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Mi obsesión con el primer-mundismo es natural

En los últimos días me he dado cuenta que mi obsesión con el primer-mundismo es natural. Natural, digo yo. Y no me refiero a que sea algo normal, natural, que yo esté obsesionada con este tema; sino que lo que me obsesiona de este tema es la falta de cosas naturales que hay por acá. Igual las hay por allá, la falta de cosas naturales, quiero decir. Pero como allá somos "pobres", pobrecitos nosotros, entonces nos toca sacrificarnos y sufrir comiendo sin conservantes.

Allá somos pobres. Cuando en un pueblo o en una finca llega alguien de visita, se mata una gallina pa' un sancocho. Pobrecitos nosotros. Una gallina sin conservantes, sin preservantes, sin E150 ni Amarillo5. Ni con caldo Maggi, porque como somos pobres, de eso no hay en el pueblo. Se le echa a ese sancocho lo que se pueda: papa (varias de más de 1500 especies de papa que hay en nuestro pobre país), yuca, ñame, plátano maduro, plátano verde, mazorca--y qué se yo. Y aguita pa' que espese ese caldo, no, porque es que somos pobres...

En Alemania se compra la gallina--ya sin piel, ya sin hueso, ya sin las cosas esas de adentro que le gustan a mi papá y a mi abuelita, ya sin nada. Y como lleva congelada vaya a saber uno cuánto tiempo, ya tiene conservantes y preservantes. Se le hecha al agüita el caldo Maggi, porque como la gallina toda peripescuesipericrespa esta ya no tiene es na', ni sazón ni sabor, entonces toca ayudarla con alguito. Se le echa una papa--UNA papa. Porque aquí nada más hay UN tipo de papa. Es que estos alemanes primer-mundistas sí saben lo que es bueno: para qué quiere uno una variedad de más de 1500 tipos de papa, ¿pa' confundirse y no poder escoger? Nein, danke, es mejor un solo tipo de papa. Pa' qué más. No hay yuca, no hay ñame, el plátano importado de Ecuador cuesta un ojo de la cara, y es de los que se dañaron en el camino, y la mazorca viene ya desgranada, con sus respectivos aditivos pa' que no se dañe en la lata.

En Colombia, como somos pobres, no podemos comprar jugos que ya vengan preparados, como los que yo puedo comprar ahora que vivo en un País Primer-Mundista como Alemania. Mi jugo de naranja tiene "al menos 3% concentrado de fruta", y lo dice con un orgullo en la etiqueta que da miedo. Tiene Amarillo5, E150, no-sé-qué, y no-sé-cuánto... Me cuesta 79 céntimos litro-y-medio. Eso es como, qué, ¿como 2 mil pesos? ¿2 mil pesos por 3% concentrado de fruta? Ah, es que yo sí sé lo que es vivir en este país. No como ustedes, pobres colombianos, que les toca exprimir las naranjas arrancadas del palo apenas el día antes; pobres ustedes que no tienen que echarle azuquitar al juguito porque la fructosa satura la lengua; de verdad les tengo lástima, porque ustedes ni siquiera rinden el zumo con agüita... De verdad qué pesar que ustedes no puedan probar mi jugo, que tiene al menos 3% concentrado de fruta. Uf, es que yo sí vivo donde es...

Yo sí soy muy privilegiada en este país primer-mundista, donde un banano, UNO, no un racimo, me cuesta 3 mil pesos; donde solamente hay un tipo de mango, que viene solamente en verano, que pa' colmo es madurado biche, y no hay locuras como esas que hay allá en Colombia de jugo-e-mango, ni en leche ni en agua. Aquí el limon pa' la limonada ya viene exprimido, junto con Verde6 y el mismo E150. Aquí no me toca preocuparme porque se me manche la camisa blanca con el mamón ni con el corozo, porque de eso en este continente no hay. Es que vivir sin preocupaciones sí es muy rico, ¿no?

Acá no hay tráfico en los semáforos porque la gente no está en las esquinas vendiendo galleta griega, mango con limón y sal, arepe'queso... uish, es que ustedes si son es muchos tercer-mundistas, ¿no? Acá somos tan avanzados que cuando tenemos un antojito, nos toca: (1) definir qué es, (2) definir a dónde lo puedo conseguir, (3) definir que sí esté en el presupuesto, (4) definir si el lugar donde lo puedo comprar está en la vía, (5) si todo lo anterior da positivo, entonces dirigirme hacia allá, (6) buscar parqueo pa'l carro y pagar el parqueo; pero como yo no tengo carro, buscar la ruta de bus que me deje relativamente cerca, (7) ir al lugar, (8) buscar lo que quiero, (9) hacer fila para pagarlo, (10) pagarlo, (11) irme del lugar, (12) buscar dónde lo puedo disfrutar, (13) disfrutarlo. En cambio ustedes: (1) bajar ventana, (2) gritar, "Hey, pelao, ¿a cuánto la galleta griega? Nombe no, mejor la rosquita. Nooo, eso está muy caro, mejor dame una de pandeyuca, una de rosquita, y me encimas la galleta griega", (3) pagar lo mismo que el pelao había dicho la primera vez, (4) disfrutarlo. Ahí están ustedes pintados... siempre tan simplistas.

Uish.

Yo me acuerdo cuando en el Puente de la Barra, en la vía Barranquilla-Santa Marta, a mi me tocaba esperar --o sea, ¡esperar!-- a que el señor me hiciera mi coctel de camarón nuevecito. Aquí no nos toca esperar: el coctel de camarón ya viene listo, mezclado y todo, y con la dosis perfecta de E150 y Naranja4. Uy, es que es una delicia. No me hace ni cinco de falta El Primo, que además conoce a mi papá desde hace uf. La señora de la caja me da una leve venia con la cabeza para evitar cualquier posibilidad de conversación. Qué rico que aquí nadie me pregunte por la familia.

En Barranquilla el pan no se puede guardar mucho tiempo porque, como es natural, se daña. Aquí el pan me dura semanas, gracias ese delicioso E150, más la mezcla perfecta de conservantes, preservantes y Blanco9. Es que en Barranquilla nada dura: el hielo se derrite de una. Fijo aquí, con el frío que hace, el raspao de colaconleche me duraría horas; y más, porque fijo aquí la cola traería E150. Yummy.

Mi obsesión con el primer-mundismo es natural, naturalmente. Es que yo me fui de un país pobre, donde me tocaba acompañar mis almuerzos con jugo de corozo, de piña, de maracuyá, de naranja o limonada, porque es lo que hay. Yo me fui de un país donde se muelen los granos de café antes de hacer el tinto. Qué arcaicos. Yo me fui de un país donde yo podía hacer un arroz con coco con dos ingredientes, una taza de arroz y un coco, a otro donde ya viene enlatado, con E150 y Blanco9. (Aclaro: podía hacerlo en el sentido que tenía las materias primas para hacerlo; eso no quiere decir que lo hiciera...) Yo me fui de un país donde las cosas se dañan si no se comen rápido, a uno donde las cosas duran, y duran, y duran... es que aquí la comida es como el conejito de Energizer.

Honey dijo algo brillante hoy, que fue lo que me hizo pensar en mi obsesión natural: Allá, cuando uno se comía una empanada de carne, es posible que la carne fuera de perro. Pero al menos uno sabía que era de perro de verdá verdá, de perro natural. Aquí uno se come una empanada de carne (porque la hace Honey, no porque la encontremos en La Tiendecita de la esquina), y vaya uno a saber qué carne es (nosotros compramos Gemischt Hackfleisch), y qué cantidad de E150 tiene... las últimas salchichas que compramos nos garantizaban que ¡casi el 30% era restos de porcino fresco! Es decir, si el 30% ya son restos de porcino, ¡¿el otro 70% qué rayos es?! Se me hace agua la boca pensando en mi E150.

Pobres ustedes. Cuando mi mamá termine de visitarme este verano, me aseguraré de iniciar el E150-tráfico, pa' que ustedes puedan probar las delicias del primer-mundismo...

Comentarios

  1. jajajajajaj nathieee.. estas "mamada","jodia'" y "fregada" tanto que "estrilaste" para irte... bueno ahi tienes!

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  2. me gustó mucho tu escrito, de verdad que aqui en USA todas las cosas duran un monton tambien, el pan, manzanas, naranjas, y como dice mi papá esa #%^&* química es la que está matando a uno. Muchos saludos. gracias por compartir tus escritos.
    Gerardo Ruiz

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  3. Cierto,cierto... son de esas paradojas
    difíciles de explicar e imposibles de justificar... Y el tercer mundo es tercero
    én lo económico pero primero en alegría... quiza
    por las cosas concretas que dices...
    entiendo tu nostalgia por esta tierra...
    tu tierra...

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  4. Natal... será que debo modificar mi discurso sobre el tercer mundismo y empezar a valor momentos y actitudes que realmente no debemos cambiar...? Estarás equivocada y todo ese "avance" del primer mundismo es "como se debe vivir". ¿Quién sabrá? Help...

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  5. me mandan sentarme delante del ordenador a leer un artículo de una chica colombiana y encuentro un relato que me trae sonrisas a pesar de no ser barranquillera. Muchas gracias por la sonrisa y por escribir tan "naturalmente".

    un saludo de mi parte y otro de la barranquillera que me ha hecho descubrirte, Carolina Severino.

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