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Yo me empeloto, tu te empelotas, nosotros nos empelotamos, vosotros os empelotais

Aunque al momento de redacción de este Blog la Real Academia de la Lengua Española, en su 21era edición, no reconoce la palabra empelota en español, yo me permito presentarla para consideración en la 22nda edición:

em-PE-lo-tar, v. - (del español mundano, coloquial, informal, con las pelotas al aire --> en pelotas, convertido en empelotas de acuerdo a la regla gramatical; usado en la costa caribe colombiana en singular y en el interior del país en plural; ambos usos se consideran correctos); verbo reflexivo de conjugación regular. Quitarse la ropa, desnudarse, desvestirse. // adj. sin ropa, sin vestido, desnudo. Usos alternos: Ver al diablo empelota, sentir gran dolor, estar en graves problemas.

Habiendo ya aclarado el término, propongo entonces un nuevo indicador de primer-mundismo: el empelotamiento. Para ser más específica, el empelotamiento público (empelotamiento púbico).

A mi me gusta mi desnudez, lo confieso. Pero me gusta mi desnudez a mi sola, en mi espacio, en privado. No soy de las que anda mostrando las cosas a todo el que se atraviese. Pues sí, cheverita la minifalda, y cheverita la mangasisa y tal... pero tapando lo que importa.

Los europeos tienen algo bien claro: todos tenemos lo mismo, entonces ¿por qué hemos de esconderlo?

Para acceder a una piscina pública en Alemania, se exige que el nadador vaya empeloto a las duchas y se quite la mugredad, la suciedad, antes de ingresar al agua; luego ha de ponerse el traje de baño y volverse a duchar. Sólo cumpliendo con estos requisitos puede el nadador disfrutar de la piscina pública. Al cabo de su ejercicio, está bienvenido a ducharse (no hay ley que rija la limpieza post-natación). Pero el sentido común le dice al nadador que ha de bañarse - y como uno se baña desnudo en su casa para asegurar la limpieza en los recovecos más recónditos del cuerpo, ellos no ven ninguna razón para no hacer lo mismo en los baños públicos.

Me parece muy bien que se limpien. Es más, teniendo en cuenta la versión que tenemos de los europeos (huelen feo, por eso el perfume en exceso; no se depilan las mujeres; no usan desodorante; no se bañan con frecuencia...), me encanta saber, a ciencia cierta, con certeza, por experiencia propia, que sí se bañan. Es más, se limpian, se enjuagan, se restriegan... Y creo que esa es la parte que me incomoda: yo me empeloto y me limpio, y lo hago bien y cuidadosa pero exhaustivamente. Pero lo hago en privado. Yo solita. Sin público. Ellos no: ellos hacen toda su rutina en público, abiertamente, sin pena, sin problemas, sin nada... empelotos.

En defensa de estos europeos, diré que hay baños para hombres y baños para mujeres por aparte (yo, por supuesto, entré al baño de los hombres por accidente... lástima que fue al baño de hombres mayores de 60 años...).

No sé entonces si lo que nos diferencia a los dos mundos es, más allá de la empelotez, el pudor, el recato, la pena, quizás; será que ellos son más abiertos a mostrar lo que tienen porque tienen otras cosas que esconder; será que nosotros nos amarramos la toalla bien apretadita y nos cambiamos encerrados en cuartos de baño individuales porque tenemos secretos que no queremos compartir; será que ellos se sienten complacidos con lo que tienen, o con lo que no tienen; será que nosotros no estamos cómodos con nuestra sexualidad; será que ellos... será que nosotros...

Fuera que se viera nada más en los baños de las piscinas públicas, pero sé también por experiencia propia que la empelotadura se acrecenta en verano. Puede uno en Barcelona, por ejemplo, ver hombres y mujeres entre 15 y 70+ años de edad con las cosas colgando; a veces es un regalo de Dios poder ver las cosas colgando, a veces siente uno que se ha vuelto ciego después de ver eso colgando... pero el punto es que se ve, y nadie está impresionado ni asustado (bueno, se reconoce a los extranjeros por su cara de asombro ante la empelotidad). Así es la vida, así es la cultura.

Pero no es mi cultura. Yo me empeloto, pero en privado.

Y vosotros, ¿cómo os empelotais?

Comentarios

  1. yo ya me he ido acostumbrando al cuento...pero es una de las cosas que mas duro me ha dado. Y valga la aclaracion que no pasa solo en piscinas sino tambien en Gimnacios.
    Como anecdota graciosa, una vez, tambien en piscina publica, me toco un sennor que luego de ducharse en el area de sennores, salio sin nada hasta la piscina donde su mujer le tenia la pantaloneta...mi unico pensamiento fue: y entonces que se ganan con tener areas separadas?
    Aun me sorprende que tu con tanta ida al gimnasio nunca te hayas topado con esta parte de la rutina diaria :)

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