Durante toda mi vida he pensado - no: he estado totalmente convencida de que el sonido más hermoso del mundo es la voz de mi mamá. Hay mucha gente que está de acuerdo conmigo, tanto que incluso durante una época tuvo su propio programa de radio (bueno, eso es exageración de hija orgullosa: fue locutora del programa pre-grabado de jazz vespertino de la emisora de la Universidad del Norte en Barranquilla). La gente del PEP la recuerda más por sus frases que por su voz: energía y optimismo para un día que apenas comienza, ser mejor para servir mejor, la excelencia no se improvisa, siete minutos y medio...
Pero lo que esa pobre gente no sabe (aquellos que la conocen por la radio o sus PEPs) es que mi mamá me despertó todos los días cantando - a veces era "good morning, good morning, good morning to you. The day is beginning there's so much to do!", y a veces era "en las mañanas Barranquilla despierta, y ¡vamos a tener un gran día! Juntos iremos al calor del sol, sonriéndole siempre a la vida. Quédate con nosotros y grita: ¡voy a tener un gran día hoy!" Y a veces (más veces de las que mi tío Tico quiere saber) la canción era más un mantra: "fuera pereza, no te queremos..."
Pero todas las mañanas, sin falta, mi mamá me cantaba. Viví en casa con ella hasta pasados los 17 años, y todos los días había canción. No es de gratis, entonces, que el sonido más hermoso del mundo fuera su voz.
La forma en que dice mi nombre, o como contesta el teléfono, o como se pone brava - su voz sigue siendo hermosa.
Pero acabo de hacerme un examen para revisar el corazoncito perfecto de #littleBabyHergett y tengo que hacer una confesión. Me da pena hacerla, pero creo que es algo que cualquier mamá (especialmente mi mamá) entenderá.
Después de haber escuchado en altos parlantes el latido acelerado de mi hijo, aún dentro de mi, durante 15 minutos - después de haberlo sentido acelerar y desacelerar mientras se mueve y se acomoda, y sentirlo cómo responde a mi contacto o a mi voz o a mis movimientos... Después de esos mágicos 15 minutos que la tecnología me regaló, debo confesar que el nuevo sonido más hermoso del mundo es el sonido del corazón de mi hijo.
La voz de mi mamá pasa a segundo plano... Pero creo que ella no se va a poner a competir. Seguramente ella también piensa que el nuevo sonido más hermoso del mundo ya no es ni mi corazón latiendo ni el de mi hermana. Ella seguramente también cree que el sonido más hermoso del mundo es el corazoncito latiendo de su primer nieto.
Que fortuna la que tengo de enterarme de mis cualidades ahora de tal manera de poder seguir utilizando la voz con Rolf. Yo me encargo. Me encantó el blog. As usual, me hiciste llorar... Love you a lot.
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