El cambio es necesario. Lo único constante es el cambio, argumentan algunos filósofos, pero ese no es mi punto. Mi punto es que el cambio llevado a cabo de manera consciente y deseosa es necesario. La posibilidad de estancarse es demasiado grande y aterradora. Y no me refiero al cambio sólo por cambiar. No hay nada de malo con esos jeans que te quedan apretaditos y bonitos, y que además son cómodos; no hay que cambiarlos sólo porque hay que cambiar. Pero cuando ya el roto no es sexy sino vergonzoso, hay que cambiar. No hay nada de malo con ese sofá que aguanta la siesta del medio día. Pero cuando el tejido de flores ochenteras ya ni color tiene, y son más los hilos rotos que los cosidos, hay que cambiar.
El cambio es bueno. A mi me encanta. Yo por mi cambiaría anualmente, o con mayor frecuencia. Pero eso ya dice algo de mi inconformidad y mi incapacidad de adaptarme. Yo no soy el modelo a seguir. Pero sí insisto que el cambio es necesario.
En mi época universitaria (frase que me va a tocar modificar, porque a partir del 11 de abril vuelvo a la universidad!!!), lo único constante en mi vida era, en efecto, el cambio. En 4 años me mudé 5 veces, tuve 4 roommates, como 10 cambios de guardarropas, y cambio de color de pelo cada 3 semanas - sin contar las veces que me corté el pelo, que ni me acuerdo cuántas fueron...
En mi época "comercial" (no sé cómo más describir mis 3 años en Bogotá), mi cambio fue bastante limitado por capital, por un lado, porque ni las mudanzas eran fáciles o baratas, ni las coloraciones eran rápidas ni baratas. Eso, y a Honey no le gusto mucho yo con pelo oscuro, entonces mis posibilidades de colores eran rubios... y llegué a ser bastante, bastante rubia. Y me encantó.
Pasando por un momento particularmente difícil de mi vida, decidí cambiar todo: me corté mi hermoso pelo largo por las orejas; me pinté mis hermosos cabellos rubios de negro; y me alisé mis rizos... cambié de guardarropas, cambié de actitud, y hasta quería cambiar de país, pero en Brasil no me contrataron y en China... bueno, no seguí en el proceso porque no quería irme tan lejos. El cambio es importante, pero nadie ha dicho que tiene que ser radical.
El cambio de color de pelo significa mucho para mi. Significa un cambio de actitud, porque una persona es Natalya, La Rubia, y otra muy diferente es Natalya, La Pelinegra. O Pelioscura, por lo menos. Porque siento como si mis "poderes" residieran en mi pelo - o al menos en su color.
Los pasados 8 meses han sido interesantes, retadores, buenos y malos, dulces y amargos. Pero ya. Ya puedo decir ¡Prueba Superada! Ya pasó todo, y ahora comienza una nueva etapa, un nuevo momento.
Y eso requiere una nueva Natalya.
A partir de mañana seré Mokkabraun Natalya. Y estoy segura que lo mejor está apenas por venir.
El cambio es bueno. A mi me encanta. Yo por mi cambiaría anualmente, o con mayor frecuencia. Pero eso ya dice algo de mi inconformidad y mi incapacidad de adaptarme. Yo no soy el modelo a seguir. Pero sí insisto que el cambio es necesario.
En mi época universitaria (frase que me va a tocar modificar, porque a partir del 11 de abril vuelvo a la universidad!!!), lo único constante en mi vida era, en efecto, el cambio. En 4 años me mudé 5 veces, tuve 4 roommates, como 10 cambios de guardarropas, y cambio de color de pelo cada 3 semanas - sin contar las veces que me corté el pelo, que ni me acuerdo cuántas fueron...
En mi época "comercial" (no sé cómo más describir mis 3 años en Bogotá), mi cambio fue bastante limitado por capital, por un lado, porque ni las mudanzas eran fáciles o baratas, ni las coloraciones eran rápidas ni baratas. Eso, y a Honey no le gusto mucho yo con pelo oscuro, entonces mis posibilidades de colores eran rubios... y llegué a ser bastante, bastante rubia. Y me encantó.
Pasando por un momento particularmente difícil de mi vida, decidí cambiar todo: me corté mi hermoso pelo largo por las orejas; me pinté mis hermosos cabellos rubios de negro; y me alisé mis rizos... cambié de guardarropas, cambié de actitud, y hasta quería cambiar de país, pero en Brasil no me contrataron y en China... bueno, no seguí en el proceso porque no quería irme tan lejos. El cambio es importante, pero nadie ha dicho que tiene que ser radical.
El cambio de color de pelo significa mucho para mi. Significa un cambio de actitud, porque una persona es Natalya, La Rubia, y otra muy diferente es Natalya, La Pelinegra. O Pelioscura, por lo menos. Porque siento como si mis "poderes" residieran en mi pelo - o al menos en su color.
Los pasados 8 meses han sido interesantes, retadores, buenos y malos, dulces y amargos. Pero ya. Ya puedo decir ¡Prueba Superada! Ya pasó todo, y ahora comienza una nueva etapa, un nuevo momento.
Y eso requiere una nueva Natalya.
A partir de mañana seré Mokkabraun Natalya. Y estoy segura que lo mejor está apenas por venir.
Mokkabraun Natalya? Igheisent..!!!
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