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La Dieta del Amooor

Antes de venir a Europa, me puse a dieta. A dieta de verdad verdad. Con nutricionista, con pastillas, con gimnasio diario y 1 kilómetro nadado adicional, con médico deportólogo, con los balines homeopáticos en la oreja, y con ac-ti-tud. Adicional a eso le añadí visitas a ginecólogo, dermatólogo y médico general para asegurarme que todo saliera bien. Bajé de peso. Bajé fuuuul de peso. No llegué hasta donde yo quería llegar (yo me seguía viendo mondonguitos al ponerme bikini en el vestier de un almacén - ¡por eso no compré el bikini que estaba on sale a 12 Euros!), pero me veía muy linda. Me tocó cogerle a la ropa para que me quedara ajustada bonita, logré comprar ropa una talla más chiquita de lo que generalmente compraba... en general, de verdad fue el sueño vuelto realidad de todas las mujeres del mundo (porque todas nos sentimos gordas).

Pero -

- y es que siempre hay un pero -

- yo no estaba contenta.

Bueno, eso es una mentira. ¡Claro que estaba contenta! Si es que no hay nada más hermoso y sonoro que oír a la gente decir, "Pero, ¡cómo estás de flaca!", y que lo digan en serio. Y es que sí, sí estaba muy flaca. Pero flaca chévere - con curvas, con carne, no huesuda, pero sí flaca chévere.

Pero qué sufrimiento que es ser flaca.

Ese cuento de tener hambre todo el tiempo es un martirio. Y yo que tomé pastillas que dizque me calmaban el hambre - psht, eso es mentira. Yo siempre tuve hambre. Y ese cuento de que hay comidas que te llenan más que otras sin engordarte tanto, y que si comes despacio, y que si si tomas mucha agua antes de y durante la comida, y que si haces ejercicio antes y después de comer, y que sí te tomas el té de noséqué, y que si esto y que si lo otro y que pito que flauta. Una siempre tiene hambre. Siempre. Ahora mismo, por ejemplo, que me acabo de comer una pizza, una coke y un helado de postre, ¡TENGO HAMBRE! Y estoy llena, en serio. Pero qué hago - tengo hambre.

Claro que como sé que he comido, reconozco esa "hambre" como gula o ansiedad. Entonces me río de mi misma, de verdad me tomo un té, y me calmo. Y ya.

Pero durante esos 5 meses de dieta (que a decir verdad fueron necesarios porque me engordé diez kilos encerrada en mi apartamento en Bogotá consumida por la soledad y la tristeza) tenía hambre porque no comía. Y tener hambre es feo.

Y barro porque no todo el mundo tiene que estar a dieta sólo porque TU estés a dieta. Entonces cuando mi desayuno es un huevo pasado por agua con una lasca de queso deslactosado, deshidratado, descalorizado, des-todizado, con un jugo de naranja (lo único rico), y hay gente que desayuna arepehuevo, yo me odio a mi misma y odio mi dieta. Y cuando mi almuerzo es el pedazo de cerdo a la plancha más chiquito del mundo con jugo de naranja, y mi papá almuerza carne en posta con arroz con coco y plátano pícaro, me odio a mi misma y odio mi dieta. Y cuando mi cena es un chuzo de carne SIN el bollo, y mi hermana se come una mazorca desgranada con todo y mi mamá un suculento perro-a-mil, me odio a mi misma y odio mi dieta.

Entonces sí, sí bajé de peso. Pero qué sacrificio tan grande.

Todo eso para llegar a Europa, flaca, y tener cálculos biliares, que terminaron por perforarme la vesícula biliar y tener que ser operada de emergencia sin saber hablar alemán en Alemania con médicos alemanes que no hablaban otro idioma aparte de alemán.

Es decir, ser flaca = tragedia.

Sí es cierto que me he engordado - pero es que si el punto de referencia es lo flaca que llegué, claro que soy una vaca. Pero si punto de referencia es con lo más gorda que he estado (como cuando llegué de Europa en el 98, o cuando regresé de USA), soy el próximo ángel de Victoria y sus secretos. Es que el punto de referencia marca la diferencia.

Según el BMI, estoy bien. Que estoy en el punto alto de ese "bien" es cierto, pero no quiere decir que no esté bien. Que podría bajar más de peso, CLARO. Una siempre puede bajar más de peso. Que lo voy a hacer... ehh... eso es otro tema.

Pero ahora tengo 173 días para verme despampanantemente hermosa, y estoy ayudándome con pizza, coke y helado. Qué gran plan. Saco la excusa de que si sumo todo el consumo de calorías diario no llego a las 2,000. Pero eso no es inteligente - consumir menos de 2,000 calorías diarias pero no cuidar qué es lo que se consume no hace una dieta sana. Además, teniendo en cuenta lo pasiva que soy (es decir, hago TODO lo posible por NO levantarme de la cama), no importa si consumo menos de 500 calorías diarias - cada una de ellas me va a engordar.

Ya sé, ya sé que tengo que incrementar mi actividad física. A veces me bajo una estación de bus ANTES para caminar un poquito más - pero este frío no ayuda, y caminar en la nieve no es divertido. Especialmente no cuando voy tarde a clase... A veces, sobre todo ahora con nieve, intento no ponerme tanta pantaleta térmica a ver si quemo calorías generando calor. Pero yo no me veo más flaca todavía. A veces intento dormir más de la cuenta, porque entre más duerma, menos tiempo paso despierta; entre menos tiempo pase despierta, menos tiempo tengo para tener hambre; entre menos tiempo para tener hambre tenga, menos como; y entre menos coma, menos engordo. ¡YAY! Es el plan perfecto.

No es sano, pero es perfecto.

Yo no me siento gorda - y el vestido que me voy a poner en 173 días me va a quedar igualmente bonito como estoy HOY a como podría estar si bajo 4 o 5 kilos, porque realmente no es más que eso. Pero Honey quiere que baje de peso - así que empiezo La Dieta del Amor. Y no significa que no vaya a haber amor en esta casa, no señor. Significa que voy a hacer la dieta POR amor. Porque él quiere que me ponga bikini en verano, entonces dale. Dale, yo me pongo un bikini en verano.

Y mientras yo hago mi mejor esfuerzo por bajar de peso, él sube y sube y sube. Lo cual me parece increíblemente romántico.

Ambos estamos en La Dieta del Amor. <3

Comentarios

  1. Mi novia tiene el caso opuesto. No sube de peso, nunca ha podido, y cuando lo ha hecho es porque estamos de vacaciones y camina todoooo el día y come cualquier chucheria y es raro verla sufrir por subir de peso cuando es lo opuesto de casi el 99% de las personas...últimamente como que ya se rindió, pero creo que moriría insofacto donde dijera "Uy pero deberias subir de peso, hace el el esfuerzo"..mientras me esta asesinando seguro diría "Y crees que no lo intento cretinazoooo?"

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    1. Con las mujeres lo mejor es evitar ciertos comentarios. Yo le he dicho a Honey, "Si crees que me veo gorda con alguna pinta, dime, 'No te queda bien ese color,' o 'No te pongas rojo hoy.' Así SIEMPRE estás del lado seguro: yo me cambio y no me ofendo por el comentario." Jajajajaja! Pero sí acepto que, de un modo u otro, es un tema peligroso...

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  2. Me alcancé a asustar cuando te referías a la "dieta del amor", menos mal aclaraste que no es que haya MENOS amor, "tutó la niña, tutó... (carita sonrojadita)". Lo del sacrificio con las dietas no es ninguna "nueva noticia", puedes leer cualquier revista filosófica de esas que se llaman Vanidades, Cromos, Buenhogar, Actual or anyother en la que puedes encontrar las biografías de esas niñas divinas para que veas el precio que pagan, OMG. Pero bueno, tu quieres a honey y honey quiere bikini. Se me ocurre que en alguna de las "copas de vino con cerveza" que haremos Gustav y yo, te tendré de regalo un bikini... ¿deal? or ¿dale? Me gustó este escrito, dieta, tema de siempre, "dieta del amor", tema de Natalya.

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    1. Le vas a comprar un bikini a Honey?!?! jajajajaja!!

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