Hay un rayito de sol --chiquito, pero intenso-- que cae directamente sobre el cactus que guardo en mi cuarto. Mi cactus es más inteligente que yo, porque en vez de enfocarse en la carrandanga de días grises, lluviosos y nublados que pasa viviendo en Kiel, prefiere centrar toda su atención en este rayito de sol. Mi cactus entiende que que no todo en la vida es blanco y negro. La mayoría de cosas en la vida están cómodamente catalogadas en matices de gris. Hoy, aprovechando el rayito de sol que de seguro no durará mucho (vamos, es Kiel en primavera, después de todo), voy a vivir en matices de gris.
Sí, la mayoría del tiempo el cielo primaveral de Kiel está nublado, gris, lluvioso y triste. Pero debido a toda esa lluvia las flores están hermosas: amarillas, blancas, moradas, azules, rosadas intensas. Es una belleza. A veces son sembradas en surcos matemáticamente calculados, siguiendo la perfecta precisión alemana. Pero a veces son rebeldes y nacen silvestres en los lugares menos esperados. El bulevar (boulevard?) de Schönberger Straβe está chorreado de amarillo; el césped de Berg Straβe está inundado de motas blancas y moradas; los árboles del Heikendorfer Weg empiezan a tener puntitos rosados.
Sí, la mayoría del tiempo el cielo primaveral de Kiel está nublado, gris, lluvioso y triste. Pero eso no detiene a los cisnes, a los patos, a las gaviotas ni a las palomas del Kleiner Kiel de darse baños mañaneros, de disfrutar de la brisa fresca (ya siempre sobre 0°C), de buscar comida en cualquier parte, de caminar por el parque.
Sí, la mayoría del tiempo el cielo primaveral de Kiel está nublado, gris, lluvioso y triste. Pero se oyen risas, se oye gente hablando, se ve gente caminando, en bicicletas. Todavía no se ve gente en las ventanas (creo que esa es una maña costeña), pero oigo movimiento en el edificio.
Sí, la mayoría del tiempo el cielo primaveral de Kiel está nublado, gris, lluvioso y triste. Pero la vida sigue. Y, a veces, el sol sale. Y la vida sigue. Y, a veces, la brisa es calientica y se pueden abrir las ventanas y disfrutar del frische Luft. Y la vida sigue.
Sí, la vida no es todo blanco o negro. La vida se vive en matices de gris. El lío está en tener las ganas (y la madurez) de ver y disfrutar esas matices. Pero cuando se logra, hasta sale el sol.
Sí, la mayoría del tiempo el cielo primaveral de Kiel está nublado, gris, lluvioso y triste. Pero debido a toda esa lluvia las flores están hermosas: amarillas, blancas, moradas, azules, rosadas intensas. Es una belleza. A veces son sembradas en surcos matemáticamente calculados, siguiendo la perfecta precisión alemana. Pero a veces son rebeldes y nacen silvestres en los lugares menos esperados. El bulevar (boulevard?) de Schönberger Straβe está chorreado de amarillo; el césped de Berg Straβe está inundado de motas blancas y moradas; los árboles del Heikendorfer Weg empiezan a tener puntitos rosados.
Sí, la mayoría del tiempo el cielo primaveral de Kiel está nublado, gris, lluvioso y triste. Pero eso no detiene a los cisnes, a los patos, a las gaviotas ni a las palomas del Kleiner Kiel de darse baños mañaneros, de disfrutar de la brisa fresca (ya siempre sobre 0°C), de buscar comida en cualquier parte, de caminar por el parque.
Sí, la mayoría del tiempo el cielo primaveral de Kiel está nublado, gris, lluvioso y triste. Pero se oyen risas, se oye gente hablando, se ve gente caminando, en bicicletas. Todavía no se ve gente en las ventanas (creo que esa es una maña costeña), pero oigo movimiento en el edificio.
Sí, la mayoría del tiempo el cielo primaveral de Kiel está nublado, gris, lluvioso y triste. Pero la vida sigue. Y, a veces, el sol sale. Y la vida sigue. Y, a veces, la brisa es calientica y se pueden abrir las ventanas y disfrutar del frische Luft. Y la vida sigue.
Sí, la vida no es todo blanco o negro. La vida se vive en matices de gris. El lío está en tener las ganas (y la madurez) de ver y disfrutar esas matices. Pero cuando se logra, hasta sale el sol.
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