.
Tengo 20 años más que tu, lo cual no me hace ni sabia ni poseedora de la verdad absoluta; pero al menos me hace un poquito más recorrida que tu. Entonces aprovecho para decirte...
Tu fuiste, Mariano, y nunca dejarás de ser, lo que le trajo la alegría de vuelta a la familia Chegwin. Tu, Mariano, eres lo mejor que nos ha pasado. Tu nos uniste de nuevo, tu nos recordaste de todas las cosas maravillosas que desde tu perspectiva se encuentran, y nos volviste a unir. Mi hermana, y nuestras primas, y tus hermanos, son todos razones para volvernos a alegrar y volvernos a unir, pero tu, Mariano Chegwin Barbosa, tu fuiste lo que nos recordó cómo es que la vida se vive. Y por eso, siempre voy a estar agradecida contigo.
Pero no creas que todo va a ser así de fácil y color de rosa; porque yo sé que tu crees que yo soy la prima regañona. Y sí, habrá veces en que me tocará ser la brava del paseo para poder asegurarme de que siempre estés bien. Siempre. Porque como Batiprima esa es mi única misión: asegurarme de que tu siempre estés bien.
Pero no creas, habrá momentos en que no estarás bien. Y lo peor de todo es que habrá momentos en que no estarás bien y no podrás hacer nada al respecto. Y quizá, para colmo de males, yo estaré demasiado lejos para darte un batiabrazo, de esos que yo sé que ya a esta edad te dan pena. Mariano, la vida se mide por la cantidad de experiencias vividas, buenas y malas; esas experiencias forman tu carácter, y tu carácter dicta tu destino. Pensarás a veces que nada tiene sentido, que nada es importante, que nada vale la pena. Recuerda en esos momentos que tu eres el sentido de la vida de mucha gente; lo más importante para cierta gente; y lo que más vale la pena para al menos tres personas en el mundo: tu papá, tu mamá, y yo. Para mi, Batiprimo, tu eres un regalo de Dios, sin importar todas las veces en que no me saludas por Skype o por teléfono, o los infinitos correos que no me has contestado. No importa. Yo te quiero incondicionalmente; y ya llegará el momento (desafortunadamente) en que te vuelvas tan adicto y dependiente de la tecnología como nosotros. Lo siento - ese momento llegará.
Mariano, la familia es complicada; ¡y tu tienes muchas! Es posible que a veces te sientas mosca-en-leche. Lo siento, eso no va cambiar. Yo tengo 20 años más que tu y todavía me siento mosca-en-leche con mi familia. Pero no importa. Podemos ser los dos moscas en leche juntos, en la distancia.
Mariano, ¡los amigos son aún más complicados! Eso que uno cree que los elige y tal, entonces que todo es mejor - ay, Sweetiepie, cómo me gustaría decirte que eso es cierto. Pero llegará el momento en que puedas sentarte con la total tranquilidad de saber que en alguna parte del mundo hay un amigo con el que siempre puedes contar. No serán muchos; será (con suerte) uno. Pero será el mejor amigo del universo. Claro que no olvides contarme a mi - en mi siempre podrás contar, y no importa en qué parte del mundo me encuentre o te encuentres, las puertas de mi casa siempre estarán abiertas para ti.
Mariano, los hermanos chiquitos son un desastre. Son desesperantes, son copionetos, son metidos y sapos a veces; quieren hacer todo lo que tu haces, quieren decir todo lo que tu dices... pero son tus hermanos, Mariano, y para ellos, tu eres el héroe. Lástima que crecen, y llega el momento en que no sólo NO eres el héroe, sino que ellos hacen las cosas mejor que tu. Mira a Nini, ya toda crecida. Ahora soy yo la que quiere hacer las cosas como ella, decir todo lo que ella dice. Me gusta ponerme su ropa y vestirme igualita a ella (ella no lo soporta). Pero, ¿sabes qué, Mariano? Tus hermanos serán tus mejores cómplices. Quizá te echen al agua varias veces cuando llegues tarde o cuando cojas el carro sin permiso; pero cuando necesites ayuda, serán los primeros que estarán ahí para darte una mano. Serán quienes te recogerán en el aeropuerto cuando llegues de visita; serán quienes te escucharán quejarte y hablar barbaridades sin reprocharte ni juzgarte; serán también los que te dirán las cosas de frente, sin miedo y sin pelos en la lengua. Esto será complicado a ratos, pero al menos sabes que son las personas que te lo dicen con amor, con cariño y respeto. Son tus hermanos, Marino, y no importa lo que pase, llevan la misma sangre dentro - ¡¡7 de sus alelos son idénticos a los tuyos!!
Mariano, la vida no es fácil. El colegio no es fácil, la universidad no es fácil, los post-grados no son fáciles. Elegir carrera no es fácil, elegir camino de vida no es fácil. Deja que las cosas vengan a ti, deja que la inspiración te llene y te guíe. Y ¡ojalá estudies literatura! No, mentiritas: estudia lo que tu quieras, lo que sientas que te llena; lo que, sin importar para quién o con quién trabajar, te hace levantarte por las mañanas con ganas de seguir, de aprender más, de hacer más. Pero por favor, como favor personal, te pido que termines una carrera profesional. La que tu quieras, pero termínala. Y termínala en 5 años (o 4... o 3 y medio, como yo). Pero qué bobadas estoy diciendo, si yo sé que tu te vas a ir por el camino académico como yo, y vamos a estar compitiendo a ver quién tiene más doctorados. ¡Ja ja! Pero si no es así, si eres un músico poeta bohemio de esos que usan ropa que les queda grande y que huele feo, si eres uno de esos cantantes que ni la mamá oye porque no tiene nada que cantar, si eres uno de esos pintores que pintan con acuarelas porque no hay pa'l óleo... si eres uno de esos artistas que no tienen diplomas, aún así te voy a querer. Aún así serás mi Batiprimo. Sé lo que tu quieras ser. Pero cuando encuentres aquello que quieras ser, asegúrate de ser el mejor. Si vas a ser un bohemio, sé el mejor bohemio, tan bueno que re-definas lo que significa ser bohemio (no tengo ni idea qué significa eso, pero tu me entiendes, ¿cierto?).
Ay, Batiprimo, casi se nos acaba el mundo y creo que ni nos dimos por enterados. Yo creo que yo no le di la mayor importancia porque (creo, valga mi redundancia) que estoy haciendo exactamente lo que quiero hacer con mi vida. Que a los ojos se mi papá esto no sea lo inteligente, bueno... mi papá hace mucho tiempo que no está de acuerdo con mis decisiones. Creo que es en gran parte porque cada decisión grande que tomo me aleja geográficamente más y más de él. Pero yo estoy contenta, estoy zufrieden. Y eso quiero yo para ti, Mariano. Quiero que llegue el fin del mundo y que tu no seas de los que sale corriendo a hacer todas las cosas que no hizo antes, porque, ¿sabes qué? Ya las hiciste. Yo no me sentí con el deseo irreprimible de llamar a mis papás a decirles que los quiero porque, ¿sabes qué? Hablo con ellos casi todos los días. Y te recuerdo que soy una vieja 20 años mayor que tu. Y sí, todavía llamo a mi mamá y a mi papá a contarles cómo estoy, a hacerles consultas, a decirles que los quiero. ¿Cuándo fue la última vez que hablaste con tu papá para recordarle que lo quieres mucho, Mariano?
Cuando se acercaba el fin del mundo, a mi no me tocó salir corriendo a comerme eso que hace rato anhelaba comerme, porque Honey y yo nos damos esos regalos casi todos los días (por eso vivimos sin plata). No me tocó tomar ese último vuelo ni embarcarme a ese último barco para ir a dónde siempre he querido ir, porque estoy exactamente a donde quiero estar. Estoy exactamente con la persona con la que quiero estar. Y todos los días me levanto y agradezco poder tener la vida tan llena que tengo. Claro, hay días feos. Hay días en que la lluvia no ayuda, en los que hace frío, hay días en los que odio este país... pero "este país" puede ser cualquier país, porque un día malo es un día malo y punto.
Eso quiero para ti, Batiprimo: quiero que cuando llegue el fin del mundo, puedas meterte a cine a ver una película (que ojalá no sea malonga) y estar totalmente tranquilo porque has vivido la vida que has querido vivir. Pero, ¡no me malentiendas! Apenas tengo 20 años más que tu, y me faltan miles de cosas por hacer. ¡Miles! Pero ya el momento llegará para hacerlas. Quiero decir, no puedo tener doctorado sin tener maestría. Estoy en ese proceso. No puedo comprar una casa en la playa sin tener plata; estoy en ese proceso también. No puedo tener hijos sin estar casada - bueno, digamos que ese proceso no es enteramente mío, pero ahí vamos.
Y si el fin del mundo llega, Sweetiepie, y tu no has hecho ninguna de las cosas que has querido hacer en tu vida porque no has podido, al menos puedes estar seguro de una cosa que sí has hecho tu, tu solito: Tu haces que mi vida sea mejor. Porque para algunas personas, el sol no es más que un pequeño punto amarillo. Pero para mi, Mariano, tu haces que un punto amarillo sea todo un sol.
I love you. Ich liebe dich. Siempre.
(y aquí tu me respondes)
Seguramente hoy, 22 de junio del año 2011, Mariano no entiende el 99% de lo que le escribes. Menos mal, si lo entendiera sería xq está metiéndole demasiada cabeza a la vida, como tú y como yo...y como el 99% de los adultos.
ResponderBorrarPero un día, cuando ya esté adicto a la tecnología, esperando que internet no sea un medio obsoleto, podrá leer esto y confirmará lo importante que él ha sido para tí. Entenderá que sus hermanos no son los únicos hermanos desesperantes en el mundo, que los mitos sobre el fin del mundo se han repetido una y otra y otra y otra vez, que los hermanos tienen 7 alelos idénticos (¿también en su caso?) y que su batiprima es una dura con las palabras.
En ese momento (re leerá) llorará y se reirá con este escrito, de la misma manera en la que lo hice yo.
Gracias por querer tanto a mi Nano. Si alguien me pregunta ¿Cuál es el mejor regalo que te puede dar en el mundo? Respondería: querer a Mariano. Así que: GRACIAS!!! GRACIAS!!! GRACIAS!!!
Lo tendrás en su primer viaje a Europa y sé que eso para tí es un orgullo y una oportunidad que desde ya estás aprovechando al máximo.
P.D. Con lo que te quiero, me alegra inmensamente que estés en el país que quieres, con el hombre que quieres y haciendo lo que quieres, eso no lo puede decir mucha gente en el planeta. Ah! y dándote los gustos que quieres.