Todo el escándalo de las fotos desnudas de Jennifer Lawrence y otras actrices famosas me ha hecho pensar mucho - pensar en mi reacción frente al asunto, y pensar en la reacción del mundo frente a la situación.
Para ponerlos al día (creo que especialmente a mi mamá y a My Friend): una actriz, pelaita, ganadora de Óscar, ful famosa actualmente, se tomó unas fotos desnuda con su iPhone, y las guardó en su nube privada (el servidor virtual donde todos los que tenemos teléfonos inteligentes y usamos internet guardamos nuestras cosas -a veces hasta sin saberlo). Alguien entonces se metió a su cuenta de manera ilegal (hacked her account), bajó las fotos, y las subió a la nube pública para que todos pudiéramos verlas.
Si eres como mi papá, y como yo (aparentemente), tu primera reacción a este resumen ha sido: más marica ella que se toma fotos empelota. ¿Cierto? A mi nunca me ha pasado eso, y nunca me va a pasar, porque yo no me tomo fotos desnuda. Es más, he empezado a ver memes de otras actrices, medio en burla de la situación, con texto como "ese es mi secreto, chicas: siempre estoy desnuda," o el opuesto, "ese es mi secreto, chicas: nunca tomo fotos desnuda."
Pero entonces la feminista dentro de mi sale al aire y me grita. Me grita ful duro. Me regaña. Me regaña porque una cosa son los deberes y otra cosa son los derechos. Que Jennifer Lawrence, o cualquier otra vieja, tome la decisión de tomarse fotos desnuda es cuestión de ella. Esa es su decisión y, buena o mala, tiene el DERECHO de hacerlo. Tiene el DERECHO de hacerlo porque ella es dueña de su cuerpo y puede hacer -o no hacer- con su cuerpo lo que le plazca. Y si le place tomarse fotos desnuda (y sin usar PhotoShop, por lo que he escuchado), tiene el DERECHO de hacerlo. Ella, como consumidora de un servicio de almacenamiento de datos privado, tiene DERECHO a subir y guardar en su nube privada lo que se le de la gana, porque como tu y como yo, tiene acceso a, derecho de, y permiso para usar esa nube.
Ahora, que haya debido o no hacerlo, eso es otra cosa. La moral es privada y personal, y cada uno decide qué debe y qué no debe hacer. Pero el deber no tiene mucho que ver con el derecho, porque el derecho lo tiene ella. Eso no se puede discutir.
Pero como vivimos en un mundo machista, donde el consumidor tiene acceso a todo tipo de información y no ha aprendido a ser un consumidor de contenidos responsable, nos ponemos bravos con ella - porque cómo se le ocurre tomarse fotos empelota, y peor aún, como se le ocurre dejar que se las quiten. Ah, claro: es culpa de ella. Ella es la única culpable en todo este asunto. Bad, Jennifer, bad girl.
Resulta que no. Resulta que ella es la víctima en todo este asunto, y para nada culpable.
Culpable el hacker que irrumpió en su nube privada y le sacó las fotos - es más, dejemos de decirle "hacker" y llamémoslo por lo que es: el tipo es un ladrón. Es un ladrón que hurtó datos que no le pertenecen y los montó al internet para que el mundo lo viera (vendido al mayor postor, por supuesto). Y el problema de que haya sido una venta al mayor postor presenta el segundo culpable: NOSOTROS, los consumidores. Porque entonces uno ve en Facebook o en Twitter que hay fotos de Jennifer Lawrence desnuda y enseguida va a hacer una búsqueda en Google para verlas (lo mismito que pasó con el video del periodista gringo que un miembro de ISIS descabezó hace unas semanas). Y ahí sí no hay trabajo ni familia ni firewall que valga, porque de que lo encontramos, lo encontramos - así toque irnos hasta la página 20 de la búsqueda en Google, y así toque bajar y aceptar lo que sea.
Yo no lo busqué. Y le pedí a mi esposo que no lo buscara. Y espero que mi familia y amigos no lo hayan buscado. Y espero que tu, lector, no lo hayas buscado. Ninguno de los dos, ni las fotos ni el video. Porque en la medida en que busquemos esas cosas, en la medida en que esas páginas tengan hits y visitas y shares y likes y retweets, entonces el negocio seguirá siendo lucrativo y se seguirá irrumpiendo en la privacidad de la gente, y se seguirán violando sus derecho.
...y se seguirá culpando a la pobre vieja que ejerció su derecho sobre su cuerpo.
En la medida en que la discusión circule alrededor de las fotos de la vieja desnuda, y no del hurto de información virtual privada, estamos ignorando el verdadero problema y dándole importancia a algo que, realmente, no la tiene.
Tenemos que aprender a ser consumidores responsables: porque nosotros somos los que podemos cambiar el mercado. Mira que no te pongo ningún enlace a nada porque no te quiero invitar a que busques nada. Te quiero invitar a que pienses y que decidas QUÉ es lo que quieres consumir. ¿Quieres ver fotos de viejas desnudas, con o sin PhotoShop? Hay FUL páginas de viejas que ejercen su derecho a exponer su cuerpo, y lo hacen voluntariamente. Ve a esas páginas. Apóyalas, incluso, y paga por ver el contenido completo. Pero no te metas con la libertad y el derecho a la privacidad de las personas que no quieren compartir sus fotos, desnudas o no.
La diferencia entre los derechos y los deberes es que los deberes son problema tuyo (o de tu mamá y cómo ella te crió); pero los derechos son tuyos, y es deber del Estado (y de la sociedad) protegerlos. Y esos derechos son tan tuyos, como lo son del Presidente, y como lo son de esta pobre pelá que decidió tomarse fotos desnuda. Más marica ella por tomarse fotos desnuda, sabiendo que vive en una sociedad depredadora que iba a salir corriendo a buscarlas. Tsk tsk tsk.
Para ponerlos al día (creo que especialmente a mi mamá y a My Friend): una actriz, pelaita, ganadora de Óscar, ful famosa actualmente, se tomó unas fotos desnuda con su iPhone, y las guardó en su nube privada (el servidor virtual donde todos los que tenemos teléfonos inteligentes y usamos internet guardamos nuestras cosas -a veces hasta sin saberlo). Alguien entonces se metió a su cuenta de manera ilegal (hacked her account), bajó las fotos, y las subió a la nube pública para que todos pudiéramos verlas.
Si eres como mi papá, y como yo (aparentemente), tu primera reacción a este resumen ha sido: más marica ella que se toma fotos empelota. ¿Cierto? A mi nunca me ha pasado eso, y nunca me va a pasar, porque yo no me tomo fotos desnuda. Es más, he empezado a ver memes de otras actrices, medio en burla de la situación, con texto como "ese es mi secreto, chicas: siempre estoy desnuda," o el opuesto, "ese es mi secreto, chicas: nunca tomo fotos desnuda."
Pero entonces la feminista dentro de mi sale al aire y me grita. Me grita ful duro. Me regaña. Me regaña porque una cosa son los deberes y otra cosa son los derechos. Que Jennifer Lawrence, o cualquier otra vieja, tome la decisión de tomarse fotos desnuda es cuestión de ella. Esa es su decisión y, buena o mala, tiene el DERECHO de hacerlo. Tiene el DERECHO de hacerlo porque ella es dueña de su cuerpo y puede hacer -o no hacer- con su cuerpo lo que le plazca. Y si le place tomarse fotos desnuda (y sin usar PhotoShop, por lo que he escuchado), tiene el DERECHO de hacerlo. Ella, como consumidora de un servicio de almacenamiento de datos privado, tiene DERECHO a subir y guardar en su nube privada lo que se le de la gana, porque como tu y como yo, tiene acceso a, derecho de, y permiso para usar esa nube.
Ahora, que haya debido o no hacerlo, eso es otra cosa. La moral es privada y personal, y cada uno decide qué debe y qué no debe hacer. Pero el deber no tiene mucho que ver con el derecho, porque el derecho lo tiene ella. Eso no se puede discutir.
Pero como vivimos en un mundo machista, donde el consumidor tiene acceso a todo tipo de información y no ha aprendido a ser un consumidor de contenidos responsable, nos ponemos bravos con ella - porque cómo se le ocurre tomarse fotos empelota, y peor aún, como se le ocurre dejar que se las quiten. Ah, claro: es culpa de ella. Ella es la única culpable en todo este asunto. Bad, Jennifer, bad girl.
Resulta que no. Resulta que ella es la víctima en todo este asunto, y para nada culpable.
Culpable el hacker que irrumpió en su nube privada y le sacó las fotos - es más, dejemos de decirle "hacker" y llamémoslo por lo que es: el tipo es un ladrón. Es un ladrón que hurtó datos que no le pertenecen y los montó al internet para que el mundo lo viera (vendido al mayor postor, por supuesto). Y el problema de que haya sido una venta al mayor postor presenta el segundo culpable: NOSOTROS, los consumidores. Porque entonces uno ve en Facebook o en Twitter que hay fotos de Jennifer Lawrence desnuda y enseguida va a hacer una búsqueda en Google para verlas (lo mismito que pasó con el video del periodista gringo que un miembro de ISIS descabezó hace unas semanas). Y ahí sí no hay trabajo ni familia ni firewall que valga, porque de que lo encontramos, lo encontramos - así toque irnos hasta la página 20 de la búsqueda en Google, y así toque bajar y aceptar lo que sea.
Yo no lo busqué. Y le pedí a mi esposo que no lo buscara. Y espero que mi familia y amigos no lo hayan buscado. Y espero que tu, lector, no lo hayas buscado. Ninguno de los dos, ni las fotos ni el video. Porque en la medida en que busquemos esas cosas, en la medida en que esas páginas tengan hits y visitas y shares y likes y retweets, entonces el negocio seguirá siendo lucrativo y se seguirá irrumpiendo en la privacidad de la gente, y se seguirán violando sus derecho.
...y se seguirá culpando a la pobre vieja que ejerció su derecho sobre su cuerpo.
En la medida en que la discusión circule alrededor de las fotos de la vieja desnuda, y no del hurto de información virtual privada, estamos ignorando el verdadero problema y dándole importancia a algo que, realmente, no la tiene.
Tenemos que aprender a ser consumidores responsables: porque nosotros somos los que podemos cambiar el mercado. Mira que no te pongo ningún enlace a nada porque no te quiero invitar a que busques nada. Te quiero invitar a que pienses y que decidas QUÉ es lo que quieres consumir. ¿Quieres ver fotos de viejas desnudas, con o sin PhotoShop? Hay FUL páginas de viejas que ejercen su derecho a exponer su cuerpo, y lo hacen voluntariamente. Ve a esas páginas. Apóyalas, incluso, y paga por ver el contenido completo. Pero no te metas con la libertad y el derecho a la privacidad de las personas que no quieren compartir sus fotos, desnudas o no.
La diferencia entre los derechos y los deberes es que los deberes son problema tuyo (o de tu mamá y cómo ella te crió); pero los derechos son tuyos, y es deber del Estado (y de la sociedad) protegerlos. Y esos derechos son tan tuyos, como lo son del Presidente, y como lo son de esta pobre pelá que decidió tomarse fotos desnuda. Más marica ella por tomarse fotos desnuda, sabiendo que vive en una sociedad depredadora que iba a salir corriendo a buscarlas. Tsk tsk tsk.
Bueno, creo que vale la pena respirar profundo y pensar antes de escribir mi comentario, que entre otras, escojo publicarlo en este espacio al que todos pueden acceder, lo cual evidencia que por mi, el hacker queda desempleado. ¿Cuál es el problema? ¿Las fotos? ¿La desnudez? ¿El hacker? ¿Que EL hacker sea un "el" en vez de "la" hacker? ¿La moral? ¿El derecho? Entendiendo que todo lo anterior puede dar paso a mas de una discusión, yo creo Natalya que el problema de fondo lo expuso magistralmente Milan Kundera en su libro "La insoportable levedad del ser", pienso que el problema es la falta de sentido de vida que hace que mucha gente le haga eco a las fotos, a la desnudez, al hacker o a LA hacker, perdiendo tiempo realmente valioso para identificar como se puede SER feliz y HACER feliz a los otros. Y punto.
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