A mi amiga Diana Visbal no le gusta el caldo. Yo amo el caldo. Cada vez que me acuerdo de la frase, Al que no quiere caldo, le dan dos tazas, me acuerdo de ella. Porque yo siempre he pensado, ¿a quién rayos no le gusta el caldo? ¡Uno siempre quiere dos tazas! Pero bueno.
Al que no quiere caldo le dan dos tazas. Ahí no hay nada que explicar, ¿cierto? Ese tipo de dichos me encantan; los de mi papá son más abstractos, como lo que's pa'l perro no se lo come el gato; y los de Honey son todos filosóficos - por lo que me refiero que uno tiene que meterse en semejante interpretación filosófica para entenderlos, como ese que le encanta a él, del cuero se hacen las correas. Todavía no entiendo lo que quiere decir, y ni en contexto logro encontrarle el sentido, pero ajá.
Al que no quiere caldo le dan dos tazas. Eso es como a mi, que me encanta el sol y el calor, y me vine a Alemania, al norte de Alemania, donde no hay ni sol ni calor. Y si sí lo hay, dura muy poquito. Nunca es suficiente.
Llegué en julio - es más, llegué hoy hace 8 meses exactamente. ¡Felices 8 meses en Alemania para mi! Herzlichen Glückwünschen! Llegué en julio, el mes más caliente del año en esta región del país. Claro que 31 de julio realmente es más agosto que julio; y teniendo en cuenta que estuve hospitalizada los primeros 10 días de agosto, y luego estuve 6 semanas en recuperación, realmente pasé el verano encerrada. Por eso es que yo insisto en que el verano aquí es un cuento más de los Hermanos Grimm.
Llevo entonces 8 meses pidiendo sol. Pidiendo sol, solecito. Pero ahora me está saliendo el tiro por la culata, y como que yo soy ahora como Diany y estoy teniendo como demasiado caldo - o, demasiado sol, para no extender demasiado la metáfora.
Fuera de los países que están en el ecuador, el largo de los días y las noches varía en todos los países; entre más arriba (o más abajo) esté uno, más notorio será el cambio. Aquí los solsticios y los equinoccios sí significan algo (no como en Barranquilla, que son sólo palabras raras que uno tiene que aprenderse para el examen de biología). Aquí el cambio de hora (una hora para adelante o una hora para atrás, y siempre, no como Gaviria...) sí sirve.
Lo que pasa es que aquí una (o sea, yo) tiene que aprender a cuidar lo que dice, porque me va a salir la cosa como esa hada madrina que dice, cuidado con lo que deseas, porque se puede volver realidad... Bueno, yo no he hecho más que desear sol, y ahora - ¡BAM! Ahora tengo sol.
Mucho sol.
(Lástima que no venga acompañado de calorcito, pero es que ajá, a caballo regalao...)
Ahora el sol sale alrededor de las 6 a.m., como en mi casa, pero se pone alrededor de las 8 p.m. Eso es una locura. Es un desastre. Yo, que estoy programada para medir mi día por la intensidad del sol, como lo hacía en Barranquilla (localizada a 11° sobre el ecuador), ahora estoy toda confundida, porque ajá: yo miro por la ventana y está el sol de tipo 3 de la tarde, entonces sé que todavía tengo 3 horas más de "horario hábil", y que entonces a eso de las 7 cenamos, y a eso de las 9 nos empezamos a acostar, para a eso de las 10 ya estar dormiditos (sí, como viejitos, ¿y qué?). Pero nooooo. No, mijito, no se deje engañar: porque ese sol de 3 de la tarde aquí es sol de 7 de la noche, entonces pilas a hacer la cena, pilas a empezar la acostada, pilas a terminar el día, porque sino nos llegan las 11 p.m. y ni hemos escrito el Blog ni hemos digerido la cena, y mañana quién me aguanta a mi la quejadera de no haber dormido lo suficiente...
Ahí está Dios pintado, diciéndome, ¡Tome pa' que lleve! (porque Dios es costeño, claro; me lo pinto como Guajiro...). ¿Es que la señorita quería sol, sol, solecito? Pero claro - se le tiene (claro que eso es cachaco, pero Dios es multilingüe y tal), ¡ahora que chupe!
Claro - es que al que no quiere caldo le dan dos tazas. Y no es que yo no quiera caldo, es que no quiero taaaanto. Sol de 6 a 6 sería perfecto. Pero como que me van a dar todo el sol, solecito que he pedido, retrospectivo y retroactivo y tal...
Sip. Tome pa' que lleve...
Al que no quiere caldo le dan dos tazas. Ahí no hay nada que explicar, ¿cierto? Ese tipo de dichos me encantan; los de mi papá son más abstractos, como lo que's pa'l perro no se lo come el gato; y los de Honey son todos filosóficos - por lo que me refiero que uno tiene que meterse en semejante interpretación filosófica para entenderlos, como ese que le encanta a él, del cuero se hacen las correas. Todavía no entiendo lo que quiere decir, y ni en contexto logro encontrarle el sentido, pero ajá.
Al que no quiere caldo le dan dos tazas. Eso es como a mi, que me encanta el sol y el calor, y me vine a Alemania, al norte de Alemania, donde no hay ni sol ni calor. Y si sí lo hay, dura muy poquito. Nunca es suficiente.
Llegué en julio - es más, llegué hoy hace 8 meses exactamente. ¡Felices 8 meses en Alemania para mi! Herzlichen Glückwünschen! Llegué en julio, el mes más caliente del año en esta región del país. Claro que 31 de julio realmente es más agosto que julio; y teniendo en cuenta que estuve hospitalizada los primeros 10 días de agosto, y luego estuve 6 semanas en recuperación, realmente pasé el verano encerrada. Por eso es que yo insisto en que el verano aquí es un cuento más de los Hermanos Grimm.
Llevo entonces 8 meses pidiendo sol. Pidiendo sol, solecito. Pero ahora me está saliendo el tiro por la culata, y como que yo soy ahora como Diany y estoy teniendo como demasiado caldo - o, demasiado sol, para no extender demasiado la metáfora.
Fuera de los países que están en el ecuador, el largo de los días y las noches varía en todos los países; entre más arriba (o más abajo) esté uno, más notorio será el cambio. Aquí los solsticios y los equinoccios sí significan algo (no como en Barranquilla, que son sólo palabras raras que uno tiene que aprenderse para el examen de biología). Aquí el cambio de hora (una hora para adelante o una hora para atrás, y siempre, no como Gaviria...) sí sirve.
Lo que pasa es que aquí una (o sea, yo) tiene que aprender a cuidar lo que dice, porque me va a salir la cosa como esa hada madrina que dice, cuidado con lo que deseas, porque se puede volver realidad... Bueno, yo no he hecho más que desear sol, y ahora - ¡BAM! Ahora tengo sol.
Mucho sol.
(Lástima que no venga acompañado de calorcito, pero es que ajá, a caballo regalao...)
Ahora el sol sale alrededor de las 6 a.m., como en mi casa, pero se pone alrededor de las 8 p.m. Eso es una locura. Es un desastre. Yo, que estoy programada para medir mi día por la intensidad del sol, como lo hacía en Barranquilla (localizada a 11° sobre el ecuador), ahora estoy toda confundida, porque ajá: yo miro por la ventana y está el sol de tipo 3 de la tarde, entonces sé que todavía tengo 3 horas más de "horario hábil", y que entonces a eso de las 7 cenamos, y a eso de las 9 nos empezamos a acostar, para a eso de las 10 ya estar dormiditos (sí, como viejitos, ¿y qué?). Pero nooooo. No, mijito, no se deje engañar: porque ese sol de 3 de la tarde aquí es sol de 7 de la noche, entonces pilas a hacer la cena, pilas a empezar la acostada, pilas a terminar el día, porque sino nos llegan las 11 p.m. y ni hemos escrito el Blog ni hemos digerido la cena, y mañana quién me aguanta a mi la quejadera de no haber dormido lo suficiente...
Ahí está Dios pintado, diciéndome, ¡Tome pa' que lleve! (porque Dios es costeño, claro; me lo pinto como Guajiro...). ¿Es que la señorita quería sol, sol, solecito? Pero claro - se le tiene (claro que eso es cachaco, pero Dios es multilingüe y tal), ¡ahora que chupe!
Claro - es que al que no quiere caldo le dan dos tazas. Y no es que yo no quiera caldo, es que no quiero taaaanto. Sol de 6 a 6 sería perfecto. Pero como que me van a dar todo el sol, solecito que he pedido, retrospectivo y retroactivo y tal...
Sip. Tome pa' que lleve...
si a las 7 te trastorna el sol.. quisiera ver como vas a hacer a las 10 para "dormirte" habiendo sol de 5 de la tarde en barranquilla jajajaja
ResponderBorrarbesos nat!
Caro S